25/09/2025
“Evita, el musical”, un éxito de casi medio siglo: el polémico perfil teatral que cautivó al mundo y enfureció a los argentinos

Fuente: telam
Primero fue un disco y enseguida llegó al teatro. El éxito en Londres y en Broadway la volvió un producto de exportación que se convirtió en película y que nunca fue aceptado en la tierra de Eva Perón
>Tim Rice, el inglés que compuso las letras de algunas de las obras musicales más importantes del planeta, iba escuchando la radio mientras manejaba su auto. Eran los primeros años de la década del 70 y algo, o todo, de la historia que contaban en la FM que solía escuchar lo cautivó.
Esa, más que todos los demás datos por aplastantes que fueran, fue la punta del ovillo del que empezó a tirar la imaginación de Rice. Eva había muerto a la misma edad que Jesucristo. Y Rice y su socio artístico, el compositor Andrew Lloyd Webber, acababan de revolucionar la escena teatral con su musical Jesucristo Superstar, que contaba la vida de ese hombre anónimo que había partido la historia de Occidente en dos y que había muerto tan joven. Eva Perón era, para Rice, la protagonista del musical que empezó a imaginar arriba de su auto y que se estrenó en Broadway hace exactamente 46 años.
Para saber más sobre esa mujer de la que Rice había escuchado en la radio, la dupla artística se nutrió especialmente de una fuente principal. Se trataba de la primera biografía de Eva que tuvo trascendencia, un retrato que, como supuestas fuentes, citaba rumores, trascendidos y ninguna voz concreta. El libro se llamaba nada menos que La mujer del látigo, publicado en 1952 fuera de la Argentina, durante el año de la muerte de Eva. Su autora, una anglo-argentina radicada desde los años 40 en Estados Unidos, primero firmó la obra como María Flores y luego reveló su verdadera identidad, Mary Main. Cuando la obra llegó al país, fue odiada por quienes adherían al peronismo, proscripto desde 1955 tras la autoproclamada Revolución Libertadora.En su intento de biografía, la autora nombró “rumores” de que, a través de la fundación que llevaba su nombre, Eva mandaba a mucamas que se presentaban a buscar trabajo a que espiaran en las casas de opositores al peronismo. De esa forma, decía Main, la Primera Dama podía conocer sus movimientos.
La mujer del látigo cuenta también que Evita se ocupaba de clausurar los negocios en los que se hablaba mal de ella y, sobre todo, que las obras e inauguraciones en nombre de su fundación eran puro montaje para la foto, pero que después no había allí un servicio concreto a la comunidad, especialmente a las clases más bajas. Que los hospitales se inauguraban y después no atendían la salud de nadie.Sobre esa Evita que describió Main sin citar la voz de nadie en particular y desde una mirada tan inexacta como antiperonista, Tim Rice y Andrew Lloyd Webber construyeron a su Evita. Lo primero que hicieron fue componer una ópera-rock que la tuviera como protagonista y en la que se narrara la vida de esa mujer nacida en Los Toldos y velada por millones de argentinos en corazón político del país.
El disco, una obra conceptual que imitaba la forma en la que habían lanzado Jesucristo Superstar, se editó en 1976, y allí asomaba una Evita que buscaba revancha, que “trepaba” socialmente a través de sus conquistas amorosas y que, una vez en pareja con Juan Domingo Perón, dominaba absolutamente la relación. Sin matices.El suceso fue tal que el lanzamiento superó las ventas del disco que contaba la versión teatral de la vida de Jesucristo. Y ese éxito tuvo una punta de lanza: “Don’t cry for me Argentina” fue lanzada como single y rápidamente alcanzó el número uno en los rakings británicos. Esa canción en la que Eva le jura a su pueblo que nunca va a abandonarlos se volvió un hit en lengua inglesa y del otro lado del Atlántico.
Subidos a ese éxito y envalentonados por el antecedente de Jesucristo Superstar, Lloyd Webber y Rice sabían que el paso siguiente y definitivo sería subir su creación a los escenarios. El primer estreno de Evita, el musical fue el 21 de junio de 1978 en el Prince Edward Theatre del West End de Londres, el distrito teatral más importante de la capital británica y uno de los más destacados del mundo.El director encargado de la puesta en escena fue Harold Prince, el mismo que dirigió Cabaret. Elaine Paige, desconocida hasta ese entonces, fue la elegida para interpretar a Eva: se convirtió inmediatamente en una estrella.Detrás del gran éxito en la capital británica, y con enormes expectativas, el 25 de septiembre de 1979 Evita se subió a los escenarios de Broadway, en Nueva York. Patti LuPone interpretó a la “Abanderada de los Descamisados”, y Mandy Patinkin fue “Che”.
Pero las críticas no hicieron mella ni en el público ni en la temporada de premios. El boca a boca fue potente y la obra agotaba completamente las entradas cada vez que salían a la venta. Y tras su estreno el musical ganó siete premios Tony, incluyendo el de Mejor Musical, Mejor Música Original y el que premiaba a LuPone como mejor actriz.
La consagración en Nueva York, sumada a la que se había dado en Londres, hizo de Evita un producto promisorio para escenarios de todo el mundo: se estrenó en España, en México, en Alemania y en Israel entre 1980 y 1981. El musical que contaba esa vida argentina recorría el mundo y tenía destino de clásico.El éxito en los teatros de tantos países del mundo abrió un camino que tardó en concretarse pero detrás del que se abriría un nuevo capítulo de ganancias millonarias: la película. Tras varias idas y vueltas para ver quién encabezaría la adaptación al cine, Alan Parker fue elegido como director del proyecto.
El estreno en Broadway había presentado una versión de Eva cargada de la imagen negativa que la prensa estadounidense había construido de ella. Era entre difícil e imposible que el público sintiera algo de simpatía por esa “antiheroína” que protagonizaba el musical. La adaptación al cine se tiñe bastante de esa mirada, aunque no del todo.
La visita fue repudiada por distintos sectores del peronismo, que sabían cómo estaba caracterizada la Evita del musical. “¡Fuera Madonna!“, decían las pancartas que repudiaron su presencia y también las pintadas en puentes y autopistas. Pero las escenas se rodaron igual y la película se estrenó en todo el mundo.
Esa mirada resultaba mucho más reivindicativa de su figura, algo que también había pasado con el estreno de Eva, el gran musical argentino, una obra protagonizada por Nacha Guevara para contraponerse a la creación de Rice y Lloyd Webber que recorría el mundo.
El éxito de la película, creada por impulso de los musicales teatrales, realimentó a la vez la curiosidad del público por ir al teatro a ver esa obra que había consolidado la carrera actoral de Madonna. Rice y Lloyd Webber habían construido un círculo virtuoso que se sostiene hasta hoy. Ahora mismo, el musical que alguna vez protagonizaron Elena Roger y Ricky Martin en Broadway, se exhibe en el West End londinense de nuevo, como en 1978.
Fuente: telam
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