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31/03/2025

Se formó en Independiente, River y Boca, viajó con 15 años a firmar con Real Madrid, pero un problema truncó su sueño: “Todo lo que pasó, lo perdoné”

Fuente: telam

Lucas Patanelli supo cargar con el mote de “nuevo Messi” cuando era adolescente. Fue tapa de los diarios del mundo, pero su llegada al Merengue se diluyó y hoy da batalla en el ascenso argentino

>“Lucas, vení rápido para casa hoy que tenemos que hablar de algo”. La voz en el teléfono del otro lado es la de su papá, Marcelo. El pibito que juega en inferiores de River Plate está a punto de conocer que su vida cambiará en un abrir y cerrar de ojos. De un plumazo. Lucas Patanelli hoy es un adulto que pelea por su lugar en el fútbol profesional, pero hace más de una década fue una de las joyas que el fútbol europeo quiso captar. El Real Madrid llamó a su puerta, lo llevó a España e intentó hacerle un contrato, pero los ribetes de la vida, la burocracia y los propios rincones del negocio de la redonda bloquearon aquella chance. Y lo pusieron cara a cara con un sinuoso camino de superación.

“Habían visto videos, habían preguntado en River. Era un chico con 14 años recién cumplidos, era un proyecto a ver qué pasaba y a ellos les interesaba. Nos llevaron a toda la familia para conocer, para hablar más en concreto y nos recibieron muy bien. Fue todo rápido, porque llegamos y al segundo día nos llevaron a la Ciudad Deportiva y nos recibió el director deportivo. Nos sentaron a mí, a mis viejos y a mi hermano contándonos que les interesaba sumarme a la cantera, pero había que arreglar un montón de cosas antes”, recuerda hoy. En un par de días, la maquinaria del fútbol comenzó a deglutir su adolescencia.

En el medio de esta tormenta de sensaciones, los Patanelli completos se embarcaron. Volvieron a Argentina y empezaron a organizar todo para iniciar una nueva vida en el Viejo Continente: “Nosotros teníamos que dejar nuestra casa, teníamos que ver la situación del trabajo de mi papá, de mi mamá y ellos brindaban todas soluciones en cuanto a lo que sería el trabajo, la vivienda, los años de contrato, porque iba a ser con un contrato”. Su mamá, Estela, olió en la inmediatez que algo podía fallar e hizo lo que Lucas define hoy como un “acto de rebeldía”: “Yo recién arrancaba secundaria y le dijo a mi papá yo lo voy a anotar igual por las dudas, por si llega a pasar algo. No quiero que pierda un año de colegio”.

Así de rápido como germinó la semilla; así de rápido se esfumó el castillo de naipes: “Llamaron desde el club un día diciendo que teníamos que esperar, que todo se había pausado porque habían recibido una sanción de la FIFA por malos fichajes en las inferiores”. Aquella investigación de la FIFA afectó al Merengue, pero también a otras potencias europeas para el 2015. Y Lucas pasó de ser casi parte de las inferiores madridistas a estar sin club...

El chiquito promesa ni siquiera tenía dónde jugar y su padre le pidió al Bocha Batista, hoy DT del seleccionado venezolano y por entonces en las inferiores de Argentinos, si podía probarlo. Patanelli se unió a entrenar en el Bicho, pero los fichajes estaban cerrados. “Me entrené hasta fin de año. La idea era fichar en Argentinos Juniors, pero cuando llegó diciembre lo llamó a mi papá una persona que trabajaba en Independiente y le ofreció un convenio para que yo pueda empezar a jugar ahí“. Allí se desató el capítulo más mediático de esta historia. El niño portada de los diarios del mundo. El nuevo Messi. Uno más...

“Arreglo con Independiente, que me daba el colegio y facilidades para que pueda ir al día a día. Pero el tema es que se destraba lo de Europa y nos llama un intermediario para preguntar cuál era mi situación, si estaba con un contrato, si el club estaba dispuesto a largarme”, recuerda. Su historia, en ese instante, era narrada desde el diario deportivo argentino Olé o el canal TyC Sports a los españoles Marca y As, quienes lo catalogaban “el próximo Messi”. Un detalle es que en la entrevista que Marca le hizo en octubre del 2015 se destaca que el club de Madrid “últimamente ha fichado jóvenes estrellas del futuro” como Marco Asensio, Federico Valverde y Martin Odegaard.

Ese día que empieza a explotar todo, se transforma en una bola de nieve, ¿y aparece la psicóloga?

¿En qué notas hoy que tenías ansiedad?

Es lógico porque todo el mundo me preguntaba. Yo tenía poca información, lo poco que sabía era lo que tocaba de oído, porque sabía que lo estaba manejando el club con otras personas, con un intermediario del Real. Yo siempre me mantuve al margen y también me mantuvieron al margen en mi familia. Igualmente así y todo, yo lo veo a la distancia, y sí, tenía ansiedad, estaba todo el tiempo preguntando qué iba a pasar. Creo que el contexto me llevaba a que todo el tiempo estaba expectante a ver alguna novedad de los diarios. Me acuerdo que usaba mucho las redes sociales, a ver si había alguna novedad. Nadie nos fue claro en su momento de lo que estaba pasando. Entonces... Tampoco sé lo que pasó.

Sí, la verdad que en gran parte es gracias a ellos que siempre, dentro de toda la locura, me criaron en un ambiente sano, en ningún momento me hicieron creer una película que no era.

No eras la carta de salvación de la familia, no tenías esa presión...

