08/08/2025
La historia detrás del imbatible récord que Jonathan Edwards mantiene vigente después de 30 años

Fuente: telam
La tensión previa, la estrategia psicológica y la ejecución perfecta se combinaron para crear una de las gestas más recordadas del deporte
>El 7 de agosto de 1995, el estadio Ullevi en Gotemburgo, El desarrollo de la prueba fue vertiginoso. En su primer intento, Edwards rompió la barrera simbólica de los 18 metros, transformándose en el primer La superioridad de Edwards quedó consolidada con su tercer intento de 17,49 metros, que si bien fue inferior a los dos anteriores, bastó para sellar su dominio y asegurar la medalla dorada.
La magnitud de la marca alcanzada por Edwards se evidenció en la reacción tanto del público como del propio protagonista, que no tardó en mostrar sorpresa y satisfacción tras observar el resultado en la pantalla gigante del estadio. “Pensé que fácilmente podría no ganar”, recordó en declaraciones levantadas por CNN. Y agregó: “Tenía la posibilidad de no ganar, y eso sería un desastre, a pesar de haber saltado tan bien durante todo el año”.En las entrevistas posteriores, transmitió su alegría por haber logrado algo que ningún otro hombre había hecho antes: superar y mejorar la marca histórica del triple salto. Lejos de considerarse una figura poderosa dentro del atletismo, resaltó sus características físicas poco convencionales —piernas delgadas y escasa contextura muscular— como elementos que hacían aún más sorprendente su éxito. Para él, la experiencia de convertirse en el mejor del mundo se tornó excepcional, tanto en términos deportivos como personales.Desde 1995, ningún otro atleta consiguió superar el registro de 18,29 metros, lo que confiere al salto de Edwards un estatus especial dentro del atletismo de élite. En treinta años, la marca se ha convertido en una referencia histórica y, según los especialistas citados por CNN, representa uno de los récords más sólidos de la era moderna.
En términos comparativos, solo dos récords masculinos en pruebas de campo han mostrado una vigencia similar o mayor: el de Mike Powell en salto de longitud (8,95 metros alcanzados en 1991) y el de Javier Sotomayor en salto de altura (2,45 metros logrados en 1993).El propio Edwards atribuye su éxito a una combinación única de velocidad y ligereza, poco habitual en un deporte que, con el paso de los años, ha tendido a priorizar la potencia muscular sobre las cualidades aerodinámicas y la velocidad de carrera.Edwards destacó no solo por su rendimiento deportivo, sino también por la singularidad de su trayectoria personal y motivacional. Su impulso inicial hacia el deporte profesional se cimentó más en convicciones personales que en ambiciones estrictamente deportivas. La fe cristiana jugó un papel decisivo durante sus primeros años, otorgando sentido a su carrera y brindando una perspectiva que le permitió afrontar la presión de la alta competencia desde una dimensión espiritual.
Su expresión más memorable fuera de la pista se produjo en Lille, Francia, en 1995, donde realizó un salto no oficial de 18,43 metros que, si bien superaba su propio récord, fue invalidado por las condiciones de viento. Ese momento, más allá de la validación oficial, representó el cenit técnico de su carrera, y subrayó que alcanzar la perfección en esta disciplina depende de múltiples elementos que rara vez coinciden.
Fuente: telam
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