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04/08/2025

Detectaron moléculas orgánicas alrededor de una joven estrella: su relación con el origen de la vida

Fuente: telam

Un equipo internacional reportó la presencia de 17 compuestos a unos 1300 años luz de la Tierra. El hallazgo incluye sustancias vinculadas a procesos biológicos, observadas en el disco de gas y polvo donde se forman nuevos planetas

>Un hallazgo reciente sacudió el campo de la astroquímica. Un grupo de La protagonista de este descubrimiento es V883 Orionis, una joven protoestrella en plena formación planetaria, ubicada a unos 1300 años luz de la Tierra, en la constelación de Orión.

Lo que hace a este sistema particularmente interesante es su estado de desarrollo. Con apenas medio millón de años, V883 Orionis se encuentra en una fase intensa de acumulación de masa, aún sin encender la fusión nuclear en su núcleo, pero emitiendo fuertes ráfagas de radiación que calientan el disco de gas y polvo que la rodea. Este entorno permite observar compuestos que habitualmente permanecen ocultos.

El equipo liderado por el astrónomo Abubakar Fadul, del Instituto Max Planck de Astronomía (MPIA), que Entre los compuestos identificados destacan el etilenglicol y el glicolonitrilo, que fueron detectados por primera vez en un disco protoplanetario. Estas moléculas son precursoras de sustancias esenciales como aminoácidos y nucleobases. En palabras de Fadul, “nuestro hallazgo apunta a una línea recta de enriquecimiento químico y creciente complejidad entre las nubes interestelares y los sistemas planetarios completamente evolucionados”.

Los astrónomos habían sostenido durante décadas la hipótesis del “escenario de reinicio”, según el cual, tras la formación de una estrella, la intensa radiación y las explosiones de gas destruirían las moléculas complejas formadas en fases anteriores. Por esa razón, se creía que esos compuestos tendrían que reconstruirse desde cero durante la formación de cometas, planetas y asteroides. Pero ahora, esa visión comenzó a cambiar. Kamber Schwarz, coautor del estudio, fue categórico: “ahora parece que ocurre lo contrario”.

Según el nuevo modelo que se abre paso, esas moléculas complejas se forman incluso antes del disco protoplanetario y logran sobrevivir a la transición hacia las etapas siguientes del sistema estelar. Esto implica que la complejidad química no es un fenómeno raro ni tardío, sino que forma parte del propio proceso de evolución estelar. El período entre la fase protoestelar energética y la consolidación del disco sería demasiado breve para sintetizar esas moléculas desde cero en cantidades detectables. En ese contexto, heredar las moléculas ya formadas aparece como la explicación más razonable.

Uno de los puntos más fascinantes del descubrimiento radica en los mecanismos de formación y liberación de estas sustancias. Las moléculas orgánicas complejas suelen originarse en condiciones de frío extremo, sobre granos de polvo cubiertos de hielo. Estos granos luego se agrupan y dan origen a cuerpos más grandes como planetas y cometas. Pero el hielo las esconde, por lo que es difícil detectar su presencia sin un proceso de calentamiento que las vuelva visibles.

Cuando una estrella como V883 Orionis atraviesa una fase de intensa acumulación de masa, emite radiación suficiente para elevar la temperatura de las regiones externas de su disco. Eso derrite el hielo y permite que los compuestos escapen al espacio, donde pueden ser captados mediante espectroscopía.

El hecho de que estas moléculas se formen y se conserven en etapas tan tempranas implica que las semillas químicas de la vida podrían no ser una rareza terrestre, sino una posibilidad común del universo. El hallazgo de etilenglicol y glicolonitrilo en un entorno tan joven indica que los ingredientes necesarios para la vida podrían haber estado disponibles antes incluso de que los planetas existieran como tales.

En el Sistema Solar, las pruebas de esta hipótesis se encuentran en meteoritos y cometas. Esos cuerpos contienen azúcares, aminoácidos y bases nitrogenadas que también componen el ADN y el ARN. Viajaron durante millones de años y terminaron impactando sobre planetas jóvenes, incluyendo la Tierra. La posibilidad de que algo similar haya ocurrido en otras partes del cosmos refuerza la idea de una química prebiótica común, distribuida por procesos cósmicos de amplio alcance.

En el año 2016, ALMA ya había sido protagonista de otra revelación importante al descubrir la línea de nieve de agua en este mismo sistema estelar. Ahora, con esta nueva serie de datos, el radiotelescopio volvió a ubicarse en el centro de una investigación que no solo apunta a comprender cómo se forman los planetas, sino también cómo podría surgir la vida.

Fuente: telam

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