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25/10/2025

Un conflicto vecinal de dos años, una decena de llamadas a la policía y un final inesperado: “Fue un acto de rabia, no de miedo”

Fuente: telam

Ajike Owens y Susan Lorincz vivían una enfrente de la otra. Lo que empezó como una discusión por ruidos y juegos de niños se convirtió en un enfrentamiento que terminó de la peor manera

>Sucedió la noche del viernes 2 de junio de 2023 en una comunidad residencial de Antes del disparo, Ajike “AJ” Owens (35) había cruzado el jardín para reclamarle a su vecina, Susan Lorincz (58), por un nuevo episodio de agresión hacia uno de sus cuatro hijos. No llegó a verle la cara. Golpeó la puerta un par de veces con fuerza, hasta que una bala atravesó el metal y le perforó el lado derecho del pecho. Su hijo de 12 años, testigo del momento, fue quien salió corriendo a pedir ayuda.

Con esa escena —devastadora— arranca El conflicto entre AJ y Lorincz arrancó en 2021. Según los registros policiales, las llamadas por “disturbios” o “problemas vecinales” comenzaron a acumularse hacia finales de ese año. Susan Lorincz —quien vivía con su gato y trabajaba como administrativa desde su domicilio— solía quejarse por los ruidos que hacían los hijos de Owens cuando jugaban en el terreno compartido entre sus respectivas viviendas. Aseguraba que “invadían” su propiedad y que hasta paseaban a su perro por el terreno, a pesar de los carteles de “Prohibido pasar”. En una de las llamadas, —donde ella misma se describe como “la vecina perfecta”— llegó a denunciar que los niños “dejaban excremento del perro junto a la cerca”.

Los agentes fueron al menos una decena veces al lugar, siempre por denuncias similares. Ninguna derivó en cargos formales. En los reportes, algunos vecinos describieron a Lorincz como una mujer “solitaria, con un temperamento explosivo”. Otros, como una vecina “obsesionada con el control”. “Antes de que ella se mudara, a los niños les gustaba jugar al fútbol ahí. Se mudó y no deja que nadie juegue porque dice que es privado. Cuando traté de explicarle me contestó: ‘Ustedes, los negros siempre…’”, contó AJ en uno de los testimonios que aparecen en el documental.

Pero las discusiones con Lorincz se fueron volviendo cada vez más agresivas. Según testigos, la mujer filmaba a los niños desde su ventana, les gritaba insultos raciales y, en más de una ocasión, amenazó con llamar a la policía si se acercaban a su jardín. También se había comprado una sirena, que activaba desde su casa cada vez que los chicos jugaban cerca, y solía subirse a su camioneta para hacer rugir el motor, como una forma de ahuyentarlos. Owens había intentado evitar el conflicto. Hasta que el 2 de junio de 2023 su paciencia se quebró.

Aquel 2 de junio de 2023, un grupo de chicos jugaba afuera cuando, según la investigación, Lorincz les lanzó un par de patines y les quitó una tablet. En su versión, ella sostuvo no hubo agresión: dijo que solo estaba devolviendo los patines que habían dejado en su jardín. Los niños la contradijeron. “Cuando le reclamamos la tablet, salió y nos revoleó un paraguas. También nos gritó ‘imbéciles’”, contó uno de ellos a la policía.

La respuesta llegó de forma violenta e inesperada: un disparo que se escuchó en todo el vecindario. El proyectil atravesó la puerta y le perforó el lado derecho del pecho. Cuando los paramédicos llegaron, Owens todavía respiraba. Murió camino al hospital.

De acuerdo a la reconstrucción policial, uno o dos días antes del crimen, Lorincz salió de su casa y les mostró un arma a los niños. También los acusó de intentar robarle la camioneta. Cansados de los gritos y los insultos, los chicos comenzaron a llamarla “Karen”, término usado en la jerga estadounidense para referirse a mujeres blancas de mediana edad que suelen quejarse con tintes racistas.

Tras el crimen, la familia de Owens quedó devastada. Su hijo mayor se sentía culpable por no haber podido hacerle RCP: “Abuela, abuela, no pude salvarla”, habría dicho. El menor, por haber dejado la tablet cerca de la casa de la vecina.

Susan Lorincz no negó haber disparado. En su primera declaración, dijo que lo hizo “por miedo”. Alegó que Owens golpeaba la puerta con fuerza y que creyó que iba a entrar para atacarla. Su defensa invocó la Ley de Defensa Propia, que permite usar fuerza letal si la persona cree estar en peligro inminente. Esa normativa, vigente en Florida desde 2005, fue utilizada en casos polémicos como el del adolescente En este caso, sin embargo, la policía detectó inconsistencias desde el inicio. Owens no estaba armada, no había forzado la entrada ni existían signos de que hubiese intentado irrumpir. Las pericias confirmaron que el disparo se hizo con una pistola calibre .380 a través de la puerta cerrada.

El 6 de junio de 2023, Susan Lorincz fue arrestada. Durante el interrogatorio, la policía le ofreció la posibilidad de escribir una carta de disculpa. Ella aceptó y, en ese texto, pidió perdón a los hijos de AJ y explicó que había “actuado por miedo”.

“Lamento mucho su pérdida. Nunca quise matar a su madre. Tenía mucho miedo de que ella fuera a matarme. Disparé por temor”, escribió.

En sus alegatos, el fiscal descartó la defensa basada en la ley de “Stand Your Ground” y presentó cargos por homicidio involuntario con arma de fuego. “Este caso básicamente requiere que, como jurado, respondan a una sola pregunta: ¿Era razonable disparar a través de una puerta metálica cerrada, con cerradura de seguridad, a alguien que golpeaba y gritaba del otro lado?”, planteó.

La defensa argumentó que Lorincz sufría de ansiedad y que había reaccionado en un estado de pánico. Pero el jurado no lo creyó. En agosto de 2024 fue declarada culpable y, tres meses después, el juez la condenó a 25 años de prisión. “El tiroteo se basó más en rabia que en miedo”, dijo. “La señora Owens merecía vivir”.

El asesinato de AJ Owens reavivó el debate sobre el racismo y las Ley de Defensa Propia en Florida. Según las estadísticas que figuran en el film, esta normativa se ha vinculado con un aumento de entre el 8 y el 11 por ciento en los homicidios o, aproximadamente, 700 muertes adicionales por año. “Los datos muestran enormes desigualdades raciales: es mucho más probable que las personas blancas ganen un caso si alegan defensa propia, sobre todo cuando la víctima es negra”, indica.

Hacia el final del documental, en una de sus escenas más potentes, la cámara sigue a la hija mayor de Owens cuando regresa por primera vez al lugar del disparo. “Todavía puedo escucharla”, dice.

Fuente: telam

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