05/09/2025
La epopeya del correo aéreo argentino: aeródromos precarios y las historias de los héroes de guerra que participaron

Fuente: telam
La famosa Aeroposta fue el primer correo aéreo que tuvo Argentina. Los pilotos que participaron del proyecto fueron celebridades de proyección internacional: Antoine de Saint-Exupéry, Jean Mermoz, Henri Guillaumet, que trabajaron codo a codo con colegas locales como Rufino Luro Cambaceres y Próspero Palazzo
>Resultaba increíble poder leer, en Buenos Aires, una publicación que había sido editada solo cuatro días antes en Francia, y calmó notoriamente las ansiedades de los que recibían cartas de sus seres queridos con semejante inmediatez. El correo aéreo, sensación en Europa, había hecho el milagro, que replicaría en nuestro país de la mano de verdaderos ases de la aviación.
En 1918, creó la compañía aérea Lignes Aériennes Latécoère con el propósito de conectar diversos puntos de Europa con África. Al finalizar la gran guerra, sus aviones unieron Toulouse y Barcelona con Casablanca, en Marruecos, y luego extendieron el recorrido hasta Dakar, no sin enfrentar graves dificultades, especialmente con tribus que se oponían a estos vuelos, y que llegaron a secuestrar a pilotos.
Hacia Brasil viajó Latécoère a ofrecerle a Lafont, que nada sabía de aviación, el negocio del correo aéreo, que incluyera a Francia, Brasil y que abarcase además a Buenos Aires. Para entonces un capitán llamado José Roig había hecho el trayecto desde el Viejo Mundo, y comprobó que la empresa era totalmente viable.
El 1 de abril de 1927 cerraron el trato, cuando el primero le cedió el 93 % de las acciones de su empresa. Lafont le cambió el nombre por el de Compagnie Aeropostale Generale.Lafont convocó a Vicente Almandos Almonacid, un piloto riojano que era un héroe de guerra en Francia, por sus acciones de arrojo como piloto durante la primera guerra. Recibió el mandato de Lafont de armar una empresa subsidiaria de correo aéreo en Argentina, que sería Aeroposta Argentina S.A.Almonacid había nacido en la Navidad de 1882 en la localidad riojana de San Miguel de Anguinán. Su padre, un próspero empresario minero, fue gobernador de esa provincia entre 1877 y 1880, y cuando murió, cuando Vicente contaba con 9 años, toda la familia se mudó a la Ciudad de Buenos Aires.Como Francia era la pionera en la escuela de aviación hacia allí viajó a finales de 1913. En 1914 obtuvo su brevet y se instaló en París. Se enroló en la Legión Extranjera como piloto militar, y lo mandaron a una escuadrilla que estaba en las afueras de París. De un puesto de vigilancia en la capital, pidió ser transferido a la 27.ª Escuadrilla, donde estaba la acción. Su amigo Roland Garros lo haría en la 26.ª.
Participó, volando un biplano Voisin, en bombardeos de estaciones y fábricas de municiones y derribó aviones enemigos. Su desempeño lo llevó, de simple soldado, a ser ascendido a subteniente al año siguiente.Fue un precursor de los bombardeos nocturnos, cuando volar de noche estaba prohibido. Cuando la guerra terminó, en 1918, tenía el grado de capitán e innumerables misiones en su haber y ampliamente condecorado.
En septiembre de 1919 regresó a la Argentina como un héroe de guerra. En 1920 se casó con Dolores Güiraldes, la hermana de Ricardo. Tuvieron cuatro hijos, Vicente, Esmeralda, María y Ricardo. Se separarían en 1932.Fue director técnico de Aeroposta y el logo -un sobre con alas atravesado por una flecha- fue diseño suyo.
El presidente Marcelo T. de Alvear recibió la noticia de la operación de la nueva empresa con los brazos abiertos. A principios de 1927 se firmó el contrato, abrieron una oficina en la calle Reconquista 240 y hubo que buscar un terreno adecuado para un aeródromo.Las instalaciones eran simples, y tenían antenas de radio para comunicarse con otros puntos. En los primeros tiempos, el aeródromo no disponía de pista, sino que los pilotos elegían cómo aterrizar en el césped según la dirección del viento.
Comenzaron los vuelos que unieron Natal con Buenos Aires y también con Francia, a la par que se exploraban nuevas rutas, como por ejemplo, Paraguay, país que entraría en el itinerario de la empresa en enero de 1929, con escala en Posadas. Pero dos años después esta ruta quedaría cancelada.Había otro territorio a cubrir, más vasto, y donde había poblaciones prácticamente aisladas, como era la Patagonia. Se determinó que los vuelos cubriesen, en una primera etapa, las ciudades de Bahía Blanca y Comodoro Rivadavia, ruta que previamente había sido relevada por los pilotos Paul Vachet, un francés que estaba en la empresa desde 1921 cubriendo Toulouse-Marruecos, y Rufino Luro Cambaceres. Este último era un agrónomo y veterinario, radicado en Bahía Blanca, precursor del aero club local. Piloto desde 1926, se incorporó a Aeroposta tres años después, y en 1931 fue nombrado director. Ostenta el récord de ser, entonces, uno de los pilotos con mayor horas de vuelo a lo más austral del país.
