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17/05/2025

Los ojos de Alejandra Fenochio y la mirada de lo urgente, en el Bellas Artes

Fuente: telam

La artista porteña presenta la muestra “Ahora”, una serie de pinturas realizadas desde 2001 que ponen el foco en la realidad social de las calles porteñas, un paisaje urbano no siempre cómodo para visibilizar

>“Las personas que viven en la calle nunca son anónimas. Son su familia, sus vecinos, sus amigos artistas”, dijo Ana Longoni, curadora junto a Carlos Herrera, de la muestra pictórica Ahora, que presenta obras que Alejandro Fenocchio realizó desde 2001, en el segundo piso del Museo Nacional de Bellas Artes.

Ese devenir constante de humanidades genera que lo que sucede allí solo sea registrado por aquellos que se detienen para observar y en eso, la artista, se destaca al componer de manera sensible un estado de crueldad.

Hay en las piezas una constelación de miradas perturbadoras, el temor y la angustia, la desconfianza y el vacío. En esos ojos abismales que refulgen se encuentra el corazón de cada obra, ya que de esos puntos se desprende las emociones y la escenografía que los rodean.

Algunos protagonistas observan de frente al espectador, atestiguan su existencia, otros se evaden hacia distintas direcciones o, incluso, lucen perdidos, ensimismados. En los ojos que representa Fennochio están los suyos propios.

Fisuras, les dicen. Una palabra que en sí define a una grieta, una ruptura en un espacio físico, y que tuvo, sincrónicamente, un cambio léxico-semántico. Ya no es en sí esa rotura, sino los rotos, las personas que, ante la descomposición social, se vieron obligadas a ocupar el espacio público.

La práctica no es nueva. A finales del XIX, aquellos que no tenían hogar dormían en los caños pluviales de la empresa francesa A-Torrant, y popularmente se los llamó “atorrantes”, como también “irse a los caños” era estar en la quiebra económica. Pero en fisura hay una descripción aún más cruel, porque se invisibilizan las razones, se omite la variable causa-consecuencia, para operar sobre los sujetos. Estos fisuras, parece, no es que no tienen donde dormir, sino que toman el territorio que no les pertenece por motu propio y, en ese acto, tienen la osadía de desenmascarar la destrucción de un tejido social que no sería tal y, por ende, deben ser borrados del paisaje.

El título de la exhibición no podría ser más oportuno y, en tiempos de muestras, en museos y galerías, sobregiradas en otras agendas sociales, el gesto de evidenciar la emergencia de un hoy, urgente, de ahora, es una señal de que el arte tiene aún, ahora, posee el poder de seguir generando sentidos, miradas, no solo desde lo conceptual sino también como objeto comunicacional, como elemento integrador de una sociedad.

Desde lo curatorial, la muestra está comprendida por cuatro espacios; tres de ellos dialogan sobre el pasillo que da acceso a la sala principal que se encuentra a oscuras y que está compuesta por grandes pinturas callejeras nocturnas que previamente fueron exhibidas en un lugar nada convencional: el puente transbordador Nicolás Avellaneda, que une La Boca con la Isla Maciel.

En esa sala, la casi oscuridad se ve interrumpida por fogonazos lumínicos, como el que se produce cuando los faros de un auto o un colectivo, de golpe, se encuentran con las retinas en las calles. Un instante enceguecedor, como metáfora de esta invisibilidad de los no-lugares, pero que al desaparecer desvelan que el paisaje urba-humano está allí.

Hay también una gran presencia de perros, enojados algunos en la lucha por la comida, compañeros otros de las personas que descansan en veredas, algunos que corretean como custodios junto al carrito de un cartero, la mayoría sin raza reconocible o raza argentina callejera.

En el pasillo previo a la sala principal pueden observarse una serie de retratos coloridos, desnudeces rodeadas por la naturaleza, como pequeños cuadros florales y frutales; también una serie de pinturas en pequeño formato que temáticamente dialogan con la serie principal y, sobre uno de los costados, la serie de las “Naipas”.

En estas, la artista propone un juego de cartas feminista que creó durante 2016, mientras cuidaba a su padre hospitalizado. Estas naipas, impresas por primera vez para la muestra, representan una política feminista del cuidado y la creación en el tiempo disponible.

Fenochio se formó en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón y como discípula de grandes referentes como Luis Felipe Noé, desarrolló su carrera entre la escena artística del under porteño de los 80 y la colaboración en proyectos de arte político junto a figuras como León Ferrari y colectivos como el grupo Etcétera. Desde su casa-taller en La Boca, donde vive desde hace 30 años, consolidó un enfoque en el que la práctica artística se enlaza con un fuerte compromiso social y comunitario.

*“Ahora”, de Alejandra Fenochio hasta el 8 de junio, en el MNBA, Av. del Libertador 1473. De martes a viernes, de 11 a 19:30, y sábados y domingos, de 10 a 19:30. Entrada gratuita, pero se puede contribuir de manera voluntaria para su mantenimiento con un dispositivo de autogestión ubicado en el hall de acceso. También se puede visitar, las temporarias Fotos: Gentileza MNBA

Fuente: telam

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