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12/10/2025

Cafetines de Buenos Aires: fútbol, tango y la herencia familiar de un bar centenario que sobrevive en una esquina de Boedo

Fuente: telam

Un rincón de 120 años resiste inalterable en la esquina de Quintino Bocayuva y Carlos Calvo. Es el Bar Quintino, hoy atendido por el hijo y la viuda del responsable de la movida tanguera nocturna que había alcanzado el café a lo largo de décadas. Entre recuerdos de tango y fútbol, hoy la familia enfrenta el desafío de mantener viva la tradición de otro Bar Notable de la Ciudad de Buenos Aires

>Boedo es un barrio de cafés con su epicentro en la avenida homónima entre Independencia y San Juan. En esas cuatro cuadras existe todo tipo de oferta cafetera: bares notables, cafés que apenas se notan, cafés de franquicia, cafés para llevar, confiterías y pizzerías-cafés. Sin contar los fantasmas que deambulan tras una silla que dejaron los legendarios Biarritz, Japonés, Dante o los billares del Alenjo. Los dos últimos, incluso, llegaron a conocer el siglo XXI.

El Bar Quintino abrió en 1905. Una placa de la Legislatura porteña colocada en la puerta del local celebra el centenario de su creación en 2008. ¿Cómo cumplió cien años en 2008? Pero entonces, ¿en qué año abrió? ¿Fue en 1905 o en 1908? “En 1905” insiste Facundo Caballero, heredero y cocinero del bar. Las redes sociales del Bar Quintino no fallan. Comunican 1905 como año de apertura. En fin, los tiempos de los políticos, en oportunidades, no coinciden con los papeles.

Cierto es que fútbol, tango, café y Boedo son sinónimos. El interior del Quintino está tomado por estandartes y bufandas de clubes de todo el mundo. Carlos Caballero, con criterioso ojo comercial, comenzó colgando las insignias de los cinco grandes para no quedar mal con ninguno y captar a todos. Hasta que un parroquiano empezó: “Yo soy de Villa Dálmine, te voy a regalar nuestro banderín”. Y le siguió uno de Platense, otro de Ferro y así. Incluso en los respaldos de las sillas, donde muchos otros bares de Buenos Aires recuerdan a sus poetas, el Bar Quintino lleva grabado el nombre de futbolistas. Otro dato, el canillita que tiene la parada en la esquina de este centenario bar de Boedo es fanático de Huracan. Un clásico. Sin embargo, los Caballero, queda evidenciado dentro del local por la cantidad de objetos alusivos, son hinchas de Independiente.

Vuelvo a la esquina boediana. El Bar Quintino comenzó siendo una pulpería con palenque sobre Bocayuva. Luego fue almacén con despacho de bebidas y también cumplió el rol de bar con billares. No le quedó capítulo evolutivo sin recorrer en la historia de nuestros bares. Solo por la fecha de nacimiento se ganó la declaración como Bar Notable de la Ciudad. Me animo a afirmar que es el café más viejo de Boedo. De los que siguen abiertos, claro. Aunque no sólo lo distingue la antigüedad. El inmueble sigue manteniendo las aberturas, carpinterías y postigos originales hechos en madera. En el interior se exhiben todo tipo de objetos donados por vecinos. A los mencionados banderines de fútbol hay que sumarle imágenes tangueras como, por ejemplo, Osvaldo Pugliese, Aníbal Troilo, Carlos Gardel, Hugo del Carril, un bandoneón y el Obelisco. Una placa de diciembre de 2010 recuerda al Maestro Roberto Grela, célebre guitarrista habitué del bar. También hay fotos de Ricardo Bochini.

El consabido altarcito incluye a la infaltable Virgen de Luján y un termo rojo del Club Atlético Independiente. Pero la imagen más cafetinera la obtuve del grupo de amigos que esa media mañana se regalaban una charla fuera de tiempo. Una auténtica postal. Con las ventanas abiertas de par en par y el sol colándose en la charla.

El Bar Quintino abre todos los días, excepto los lunes que descansan. Van de 9 a 16. Jueves, viernes y sábados dan cena. Y los domingos solo almuerzo.

El Bar Quintino, por su ubicación, es un cafetín de Boedo por fuera del vertiginoso ritmo urbano que imprime la avenida. Off. Es un reducto familiar y querible, con más de cien años sirviendo a la barriada, que los Caballero saben cómo mantener encendido. On.

Fuente: telam

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