12/08/2025
Una travesía de cuatro siglos: proyectan una nave gigante para viajar a otro sistema solar

Fuente: telam
Un concurso internacional premió el boceto de Chrysalis, con capacidad de albergar a 2400 personas. El destino final sería un curioso exoplaneta
>En un futuro que todavía parece sacado de una novela de ciencia ficción, el ser humano podría embarcarse en una travesía colosal: un viaje interestelar de cuatro siglos rumbo a Próxima Centauri b, el Esta odisea no se realizaría a bordo de una nave común, sino dentro de una gigantesca estructura cilíndrica bautizada como Chrysalis, capaz de albergar entre 1500 y 2400 personas que vivirían, nacerían y morirían a bordo durante múltiples generaciones.
Chrysalis es la propuesta ganadora del concurso Project Hyperion, organizado por la Iniciativa para Estudios Interestelares (i4is), que buscó ideas innovadoras para diseñar naves generacionales.La nave tiene unas dimensiones asombrosas: mide 58 kilómetros de largo, el equivalente a más de 550 campos de fútbol, y su masa total se aproxima a 2.400 millones de toneladas métricas, una cifra que supera la masa de 369 Grandes Pirámides de Giza.
La velocidad que Chrysalis debería alcanzar para completar el viaje en alrededor de 400 años es aproximadamente el 1,07 % de la velocidad de la luz, unas 17 veces más rápido que la sonda Parker de la NASA, actualmente el vehículo más veloz construido por el ser humano.
Para lograrlo, la nave usaría un motor de fusión directa alimentado con isótopos de helio-3 y deuterio, tecnología que aún permanece en etapa conceptual y que representa un salto tecnológico fundamental para la exploración interestelar.Vivir en Chrysalis implicaría habitar una ciudad espacial autosuficiente que giraría constantemente para generar gravedad artificial. Su interior se organizaría en niveles modulares concéntricos con funciones especializadas.La siguiente capa contendría los espacios comunitarios: parques, escuelas, hospitales y bibliotecas, conformando el corazón de la vida social. Más allá, se ubicarían las zonas residenciales y, en las capas exteriores, las industrias, talleres y almacenes, muchos de los cuales funcionarían con la ayuda de robots para maximizar la eficiencia y reducir riesgos humanos.
La gobernanza de esta ciudad interestelar combinaría liderazgo humano con sistemas de inteligencia artificial. Esta colaboración facilitaría la resiliencia del sistema social y garantizaría la transferencia del conocimiento a lo largo de las generaciones, un aspecto fundamental para evitar la pérdida cultural o tecnológica tras cuatro siglos de viaje. Los nacimientos y el crecimiento poblacional estarían cuidadosamente planificados para mantener un equilibrio sostenible y evitar tensiones por recursos limitados.
La preparación para embarcar en Chrysalis incluiría vivir entre 70 y 80 años en un entorno aislado en la Antártida, simulando las condiciones de confinamiento espacial. Este entrenamiento psicológico y social busca garantizar que las primeras generaciones se adapten al largo aislamiento y a las particularidades de la vida en la nave.El concurso Project Hyperion, lanzado en noviembre de 2024 y premiado en julio de 2025, reunió cientos de equipos internacionales, cada uno con arquitectos, ingenieros y científicos sociales. La convocatoria exigió demostrar cómo mantener a más de mil personas durante siglos en una nave que proporcione gravedad artificial, soporte vital robusto y mecanismos para preservar cultura y conocimiento.Sin embargo, más allá del asombro que produce la ingeniería y la logística de mantener una civilización autosuficiente por cuatro siglos en el espacio, Chrysalis despierta cuestionamientos profundos sobre el destino de la humanidad.
¿Es esta propuesta una aventura hacia lo desconocido o una huida desesperada de un planeta que hemos agotado? ¿Hasta qué punto es prudente confiar el futuro de generaciones enteras a algoritmos y sistemas de inteligencia artificial? ¿Qué tipo de sociedad podremos formar en un mundo alienígena, después de siglos confinados a una nave?Es inevitable también traer a la reflexión una verdad contundente: después de décadas explorando nuestro vecindario cósmico, no se ha hallado nada comparable a la extraordinaria riqueza de vida y posibilidades que ofrece la Tierra. Antes de embarcarnos en viajes de cuatro siglos, tal vez el desafío más urgente sea cuidar y preservar el único hogar que se sabe que funciona.
Fuente: telam
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