15/10/2025
La historia desconocida de “Alonso”, el joven con Síndrome de Down que se convirtió en un ícono de inclusión y fenómeno viral

Fuente: telam
Arrancó en Tik Tok como fan de “Tini” Stoessel y gracias a la exposición que le dio el influencer Tomás Mazza pasó del anonimato a ser una de las figuras más queridas de Internet, con casi 1,5 millones de seguidores en sus redes
>Su nombre es Augusto Alonso y su historia es un testimonio de perseverancia, determinación y el alcance impensado de las redes sociales. En menos de un año, este joven con Síndrome de Down pasó de ser un completo desconocido a un fenómeno viral que cumplió sueños que parecían inalcanzables: desde participar de la “Velada del Año” en el Estadio La Cartuja, de Sevilla, donde fue recibido como una celebridad y compartió momentos junto al streamer Ibai LLanos y otros influencers de renombre internacional; hasta cantar junto su ídolo, Sebastián Yatra, en un estadio de Madrid colmado de 20 mil espectadores.
Augusto nació el 29 octubre de 2001 y ya desde chiquito, como recuerda su madrastra, María Eugenia Díaz, era un torbellino de energía y carisma. “Siempre fue el payasito de la familia, el que hacía chistes, el que agarraba el micrófono y cantaba en todos los cumpleaños. Siempre fue histriónico y protagonista”, contó la mujer que lo crió desde los 3 años, después de que falleciera su mamá; y su papá, Adolfo, volviera a formar otra familia.
Hoy, Augusto tiene 3 hermanos: Mateo, de 29 años, que es Analista de Sistemas y vive con su pareja; Renata, de 18; y Carmela, de 16. Con ellas dos comparte mucho más tiempo, y se visitan todos los fines de semana a pesar de que él actualmente está viviendo en el barrio porteño de Recoleta junto a su “nona” Mary.Antes de ser famoso, Augusto tenía una vida de rutinas y pequeños logros. Tras un paso inicial por el Colegio Euskal Echea, en la localidad bonaerense de Llavallol, continuó la primaria en la Escuela de Educación Inicial Redondel, en Lomas de Zamora. Cuando su papá y su madrastra se separaron, en 2013, Augusto se quedó viviendo unos años con su papá en la casa familiar de Luis Guillón para luego instalarse definitivamente en Capital Federal junto a su abuela.“Terminó sus estudios secundarios en un centro de capacitación laboral para personas con discapacidad en el barrio porteño de Once, donde le enseñaron varios oficios”, remarcó “Maru”, como la llama Augusto. “Se tomaba el colectivo solo, tenía constancia, comía en el colegio y volvía a las tres de la tarde. Ese era su mundo”, recordó.Su primer y único trabajo fue en una carnicería de Recoleta, ubicada al lado del edificio donde vive. “Lo hice durante casi dos años. Era el repartidor, el chico del delivery. Lo hacía con un amigo. El dueño me conocía y me pidió que lo ayudara con los pedidos”, contó Alonso.Era un trabajo esporádico, que se truncó cuando el local cerró, a mediados de 2024. Pero el destino le tenía preparado un guión impensado. Porque mientras repartía carnes, él ya cultivaba en silencio la semilla de su futura popularidad: era fan de la cantante Tini Stoessel y se había abierto una cuenta de TikTok donde hacía los trends de sus canciones y bromeaba que era su novio.Las conversaciones imaginarias que mantenía con Tini, las dedicatorias que le hacía y la pasión con que bailaba sus canciones rápidamente traspasaron la pantalla y los seguidores empezaron a escalar. Ya era viral en su propio nicho, y este verano se convirtió en uno de los personajes más queridos de las noches de Pinamar, donde suele vacacionar desde que nació.La conexión con Tomás Mazza no fue un encuentro casual en la calle, como muchos creen. Fue una secuencia digna de una comedia de enredos. Mazza y su amigo Frakillo ya habían visto el potencial de Augusto en TikTok y, una noche, intentaron unirse a una de sus transmisiones en vivo. Le donaron dinero para llamar su atención, pero la reacción de Augusto fue desconcertante: no sólo no los unió, sino que los bloqueó.
Su reacción fue visceral y amenazante: “¡Ah, estás en la puerta de mi casa! Ahora bajo y te cago a trompadas”. Augusto bajó. Pero no hubo golpes. Hubo un abrazo, risas y una conexión instantánea. Esa misma noche, Mazza lo invitó a su casa para hacer un stream juntos, y hubo una cataratas de likes y comentarios.
En esa primera transmisión, Augusto regaló sus famosos “cuatro consejos para conquistar una chica”, frases que luego se convirtieron en un hit y hasta en una canción.El vínculo que crearon es tan genuino que Mazza lo considera un hermano. “Alonso me da felicidad. Me da algo que no encontré en ninguna persona. Todo es más lindo vivirlo con Augusto, es muy loco. Te logra transmitir cómo ve la vida él, y eso es único. Lo ve de una manera de amor, de alegría, sin maldad. A veces nosotros estamos muy apagados porque nos pasó algo o estamos malhumorados, yo lo llamo a él, le mando un mensaje, me junto y me cambió el día. Es el número 1”, admitió Mazza en un stream que hizo con Momo.
Con la fama también llegaron los aprovechadores. Fue por eso que Maru, docente de profesión, vio las señales de alerta y tomó la decisión de acompañarlo en esta nueva etapa de su vida.Lo mismo ocurrió con varios boliches, que lo invitaban “como presencia” sin que él se diera cuenta de que estaban usufructuando con su imagen.
Sin embargo, lo más grave ocurrió cuando un negocio le regaló un nuevo celular y al hacerle la sincronización de los datos perdió el acceso a su cuenta de Tik Tok, donde tenía más de 1 millón de seguidores.Quizás el aspecto más extraordinario del fenómeno “Alonso” no sea su fama, sino la calidad de esa fama. En un ecosistema digital a menudo tóxico y hostil, sus redes sociales son un oasis de positivismo. Tiene casi 1,5 millones de seguidores entre Instagram y TikTok y el “hate” es prácticamente inexistente. Al contrario, su comunidad lo celebra, lo alienta y lo protege.
La autenticidad de Alonso es su marca registrada. Los posteos con errores de ortografía, los videos espontáneos, los comentarios sin filtro... todo tiene su impronta y la gente lo ama por eso. Y el cantante Sebastián Yatra hizo que su popularidad cobrara renombre internacional.
“Es la primera vez que él se sube a una tarima a cantar, así que Madrid, yo quiero que hagamos que este momento no se le olvide nunca en su vida. Por favor, ayúdenme a recibir con todo el amor del planeta Tierra a mi queridísimo Alonso”, pidió el cantante y el público lo ovacionó. “Alonsoooo, Alonsooooo”, gritaban eufóricos.
Él, por su parte, navega la fama con una naturalidad asombrosa. “Le encanta que la gente lo conozca”, aseguró Maru. Pero también sabe poner límites: “Cuando vienen muchos, dice: ‘Bueno, hacemos una foto grupal porque estoy cansado’. Sabe pararlos”.
No es un actor pasivo en su propia vida. “Entiende el juego, no le importa la plata, solo disfruta de la aceptación social”, señaló su madrastra.Su historia es una lección poderosa: demuestra que no hay un único camino hacia el éxito y que el carisma y la autenticidad son las herramientas más potentes para conectar. Augusto Alonso no es el chico con Síndrome de Down que se hizo famoso; es Augusto, un gigante que, simplemente siendo él mismo, invitó al mundo a ser un lugar un poco más amable. Y el mundo, sin dudarlo, aceptó la invitación.
Fuente: telam
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