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17/07/2025

Hace 780.000 años se invirtió el campo magnético de la Tierra: ahora, ese fenómeno puede escucharse

Fuente: telam

Un equipo internacional de científicos convirtió los datos geológicos de la inversión de Matuyama-Brunhes en una experiencia auditiva que revela cómo se fragmentó y colapsó

>Hace 780.000 años, los polos magnéticos del Ahora, un equipo de científicos logró traducir esa transformación invisible en una experiencia sonora desconcertante.

Lo que antes era únicamente reconstruido con modelos y gráficos, hoy se convierte en una sucesión de sonidos que revela cómo se comportó el campo magnético terrestre cuando colapsó, se fragmentó y finalmente cambió de orientación.

La sonificación fue desarrollada por un equipo interdisciplinario que incluyó a los geofísicos Sanja Panovska y Ahmed Nasser Mahgoub, del Centro Helmholtz de Geociencias (GFZ), junto a artistas y expertos en visualización científica. A partir de datos extraídos de sedimentos marinos y núcleos de perforación obtenidos en distintos puntos del planeta, reconstruyeron un modelo global del campo magnético durante aquella inversión.

Las visualizaciones fueron realizadas por Maximilian Arthus Schanner y el diseño sonoro estuvo a cargo de Klaus Nielsen. El resultado es una pieza auditiva inquietante que traduce fluctuaciones geomagnéticas en capas de sonido superpuestas, generando una imagen acústica de lo que sucedía en el núcleo terrestre mientras los polos intercambiaban su posición.

Este campo se extiende miles de kilómetros en el espacio y forma una burbuja protectora, la magnetosfera, que desvía partículas solares cargadas y radiación cósmica. Sin esa protección, la atmósfera terrestre se vería erosionada y la vida estaría expuesta a niveles extremos de radiación.

Cuando ocurre una inversión geomagnética, la estructura habitual del campo entra en un estado caótico. Las líneas de fuerza que normalmente salen del polo sur y entran en el polo norte se desorganizan, se multiplican y se reconfiguran en múltiples focos magnéticos repartidos por todo el planeta. Según el equipo científico, “los polos magnéticos de la Tierra no solo intercambian lugares de manera ordenada, sino que se tambalean en cámara lenta, dividiéndose en masas y fusionándose”.

La inversión de Matuyama-Brunhes no fue la única ni la más reciente. Hace aproximadamente 41.000 años, un fenómeno similar —conocido como el evento de Laschamps— dejó una huella registrada en los flujos de lava solidificada del centro de Francia.

Esa reversión también fue modelada y convertida en sonido en 2024, mediante una interpretación desarrollada por la Universidad Técnica de Dinamarca y el mismo Centro Alemán de Geociencias. Para representarla, los investigadores combinaron datos del satélite Swarm de la Agencia Espacial Europea (ESA) con sonidos naturales como crujidos de madera y colisiones rocosas.

El campo magnético de la Tierra se debilita gradualmente antes de invertir su polaridad. En el caso de Laschamps, la intensidad se redujo hasta un 5 por ciento del nivel actual. Ese debilitamiento permite que más radiación cósmica penetre la atmósfera terrestre, lo que tiene efectos medibles. Uno de los indicadores más precisos es el aumento de berilio-10, un isótopo que se forma cuando los rayos cósmicos reaccionan con el oxígeno y el nitrógeno del aire. Este berilio queda atrapado en núcleos de hielo o sedimentos marinos, permitiendo a los científicos reconstruir con precisión la historia de las inversiones magnéticas.

Según los registros analizados, durante Laschamps los niveles de berilio-10 se duplicaron. Esa variación sugiere un ingreso más intenso de radiación, capaz de afectar la capa de ozono y modificar las condiciones atmosféricas globales.

La inversión de Laschamps duró unos 250 años y permaneció en su orientación invertida por otros 440. En su punto máximo, el campo solo alcanzó el 25 por ciento de su fuerza habitual. Aunque estos números reflejan procesos de muy largo plazo, para escalas humanas implican generaciones enteras viviendo bajo una magnetosfera debilitada. “Comprender estos fenómenos extremos es importante para su ocurrencia en el futuro, para predecir el clima espacial y para evaluar sus efectos sobre el medio ambiente y el sistema terrestre”, sostuvo Panovska.

Desde 2013, la constelación de satélites Swarm monitorea continuamente el campo magnético terrestre. Gracias a sus sensores, los científicos pueden observar cómo se comporta el campo en distintos niveles: desde el núcleo profundo hasta la ionosfera. En los últimos años se detectaron anomalías regionales, como un debilitamiento sobre el Atlántico Sur, que genera inquietud por una posible inversión en el futuro cercano.

El campo magnético no se invierte con regularidad. A lo largo de los últimos 20 millones de años, estos eventos ocurrieron en intervalos muy variables, lo que dificulta cualquier predicción precisa. Además, el proceso mismo es caótico: en lugar de un cambio repentino, lo que se observa es una oscilación gradual, con múltiples polos coexistiendo durante el proceso de transición.

A través de datos geológicos, isotopos y simulaciones, los investigadores intentan reconstruir cómo evoluciona este comportamiento. Transformar esa evolución en sonido es más que una curiosidad artística.

Aunque los efectos exactos sobre las especies que vivieron esas transiciones no están del todo claros, las investigaciones siguen acumulando evidencias que vinculan estas inversiones con cambios ambientales sustanciales. En un mundo donde la tecnología depende cada vez más del equilibrio magnético —por ejemplo, en la navegación aérea, las comunicaciones satelitales y la protección contra tormentas solares—, comprender el pasado del campo magnético terrestre no es solo una tarea científica. Es una necesidad práctica para anticipar y mitigar los posibles efectos de futuras alteraciones.

Hoy, con sensores satelitales y tecnologías de sonificación, es posible escuchar esos rastros y transformarlos en una narrativa auditiva que conecta el presente con eventos que ocurrieron hace miles o cientos de miles de años. En esa historia de inversiones, fluctuaciones y debilidades, también se escribe la historia de cómo el planeta se convirtió en un entorno habitable.

Fuente: telam

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