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07/11/2025

La elección de la CGT configuró un nuevo mapa sindical: el declive de “los Gordos” y el triunfo de otro polo dialoguista

Fuente: telam

Las negociaciones previas y el final del congreso cegetista son el resultado de inéditos reacomodamientos entre los sectores del gremialismo peronista. Quiénes ganaron y perdieron en la flamante central obrera

>Aunque ya se venía insinuando, la elección de la nueva CGT dejó configurado un mapa sindical muy distinto al de las últimas décadas, cuyo afianzamiento, de todas formas, estará condicionado en forma decisiva por lo que suceda desde ahora con la reforma laboral, la relación con el Gobierno y la recomposición del peronismo.

Un hecho inédito que se convirtió en un signo de estos tiempos de reconversión de los viejos liderazgos sindicales. Armando Cavalieri (Comercio) y Héctor Daer (Sanidad), unidos nuevamente luego de cierto distanciamiento, no consiguieron mantener el tablero de control de la CGT pese a su fuerza propia, a la alianza con Barrionuevo y con dos sindicatos clave del transporte (UTA y La Fraternidad) y al protagonismo de un histórico jefe sindical como Carlos West Ocampo, que en 2022 había dado un paso al costado en FATSA.

También fracasó otra jugada audaz del frente sindical “antijeronimista”: presionar por la postergación del nombramiento de la nueva CGT para prorrogar los mandatos del actual triunvirato durante 6 meses o un año porque “hace falta una dirigencia más fogueada para pelear contra la reforma laboral del Gobierno“.

La clave de la derrota de esos experimentados líderes sindicales, acostumbrados al manejo excluyente de la CGT, es que enfrente se estructuró un bloque liderado por sus ex aliados del sector independiente, Gerardo Martínez (UOCRA), Andrés Rodríguez (UPCN) y José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), con el que condujeron la CGT desde 2016 y que entró en crisis cuando el líder de la UOCRA reforzó su perfil dialoguista y promovió a Jerónimo luego de que éste quedó sin referente por la renuncia de Pablo Moyano a la central obrera.

Así, auspiciados por el jefe de la UOCRA, Jerónimo y Juan Pablo Brey, líder de la Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA), mantuvieron reuniones con Hugo Moyano, Luis Barrionuevo, José Voytenco (UATRE), Sergio Sasia (Unión Ferroviaria), Guillermo Moser (Luz y Fuerza), Omar Plaini (canillitas), Pablo Flores (AFIP), Alberto Fantini (carne), Juan Carlos Murúa (plásticos), Jorge Avila (petroleros), Juan Moreira (Ceramistas), Juan Carlos Crespi (SUPE), Alberto Cejas (correo), Daniel Mallotti (aduanas), Guillermo Mangone (Gas), Luis Pandolfi (tintoreros), Daniel Rodríguez (telefónicos), Fabián Montaño (APOPS) y Mauricio D’Alessandro (FATUN), entre otros.

En esa fracción cobró relevancia con el apoyo de la veintena de sindicatos que encabeza Sasia, otro exponente de la fracción dialoguista, y que debutó como corriente propia con el nombre de Agenda Siglo XXI. Confluyen en ese espacio dirigentes que formaron parte del Movimiento de Acción Sindical Argentina (MASA) y del SEMUN (Sindicatos en Marcha para la Unidad Nacional).

Por eso lo que generó la candidatura de Jerónimo no tuvo que ver solamente con su condición de dirigente joven (41 años) o apadrinado por una figura como Martínez sino también con el cuestionamiento a una forma más excluyente de ejercer el liderazgo en la CGT, que se viene incubando desde hace años con las decisiones concentradas sólo en 8 o 10 dirigentes de la mesa chica y el marginamiento del resto de los sindicalistas.

Aun así, en el debilitamiento de los opositores a Jerónimo fue crucial la decisión de Héctor Daer de flexibilizar su postura, a contramano de lo que pensaban Cavalieri y Barrionuevo e incluso West Ocampo, su antiguo jefe sindical, primero al desistir de la suspensión del congreso y luego con la aceptación del candidato que tanto resistía en busca de garantizar la unidad y evitar la fractura. También le reconocen al líder de Sanidad algo difícil en esta época: dio un paso al costado en la CGT y cumplió su palabra pese a que algunos colegas tramaban un “operativo clamor” para que siguiera en el cargo.

Finalmente, la disidencia se trasladó a una votación de los 2186 congresales que fue clave: se determinó a mano alzada si se mantenía un triunvirato o se volvía al liderazgo de un solo secretario general. Barrionuevo y sus socios sufrieron una derrota abrumadora (aunque fue una saludable victoria del ejercicio democrático) y todo terminó con la mayoría dentro de la nueva CGT y la única deserción de la UTA, que prefirió irse de la central. Es cierto que se perdió un sindicato que puede paralizar los colectivos, pero sus colegas recuerdan que hace bastante que el gremio de Roberto Fernández “juega la personal”.

En el mapa sindical delineado hace pocas horas también se afirmó lo que se perfilaba: el moyanismo no existe como sector porque ya no contiene a otros gremios, el “pablomoyanismo” terminó de desaparecer al agruparse alrededor de Jerónimo y el líder de Camioneros afianzó su poder al retener un codiciado lugar en el triunvirato.

Para el sindicalismo kirchnerista, el balance es dispar. Excluido de las negociaciones, Abel Furlán (UOM) debió dejar la Secretaría del Interior (donde junto con Horacio Otero normalizaron 80 regionales de la CGT) y aceptó la Secretaría Gremial, puesto para el que designó a Osvaldo Lobato, titular de la Seccional San Martín.

Fue una forma de irse de la conducción de la CGT en términos personales pero mantener a su sindicato. El que lo convenció fue Lingeri, uno de los principales mediadores para evitar la ruptura, que en este caso fue ayudado por el adjunto de Furlán, Naldo Brunelli.

Aun así, otros dirigentes alineados con Cristina Kirchner ganaron con el cambio o salieron airosos, como Horacio Arreceygor (SATSAID), que será secretario de Prensa, y Víctor Santa María (encargados de edificios), seguirá en la Secretaría de Estadísticas y Registros.

Cavalieri, mientras, había amagado con asumir la Secretaría de Relaciones Institucionales, pero finalmente ubicó en ese cargo al dirigente Daniel Lovera, ex senador nacional y actual diputado provincial de La Pampa.

Mantuvieron su porción de poder dirigentes de peso como Sergio Romero (UDA), en Políticas Educativas; Rodolfo Daer (Alimentación), en Industria; Juan Carlos Schmid (Dragado y Balizamiento), en Políticas de Empleo; Julio Piumato (judiciales), en Derechos Humanos, y Gastón Frutos (panaderos), en Finanzas, entre otros, y el barrionuevista Hugo Benítez (textiles) pasó de una vocalía a la Secretaría de Seguridad Social.

Los ex cotitulares cegetistas se quedaron en otros puestos: Héctor Daer, en la Secretaría del Interior y Carlos Acuña (estaciones de servicio), en Turismo.

Pero el máximo desafío de esta CGT de sesgo más dialoguista, con el kirchnerismo recluido y una nueva relación de fuerzas, será obviamente la negociación de la reforma laboral del Gobierno. ¿Podrá atenuar los artículos que jaquean al poder sindical y afectan a los trabajadores? De eso dependerá tempranamente el signo que tendrá esta CGT surgida del nuevo mapa gremial.

Fuente: telam

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