24/09/2025
“La casa está en orden”: Horacio Jaunarena cuenta la transición democrática desde adentro

Fuente: telam
Fue ministro de Defensa en momentos clave de la historia argentina. Aquí explica cómo fue y por qué tiene mala fama el “Felices Pascuas”
>No todas las decisiones políticas surgen de grandes despachos ni se toman bajo las luces de los salones oficiales. En la Semana Santa de 1987, Horacio Jaunarena cuenta que, durante el levantamiento de los militares “carapintadas” liderados por Aldo Rico, la tensión podía cortarse con cuchillo. Una anécdota impacta por su crudeza y su humanidad: “El panorama dentro del cuartel difícilmente podrá borrarse de mi memoria. Al calor asfixiante, rápidamente se sumó el olor nauseabundo de cuerpos destrozados. Los cadáveres habían sido dejados en el mismo lugar donde las muertes se habían producido... Muchos de ellos habían sido muertos en las primeras horas de los enfrentamientos, de manera que estaban allí, expuestos al sol y a las moscas, desde hacía ya más de veinticuatro horas”.
Ese escenario evoca, en parte, el clima de Argentina entre 1983 y 1989, la etapa que ocupa el centro del libro La casa está en orden de Horacio Jaunarena, quien fuera Ministro de Defensa de Raúl Alfonsín.El libro -que tuvo una edición original en 2011 y ahora se reedita también en formato digital- funciona no solo como memorias ministeriales sino como “un testimonio honesto y objetivo de su propia gestión y, al mismo tiempo, un cuadro de las vicisitudes que atravesó la Argentina en su transición a la democracia”, como escribió Luis Gregorich -que murió en 2020- en el prólogo original. Esta edición incorpora también, a modo de un segundo prólogo, el texto que el politólogo Guillermo O’Donnell -que murió en noviembre de 2011- escribió para la presentación de la primera versión.La obra sitúa al país en un punto límite: una nación que se recuperaba, de a poco, tras la dictadura, con unas Fuerzas Armadas vencidas en Malvinas y desacreditadas socialmente. El propio Alfonsín identificó el núcleo del problema durante un discurso inolvidable, pronunciado en 1985 en la Cena de Camaradería de las Fuerzas Armadas: “Durante los últimos cincuenta años y en todos sus sectores, el país ha vivido cultivando crecientes proclividades a la acción directa, al atajo antijurídico, a la violencia explícita o implícita (...) Si se me pidiera que definiera el componente clave del proceso histórico que nos llevó a nuestro actual estado de postración, yo lo caracterizaría como una progresiva pérdida de nuestro sentido de la juridicidad”.Muchas preguntas estaban en el aire: ¿El nuevo gobierno civil sería capaz de controlar a los militares? ¿Cuántos culpables serían juzgados y condenados? ¿Cuál sería el papel de las Fuerzas Armadas en la reconstrucción democrática? Jaunarena explica esta incertidumbre recurriendo a la historia latinoamericana, donde “el ejemplo que daban otros países latinoamericanos que salían de dictaduras militares consistía, por lo general, en leyes de olvido o impunidad que blindaban políticamente a las Fuerzas Armadas” .Entre las ideas principales del libro emerge la necesidad de construir políticas de Estado estables y sustentables en consenso, evitando lo que Jaunarena define como “proyectos espasmódicos e intentos refundacionales”: “En lugar de proyectos espasmódicos e intentos refundacionales, se requieren pactos para la larga duración, desintegrada por la vocación autoritaria”, escribe.
Este reclamo se inscribe en una historia nacional marcada por el “desorden feudal y el caudillismo gregario” y apunta a que los verdaderos cambios deben trascender los gobiernos de turno y no depender de un partido o figura.Es fundamental en la obra la vitalidad del principio democrático: “Esto es la democracia, y el valor de la democracia debe asentarse, aunque sea muy peligroso” , dijo el politólogo Guillermo O’Donnell en la presentación de la primera versión de este libro, en 2011. Esa convicción fue puesta a prueba tanto por la presión de los sectores militares como por el fuego cruzado de las internas de la propia Unión Cívica Radical (UCR) y la hostilidad de grupos de izquierda y derecha.La búsqueda de equilibrio entre castigo y reconciliación atraviesa cada capítulo. “El gran objetivo de encontrar, en la Argentina democrática, un lugar adecuado y funcional para las Fuerzas Armadas, sin escatimar el castigo a los culpables, pero también sin venganzas ni persecuciones innecesarias”, como escribió en el prólogo Luis Gregorich..
La casa está en orden revisa con detalle episodios que marcaron a fuego la joven democracia, como la sanción de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, así como los alzamientos carapintadas y el asalto al cuartel de La Tablada. Jaunarena demuestra que el ciclo histórico argentino no siguió guión preescrito. Sobre la crisis de Semana Santa, Jaunerena defiende explícitamente una frase que, dice, ha pasado a la historia con una carga negativa porque fue sacada de contexto y usada con mala fe: “Compatriotas, Felices Pascuas. Los hombres amotinados han depuesto su actitud. Como consecuencia, serán detenidos y sometidos a la Justicia. Se trata de un conjunto de hombres, algunos de ellos héroes de la Guerra de las Malvinas, que tomaron esta posición equivocada... Para evitar derramamientos de sangre, di instrucciones a los mandos del Ejército para que no se procediera a la represión, y hoy podemos todos dar gracias a Dios: la casa está en orden y no hay sangre en la Argentina”. Fue lo que le dijo Raúl Alfonsín a una multitud que había salido a poner el pecho para defender la democracia. Jaunarena niega con fuerza que esa frase implicara un pacto oculto: “No existe, ni puede existir, un solo documento, ni un solo testimonio que así lo sugiera… Sí existieron muchas operaciones de inteligencia y de prensa –que en varios casos actuaron en conjunto– que instalaron, por cierto con éxito, esa idea”.El testimonio de Jaunarena se suma a una escasa tradición argentina de memorias públicas. “Los dirigentes políticos se suceden en los cargos sin tener en cuenta experiencias previas... Unas pocas excepciones se limitan a confirmar la regla” , escribe Gregorich en el prólogo.En las últimas páginas, Jaunarena deja en claro que el proceso democrático exige memoria activa y compromiso con el futuro: Para eso, cita a Raúl Alfonsín, en aquella cena de las Fuerzas Armadas: “Hemos producido hechos inéditos y auspiciosos que sirvieron para mostrar que esta vez la verdad, la justicia y la defensa de la dignidad humana no son esperanzas abstractas. Ahora es necesario que marchemos juntos desde el corazón mismo de la sociedad hacia la reconciliación definitiva de los argentinos, con un sentido enaltecedor de justicia basado en la ética social”.Durante la redacción del libro, su hija María “destinó largas horas al estilo de escritura de este libro y logró convertirlo en un testimonio de lectura ágil”, cuenta. Una colaboración familiar, un detalle doméstico, que sirve de contrapunto humano a las horas críticas en la historia argentina.◆ Horacio Jaunarena (Pergamino, 1942) fue Ministro de Defensa de la Nación en las presidencias de Raúl Alfonsín, Fernando De la Rúa y Eduardo Duhalde.◆ Ocupaba el cargo de ministro cuando el Movimiento Todos por la Patria (MTP) protagonizó el asalto al cuartel de La Tablada en 1989.
◆ Su mayor aporte documental es el libro La casa está en orden.Fuente: telam
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