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22/07/2025

Putin también persigue a la prensa oficialista rusa: la Policía arrestó a 5 personas incluido el director de Baza y registró las oficinas del medio

Fuente: telam

Fuerzas antidisturbios entraron en la redacción y registraron el hogar de Gleb Trifónov, mientras una investigación por filtraciones de información confidencial intensifica el debate sobre la relación entre medios y autoridades

>La redacción de Baza, uno de los canales de Telegram más influyentes de Rusia, se vio sacudida por una operación policial que incluyó la irrupción de fuerzas antidisturbios en el domicilio de su director, Gleb Trifónov, y el arresto de 4 periodistas.

El paradero de Trifónov permanece desconocido, mientras colegas, familiares y abogados intentan, sin éxito, obtener información sobre su situación. El caso, que involucra presuntas filtraciones de información confidencial por parte de agentes de policía, ha encendido las alarmas en el entorno mediático ruso y ha puesto en el centro del debate la relación entre la prensa, las fuerzas de seguridad y el Estado.

Según detalló el propio canal en su plataforma, los registros se extendieron a oficinas ubicadas en las regiones de Krasnodar, Krasnoyarsk y Bélgorod, abarcando así un amplio espectro geográfico. La magnitud del despliegue policial y la participación de efectivos antidisturbios subrayan la gravedad con la que las autoridades rusas abordan el caso.

Poco después de los registros, el Comité de Instrucción de Rusia anunció la apertura de un caso por abuso de poder contra agentes de policía acusados de filtrar información confidencial a Baza. Esta decisión marca un giro en la investigación, ya que no solo se investiga al medio receptor de la información, sino también a los funcionarios encargados de protegerla.

Según informó EFE, la investigación se centra en determinar el alcance de las filtraciones y la posible connivencia entre periodistas y agentes estatales.

Algunas plataformas independientes han vinculado a Baza con estructuras estatales, aunque el canal mantiene que su información proviene de usuarios anónimos, a quienes recompensa económicamente por sus aportes. Esta práctica, que implica la compra de datos confidenciales, ha sido objeto de controversia y ha generado tensiones con las autoridades.

Según la agencia TASS, las fuerzas de seguridad confiscaron material que “corroboraba que el medio compraba información para su posterior publicación”, lo que añade un elemento clave a la investigación y refuerza la hipótesis de que el canal habría construido parte de su reputación a partir de filtraciones remuneradas.

Según relató el propio medio, los registros se realizaron de forma violenta y los agentes hicieron uso de la fuerza contra los empleados de la empresa. Esta secuencia de acontecimientos sugiere una intensificación de la presión estatal sobre los medios que difunden información considerada sensible o confidencial.

La reacción de la comunidad periodística no se hizo esperar.

El modus operandi de Baza ha sido objeto de debate tanto dentro como fuera de Rusia. El canal, que se ha consolidado como uno de los más populares en la red social Telegram, basa su modelo en la recepción de información de usuarios anónimos, a quienes ofrece recompensas monetarias. Esta dinámica, según han señalado diversas fuentes, plantea interrogantes sobre la ética periodística y la legalidad de la obtención de datos confidenciales.

La agencia TASS informó que durante los registros, las fuerzas de seguridad incautaron documentos y dispositivos electrónicos que demostrarían la existencia de pagos a informantes, lo que podría constituir una violación de la ley rusa sobre secretos de Estado y protección de datos.

La falta de información oficial sobre su paradero alimenta las sospechas de que podría encontrarse bajo custodia policial o en un centro de detención, aunque hasta el momento las autoridades no han emitido ningún comunicado al respecto.

El contexto en el que se produce esta operación es especialmente delicado. En los últimos años, el gobierno ruso ha endurecido las medidas de control sobre los medios de comunicación y ha incrementado la vigilancia sobre las plataformas digitales. La popularidad de Baza y su capacidad para difundir información sensible han convertido al canal en un objetivo prioritario para las autoridades. Según EFE, la investigación abierta por el Comité de Instrucción busca no solo identificar a los responsables de las filtraciones, sino también establecer si existió una red de complicidad entre periodistas y funcionarios públicos.

El caso ha suscitado preocupación entre organizaciones internacionales de derechos humanos y libertad de prensa, que ven en estos hechos una amenaza a la libertad de expresión y al derecho de la sociedad a recibir información veraz y oportuna.

Fuente: telam

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