11/12/2025
Chagall regresó a Rusia con una exposición antológica después de 40 años
Fuente: telam
El Museo Pushkin sorprende con una muestra única que explora la dualidad entre la ligereza onírica y la profunda humanidad del célebre pintor, incluyendo piezas inéditas y recuerdos de su infancia en Vítebsk
>El Museo Pushkin de Moscú inauguró la exposición antológica Marc Chagall: La alegría de la atracción terrenal, la primera en casi cuatro décadas, con ánimos de demostrar que el pintor, reconocido por la ligereza de sus imágenes, tenía los pies bien firmes sobre la tierra.
Nada más subir la escalinata del Pushkin, se atisba la silueta de un chivo, imagen recurrente de su obra y símbolo de la felicidad ilimitada y el deleite con placeres simples de la vida, sobre el cual prácticamente levitan diversos instrumentos musicales, también vinculados en este creador hebreo a la alegría de vivir.
Frente a Sobrevolando la ciudad, colgada por encima del nivel de las miradas para subrayar la condición etérea de los amantes, Alina, joven informática que acudió a la exposición el mismo día de su apertura, asevera que “amar se siente justamente así. Es como si volaras”.
Sin embargo, también hay otras piezas únicas, prácticamente exclusivas, como una serie de ilustraciones creadas por el pintor entre 1914 y 1915 para un libro de cuentos infantiles del escritor hebreo Der Nister (Pinchus Kahanovich, 1884-1950).
Sin embargo, no todo es alegría y ligereza en la obra del pintor nacido en 1887 en la provincia bielorrusa de Vítebsk. Chagall también muestra el impacto de la Primera Guerra Mundial en piezas que transmiten el dolor dejado por la contienda.
Soldados heridos, mujeres llorando a sus muertos, un mujik (campesino eslavo) con los ojos ensombrecidos y un hato a su costado, desamparado, perdido en medio de un sufrimiento sin límites. Imágenes que adquieren particular vigencia en Rusia con la guerra en Ucrania como telón de fondo.
“Es como si mostraran el negativo de su foto, sin alegría, sin ternura. Solo pesar”, dice.
Pero el grueso de la muestra trae de vuelta a la vida cotidiana, al imaginario nacido de las calles humildes y polvorientas de Vítebsk y su particular aliento hebreo de principios del siglo XX. Bodas, paisajes urbanos, músicos, payasos, barrenderos, enamorados: todo con la gracia y la ligereza inherentes a su pintura, su premonición surrealista de la vida cuando todavía este movimiento artístico apenas daba sus primeros pasos en Europa.En el lienzo Las nupcias -casi completo en blanco y negro al estilo del cine mudo- sobre la mejilla de la novia, casi cayendo como una lágrima, se dibuja una silueta infantil, mientras un ángel de alas rojas, incandescentes, junta a la pareja.
Mientras, en el lienzo Amantes azules una pareja se junta en un beso tierno, comedido, de labios que apenas se rozan, y en el que, sin embargo, aflora una pasión sumergida increíblemente fuerte.Pero más allá del conjunto de las obras, la muestra logra su propósito al develar al pintor de carne y hueso con una sorpresa especial. Un cuarto típico de la infancia de Chagall, con los muebles originales que pertenecieron a su hermana cuando vivía en Vítebsk y fueron entregados al museo ruso por su sobrina.
Fuente: telam
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