Había nacido el 29 de junio de 1900 en Lyon. Llegó a Buenos Aires en barco el 12 de octubre de 1929 y se alojó en el Majestic, uno de los hoteles más lujosos de la ciudad, en avenida de Mayo al 1300. Vivió en el departamento 605 que alquilaba sobre la Galería Güemes, en Florida al 200.
Corpulento, de nariz algo ganchuda, de ojos saltones y de una incipiente calvicie, había aprendido a volar en la fuerza aérea francesa, a la que se había incorporado en 1921. Con Almandos Almonacid se hicieron muy amigos, que vivía cerca, y solían desayunar juntos. También compartía trabajo y salidas al Tabarís, cuyo dueño era un francés y a otros cabarés de moda con Henri Guillaumet y Jean Mermoz. Saint-Exupéry, al que llamaban Saintex, acostumbraba a comer en Conte, un restaurante clásico ubicado en Cangallo 966, ya que en su carta ofrecía platos de su país.De uno de los viajes que hacía a lo largo de la costa patagónica, trajo a Buenos Aires una foca bebé, de la que se había encariñado, y la mantenía en la bañera de su departamento. En la costa atlántica, en el verano acostumbraba a alojarse en la habitación 51 del Hotel Ostende, la que conserva la cama de hierro y muebles originales de esa época. Saint-Exupéry admitió que sentía a la Argentina como su propio país, si en Buenos Aires conoció a Consuelo Suncin, quien sería su esposa.
Pero era evidente que esta población, que había alcanzado trascendencia cuando en diciembre de 1917 se descubrió petróleo, no podía ser de ninguna manera, el final del recorrido. En 1930 el servicio ya llegaba a Río Gallegos, con escalas en Puerto Deseado y San Julián.
Mermoz fue primero piloto militar y luego comercial. Contratado por Latécoère, en 1929 fue nombrado jefe de pilotos de América del Sur. El 9 de marzo de 1929, cuando intentaba buscar una ruta que uniese La Rioja con la chilena Copiapó, debió hacer un aterrizaje de emergencia en plena cordillera.
Luego de un impasse de dos años donde por problemas económicos Aeroposta suspendió sus servicios y una pequeña empresa manejada por Luro Cambaceres hizo lo que podía, en 1935 Aeroposta, de nuevo en el ruedo, logró extenderse hasta Tierra del Fuego.
Entre los accidentes que conmocionaron al país se encuentra el que perdieron la vida Próspero Palazzo y César Brugo. Fue el 23 de junio de 1936 cuando, a bordo de un Laté 28 volaban de Bahía Blanca a Río Grande. En una de las escalas, bajó el pasaje, pero ellos decidieron continuar llevando correspondencia, a pesar de que sabían que enfrentarían un temporal de viento y nieve. A la altura de Puerto Visser, al sur de Chubut, sobre la costa, una fuerte corriente de aire los hizo caer en picada. El avión se estrelló, incendió y ambos pilotos murieron carbonizados.
Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, quiso enrolarse como piloto de combate, pero fue rechazado ya que no aceptaban a mayores de 30 años. Pilotearía un Lightning P 38 de reconocimiento, y el 31 de julio de 1944 fue derribado por un avión alemán en el Mediterráneo, cerca de la isla de Rou.
En un vuelo hacia Natal, el 7 de diciembre de 1936, Mermoz debió regresar al poco de despegar por la falla de un motor. Al no haber otro avión, le repararon el motor y volvió a salir. Al rato mandó por radio su última comunicación: “Cortamos motor derecho trasero”. Desapareció en las aguas del Atlántico, junto a su copiloto, el navegador, el operador de radio y el mecánico. Su amigo Guillaumet lo buscó durante dos días.
A la par, Almonacid continuaba experimentando nuevos inventos, como un sistema de navegación para vuelos nocturnos y diversos dispositivos para distintos tipos de aviones de guerra. Porque la Gran Guerra no sería la última en la que participaría.
Los aviones fueron modernizándose, se sumaron nuevos aeródromos y escalas. Aeroposta sobrevivió hasta 1946 cuando el gobierno peronista creó la Sociedad General de Aviación S.A., y esa empresa fue absorbida junto a otras. En 1950 la unificación de estas empresas dio origen a Aerolíneas Argentinas. Y otra historia comenzaba.
Fuente: telam
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