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08/07/2025

Un estudio identificó diferencias cerebrales previas al primer consumo de drogas en adolescentes

Fuente: telam

Investigadores estadounidenses detectaron particularidades en el cerebro de jóvenes que inician el consumo de sustancias antes de los 15 años, abriendo nuevas posibilidades para la prevención y el apoyo a jóvenes en riesgo

>“Algunos Según destacó Scientific American, durante décadas, la explicación dominante sobre la adicción se basó en que el consumo de drogas daña el cerebro, y que cuanto antes se inicia ese consumo, mayor es el riesgo de desarrollar dependencia. El El equipo de investigadores, encabezado por Alex Miller, profesor asistente de psiquiatría en la Escuela de Medicina de la Universidad de Indiana, observó que los jóvenes que comenzaron a experimentar con cannabis, cigarrillos o alcohol antes de los 15 años ya presentaban diferencias cerebrales antes de su primer consumo. Estas diferencias incluían un mayor tamaño cerebral total y ampliaciones en áreas específicas vinculadas a funciones claves del desarrollo cognitivo, emocional y conductual, así como una corteza cerebral con mayor superficie y más pliegues y surcos en comparación con quienes no consumieron sustancias.

Casi una cuarta parte de los participantes ya había consumido alcohol, cannabis o nicotina al inicio del estudio. Tanto quienes ya habían probado drogas como aquellos que lo hicieron durante el seguimiento mostraban patrones cerebrales similares, lo que refuerza la hipótesis de que estas características preceden al consumo.

La existencia de diferencias cerebrales previas al consumo plantea interrogantes sobre su origen. Los investigadores consideran que estas particularidades podrían deberse a variaciones genéticas o a experiencias adversas en la infancia, factores previamente vinculados al riesgo de adicción. Aunque no se descarta que las sustancias influyan en el desarrollo cerebral y aumenten el riesgo de dependencia, el estudio apunta a la existencia de condiciones preexistentes que predisponen a ciertos jóvenes a experimentar con drogas.

Nora Volkow, directora del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA), subrayó que los hallazgos “en realidad te están diciendo que hay factores de vulnerabilidad y los está identificando”. Por su parte, Ayana Jordan, profesora asociada de psiquiatría y salud poblacional en la NYU Grossman School of Medicine, quien no participó en el estudio, afirmó: “Este estudio es extremadamente útil porque comienza a delinear los cambios cerebrales que se observan en adolescentes que empiezan a usar drogas temprano”.

Jordan también señaló que las diferencias cerebrales identificadas se asocian únicamente al inicio temprano del consumo, no necesariamente al desarrollo de una adicción. “Se necesita más información para ver si alguno de estos cambios cerebrales está relacionado con la progresión de la enfermedad, la gravedad del consumo o la respuesta al tratamiento”, puntualizó.

El estudio también exploró la relación entre estas diferencias cerebrales y ciertos rasgos de personalidad. Investigaciones previas vincularon características como la curiosidad, la búsqueda de sensaciones y la disposición al riesgo con los patrones cerebrales observados en jóvenes que experimentan con drogas. Estos rasgos, agrupados bajo el concepto de “apertura a la experiencia”, suelen asociarse con una mayor inteligencia y una inclinación a explorar el entorno.

No obstante, cuando la curiosidad se combina con una fuerte tendencia a buscar sensaciones intensas y a asumir riesgos sin considerar las consecuencias, aumenta la probabilidad de probar sustancias. Así, los mismos rasgos que pueden favorecer el aprendizaje y la creatividad también pueden exponer a los adolescentes a conductas de riesgo.

La identificación de factores de riesgo antes del consumo permitió diseñar intervenciones preventivas más eficaces. Un ensayo independiente realizado en Montreal, Canadá, y publicado en el American Journal of Psychiatry, demostró que es posible reducir de forma significativa la incidencia de trastornos por uso de sustancias en adolescentes con rasgos de personalidad considerados de riesgo.

Cinco años más tarde, los estudiantes de las escuelas que aplicaron el programa presentaron un 87% menos de probabilidades de desarrollar trastornos por uso de sustancias en comparación con quienes no participaron en la intervención. “Es una reducción del 35% en el crecimiento anual de los trastornos por uso de sustancias a lo largo del tiempo”, explicó Conrod.

Los expertos coinciden en la necesidad de comprender y abordar estos factores de vulnerabilidad sin estigmatizar a los adolescentes. Conrod recalcó que los rasgos considerados “de riesgo” también pueden ser valiosos. “Por ejemplo, una tendencia a buscar nuevas experiencias puede ser fundamental para el éxito en la ciencia, la medicina y las artes. La disposición a asumir riesgos es útil en ocupaciones que van desde la extinción de incendios hasta el emprendimiento”, señaló.

La necesidad de replantear las estrategias de prevención de adicciones en adolescentes se vuelve urgente ante estos hallazgos. Los resultados del estudio, junto con el éxito del programa de intervención en Montreal, indican que identificar y apoyar a jóvenes con rasgos de personalidad de riesgo, sin etiquetarlos de forma negativa, puede reducir significativamente el desarrollo de trastornos por uso de sustancias.

Como concluye Patricia Conrod, la clave está en potenciar los aspectos positivos de estos rasgos y ofrecer alternativas saludables para canalizarlos, en lugar de considerar a estos jóvenes como problemáticos o enfermos.

Fuente: telam

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