15/10/2025
La feria de Chaco, un umbral hacia la celebración mágica del arte

Fuente: telam
La quinta edición de a.362 realizada en Resistencia el fin de semana pasado, elevó su calidad expositiva con mayor cantidad de participación joven y una fuerte presencia de obras textiles
>Ni bien se ingresaba al Club Social Resistencia, casa de la feria chaqueña de arte a.362, una enorme instalación tomaba el espacio, un mundo de palabras que transportaban a imaginarios exóticos más allá de Occidente, pero que resguardaba las “palabras de un diccionario del habla diaria de los argentinos”.
Y es que en el jardín de las esculturas de la República, se vivió una quinta edición de un evento enriquecido por nuevas miradas y que, con respecto a años anteriores, elevó su calidad expositiva, corriéndose cada vez más hacia lo contemporáneo, y que al mismo tiempo, funciona como usina para nuevos creadores.
La edición 2025, a la que acudieron más de 10.000 asistentes durante las tres jornadas, se distinguió por la introducción de ejes temáticos, una decisión que es más propia de las bienales que de las ferias y que generó un unidad bastante interesante, aún en la diferencia. “El hecho de tener la consigna ‘Magia, Mística y Celebración’ le dio un marco a los artistas para tener una especie de brújula o faro”, afirmó el curador Daniel Fischer, en diálogo con Infobae Cultura.La propuesta temática, más reuniones virtuales con cada espacio en los meses previos, generó que muchos de los galeristas y artistas abordaran el desafío generando, en muchos casos, obra nueva, en vez de proponer piezas ya realizadas que abordaran el concepto de manera lateral.En ese sentido, la feria lejos de repetirse contó con nuevos proyectos, algunos incluso surgidos pocos meses atrás como Estigia y dio lugar a galerías que hasta ahora nunca habían participado, como la tucumana Maleza, la bonaerense Lapontiana y la porteña Amorada, que además tuvo su debut total en una feria y se quedó con el premio In Situ a al mejor proyecto expositivo.
Una de las claves, sostuvo Fischer, para que se produzca una oxigenación de espacios (y propuestas) fue que se repitió el jurado del año anterior, integrado por Matilde Marín, Rodrigo Alonso, Charly Herrera y Laura San Martín: “El mismo jurado, ya teniendo una experiencia previa del territorio y sus características, ayudó a evaluar con mayor profundidad los proyectos y poder ver con claridad las propuestas que se repetían de aquellas que buscaban innovar”.Entre ellos, en Mística de lo sagrado se pudo apreciar una colaboración entre los correntinos Juan Pablo Arias y Gustavo Mendoza en esculturas -en cerámica y plástico- a dos manos, además de obras de ellos mismos, así como pinturas de Cristian Badaró.
En Proyecto Umbral, de Resistencia, ganadores del Premio Umberto Andreani, se podía visitar una colectiva con preeminencia de la cerámica: las originales piezas sonoras “que simulan un lamento” de Miguel Ruiz Ginard, junto a unas esculturas geométricas de Darian Lubée que apelaban “a la experiencia táctil para romper el paradigma de que el arte no puede ser tocado”, los “fragmentos de un cuerpo de pesadillas” de Natalia Carrió y los objetos portables de Camila Azula, mientras que Eduardo Del Balzo se presentó con tres vestidos bordados a mano intervenidos.En el caso de Estigia, por ejemplo, la fotógrafa Magalí Forte comentó que “todo se armó en pocos meses” a partir de reunir las voluntades de cuatro artistas amigos que deseaban mostrar su trabajo que además de fotos incluía diseños de indumentaria de Fabrizio Deetz y Matias Martin y dibujos de Ana Silvestri, inspirados todos a partir de la historia de Erzsébet Báthory, la condesa sangrienta.“Hay una impronta muy fuerte de lo textil. Lo interesante es que permite a los artistas y al público encontrarse con el lenguaje, saber qué es lo que se está haciendo, pero también desde una calidad muy alta”, dijo Fischer.
Cuando se ingresaba, a la derecha, Blas Aparecido plasmó en toda una sala “Bailable Antonio Gil y los gauchos rebeldes”, con curaduría de Cecila Rabossi, una especie de santuario con múltiples referencias regionales para la que convocó a direntes artistas en un trabajo colaborativo bajo una intensa luz roja.
A la izquierda, se reunían obras de 21 artistas correntinos, que formaron parte de Hechizo natal, libro de imágenes y entrevistas de Fernanda Toccalino y Carlos Lezcano presentado en la feria, del que forman parte, entre otros, Aparecido, Badaró, Lorenzo González, Josefina Madariaga, Mili Montejo Echeverría, Claudio Ojeda, César Pereyra, Andrés Romero Von Zeschau y Alberto Ybarra.En el ámbito de las publicaciones, se presentó también por primera vez Una casa. La Casa, que reúne obra de 120 artistas de 14 provincias de la colección de Abel Guaglianone y Joaquín Rodríguez, que participaron de Entre las galerías, la correntina El Vivero propuso un espacio donde la magia urbana y la reinterpretación de lo sagrado se entrelazaron en las obras en estilográfica de Leo Guardinelli, el collage y el diseño gráfico, con afiches que combinan poesía popular y estética publicitaria de Emme Canteros, baldosas y telas deshechadas intervenidas por Ququ Angel y las pinturas de la paraguaya Cecilia Avatí, en las que escenas rituales y la danza se cruzan con lo místico generando escenas surreales.“Le pusimos al proyecto ‘La ciudad es mi templo’, porque hay una constante referencia al vivir dentro de entornos urbanos que, en el relato hegemónico, suelen asociarse a la superstición y la religiosidad con lo campesino, con la idea del campo. Y en realidad nosotros trabajamos a cómo los artistas contemporáneos rescatan el pensamiento mágico dentro de la ciudad”, explicó Guardianelli.Dos espacios que tuvieron propuestas participativas fueron Chorizo y Coven. En el caso de la primera, presentaron un stand vacío, con las obras de sus artistas apiladas contra una pared, en una invitación a los visitantes a ser curadores y colgar las piezas según su gusto, generando así una muestra que mutaba de manera constante.
Así, el concepto de “cruzar el umbral” se convirtió en el eje simbólico de una iniciativa que además contó con diferentes actividades para cada día, desde una mesa para realizar tatuajes, una performance en pole dance y una presentaciones de baile.
La universidad, según el curador, aporta una perspectiva académica sobre temas como la magia y el misterio, que son propios del territorio y se abordan como problemáticas específicas en los gabinetes de estudio.
En el patio del Club se realizaron durante las tres jornadas diferentes eventos músicales y también se podían observar, en unos cubículos vidriados para proteger de las inclemencias climáticas, piezas que formaron parte de la muestra itinerante Con respecto al resto de los los galardones fueron para la Galería Carmen Tenerani, de Resistencia, Chaco (Premio Adquisición Massin Outdoor) y la obra “Caballito Lunar” de Rossana Rinaldi del Colectivo Trashumante (Premio Adquisición Qubo Ambiente).
La feria a.362 es organizada desde la comisión del Club Social Resistencia, con el apoyo del Instituto de Cultura del Chaco y la colaboración de instituciones como la Facultad de Arte, Diseño y Ciencias de la Cultura (FADYCC), la Academia Nacional de Bellas Artes, la Academia Nacional de Arquitectura y Urbanismo y DINA, Diseñadores Argentinos Asociados. Además, la programación se enriquece mediante acciones coordinadas con la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), la Fundación Fortabat, la Fundación Proa y otras entidades.
Fuente: telam
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