Mientras los flashes estaban encendidos, la carrera juvenil de Lucas se enredaba sin que nadie se pusiera a desatar ese nudo. “Lo que siempre recuerdo es que a mis papás le dijeron ‘tu hijo está en nuestra carpeta, nos interesaría traerlo ahora que podemos’. Y a partir de ahí empezó una negociación con Independiente, porque yo estaba ligado mediante el fichaje de AFA con Independiente y ahí viajaron de allá para poder hacer una negociación. Eso del precontrato que aparece y siempre se dijo “el chico con un precontrato”, era un papel que decía que el único que estaba habilitado para charlar sobre mis condiciones era el Real Madrid. Eso es lo que se firmó entre partes para que no se meta ningún club en el medio, digamos >Todavía hoy no sabe con claridad por qué aquella chance del Merengue se dinamitó. Tampoco sabe cuándo pasó. Un día debió tomar la decisión de enterrar la esperanza, la expectativa. El adolescente estelar, ahora debía cargar con las miradas prejuiciosas de aquellos que pensaban que era una estrella fugaz. “Nunca supe que se cayó. Quedó flotando y uno lo da por finalizado al pasar el tiempo y ver que seguía con una vida normal y continuaba con mi carrera como cualquier otro chico”. En un abrir y cerrar de ojos otra vez su vida iba a dar un giro.

Sí, las sentí y las supe llevar con el tiempo. En algún momento, cuando las cosas salen mal, también te van a criticar. En mi caso me estaban criticando por algo que no era un chico jugando adentro de la cancha, sino que era una situación totalmente extra futbolística de clubes con intereses y nada más. A mí se me criticó mucho o se me despreció mucho sin conocerme, sin preguntar, sin saber bien mi caso. Me quedaron muchas cosas en el tiempo cuando fue pasando. Y una de las cosas fue la expectativa, la ilusión de un chico de 14, 15 años, que se le decían muchas cosas y que de la nada parecía que todo había quedado atrás. Y quedó también una ilusión perdida ahí en el tiempo, donde yo tuve que sanar, donde tuve que trabajar mucho para entender que yo quizás era un producto, digamos, que se estaba exponiendo a la venta y nada más. Y que ahora mi situación era seguir con mi vida totalmente normal y continuar mi carrera como cualquier otro jugador de fútbol.

Lo que hoy es una historia de un par de párrafos, para Lucas fueron un par de años. Mientras su deseo se debatía en un cuarto con directivos de traje, se le escapaban los caminos más importantes de la antesala a la vida profesional. Empezó a alternar, a ser suplente o a no jugar. El Rojo “hizo todo lo posible” por retenerlo, no querían dejarlo ir porque veían potencial, pero él quería tener minutos y presionó para irse a la 5ª de Boca Juniors por un llamado de Claudio Vivas; entonces ex coordinador de Avellaneda devenido en líder de las juveniles xeneizes.

Pasaste de que no te dejen ir al Real Madrid por plata a llevarte el pase libre...

Eso en un tramo de dos años...

¿Ahí también fue un cachetazo?

Patanelli entró en la licuadora del fútbol sin tener una raíz firme en las juveniles de un club que le permitieran tener respaldo. Con la mirada hostil de lo que pudo ser y no fue. El territorio límite que marca que apenas 1 o 2 por ciento de los jugadores de inferiores termina convirtiendo al fútbol en su trabajo. Pasó de ser la gema que quería el Real Madrid a no tener una red en la caída. Sólo su mentalidad. El fin de las inferiores.

“Tenía que pegar la vuelta y chau. Buscar un club acá y empezar a ver qué iba a hacer, porque en mi casa era ‘si no vas a jugar al fútbol, estudiá‘. No hay una segunda opción o una tercera opción. Apareció un equipo de Ucrania mientras yo estaba en Grecia”, explica. Fue de pretemporada a Turquía con el Karpaty Lviv. “Uno a veces habla solo de lo malo del fútbol. Y hay un montón de cosas lindas y buenas que te pueden pasar. Gracias al fútbol conocí Grecia, conocí Turquía y encima el equipo este ucraniano nos llevó de pretemporada 15 días en un hotel que era el Titanic Resort. Una locura. Le sacaba fotos hasta a los baños. Esas son las cosas lindas también que a mí me quedan como recuerdos, experiencias de un chico que hace un montón de años decían que iba a jugar para el Real Madrid, que al final terminó yéndose libre de Independiente, que luego estaba en cuarentena y no sabía si iba a seguir jugando al fútbol”.

El conflicto bélico, que estalló cuando él estaba de vacaciones en Argentina y que aún hoy continúa latente en esa zona hasta estos días, decantó en que la FIFA lo liberara para buscar otro club ante la suspensión de todas las actividades en territorio ucraniano. Se sumó a All Boys con la temporada 2021/22 empezada y una fractura del quinto metatarsiano a los pocos días de unirse al plantel lo relegó. La falta de espacio lo empujó otra vez al exterior: firmó en el Dubai City de Emiratos Árabes Unidos.

Sus sueños, la muerte de su abuela y el reinicio del noviazgo con Maca, su compañera desde la infancia, lo empujaron a probar de vuelta en Argentina y consiguió una oportunidad de pelear un lugar en Excursionistas en el ascenso: “Era volver a meterse, a pelearla. Sabía que llegaba y Kopriva(el DT) me iba a decir mirá que somos 39 jugadores, sos el número 39, a pelearla. Me rompí el lomo para meterme a base de esfuerzo y por suerte se vio reflejado porque a mitad de año ya me empezó a citar y empecé a jugar”.

¿Sanaste esa herida?

Fuente: telam

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