26/06/2025
Nuevos rastros de nazis en Argentina: un espía sin fotos, mapas de la Patagonia y un barco hundido por su capitán

Fuente: telam
El investigador Abel Basti accedió a mapas alemanes con detalles de la costa argentina. Además, el espía que trabajaba en la usina de energía de Ingeniero White, mientras informaba sobre los movimientos del puerto de Bahía Blanca
>Pese a que las bombas y las batallas de trincheras sucedían a miles de kilómetros, la Segunda Guerra Mundial también tuvo sus capítulos en Argentina. En este caso, en estas playas del sur del continente se dio más una especia de contienda fría de espías y algunas pocas batallas en el mar argentino.
Las acciones de Monch se centraron en recopilar datos sobre barcos británicos, estadounidenses y argentinos que llegaban y partían del puerto. A través de la utilización de infraestructura civil y contactos en instituciones extranjeras, llegó a coordinar envíos de información cifrada hacia Europa. Las autoridades argentinas, al tomar conocimiento de la red, realizaron investigaciones, aunque la protección que Monch recibía de ciertos círculos dificultó su detención por un tiempo considerable. Entre los elementos más destacados de su perfil se encuentra la capacidad para mimetizarse en la vida social de Bahía Blanca, lo que le permitió operar con discreción durante años.
El inmigrante alemán tuvo familia y participaba de los eventos de la sociedad de la época como un bahiense más. Solía elogiar la Argentina como “tierra de oportunidades”. Sin embargo, cuando comenzaron las hostilidades en Europa, su función cambió para siempre. Monch había sido contratado para trabajar en la vieja usina de Ingeniero White, un pueblo muy cercano a Bahía Blanca. Desde allí tenía contacto visual directo con el puerto. Mientras intentaba mantener encendida la electricidad de toda la ciudad.No quedó ninguna foto del paso de Gustav por la vieja usina de Ingeniero White. Es como si no hubiera existido, salvo por los relatos que recopilaron su vida. En tanto, el espacio en el que trabajo se convirtió ya entrado el siglo XXI en un centro cultural llamado La torre del espía.
La entrada del Ussukuma al puerto de Bahía Blanca marcó un momento significativo para la comunidad local. Fue en 1939, apenas declarada el conflicto entre Alemania y los Aliados. El barco, un buque mercante alemán, arribó en circunstancias marcadas por la tensión internacional y el avance de la Segunda Guerra Mundial.Sobre la presencia del Ussukuma en Argentina, sostiene en diálogo con Infobae que “seguro era buque de apoyo para el barco de guerra Graf Spee. Ambos fueron perseguidos por la flota inglesa que estaba en Malvinas”.
La presencia del barco captó de inmediato la atención tanto de las autoridades argentinas como de los habitantes de la ciudad. El Ussukuma transportaba tripulantes y una carga que incluía maquinaria, productos de hierro y diversos bienes comerciales.Los rumores empezaron a circular entre los vecinos de Bahía Blanca. Se propagaron versiones sobre el transporte de armas o materiales secretos, aunque oficialmente la carga constaba de bienes civiles y maquinaria industrial. La estadía del Ussukuma se transformó rápidamente en tema central de conversación en los bares y mercados locales.
Basti muestra una serie de documentos que dan cuenta de la importancia estratégica que le daba Alemania a América del Sur. Son unas cartas de navegación de 1920, pero que fueron actualizadas en al década del 40 por el Ejército alemán. “Tienen el sello con el águila nazi característico”, cuenta el investigador.Otros de los archivos son de inteligencia. Se ve la costa y el mar argentino todo marcado con números y letras. También, otra vez, el águila nazi como sello de identificación. “Este mapa se usaba para darle coordenadas precisas a los capitanes de los barcos para que se dirijan a ese punto para alguna misión especifica”.
Y Basti revela unos documentos de la antigua Unión Soviética que marcan que cuando el destino de la guerra ya estaba marcado, unos 15 submarinos salieron desde Noruega y España con rumbo a América del Sur. “De todas esas naves, dos se entregaron en Mar del Plata, una tercera está hundida frente a Necochea y aparecieron unos botes en la Patagonia. Pero hay que seguir buscando. Mi hipótesis es que Hitler llegó en uno de esos submarinos”.Luego de varias semanas en puerto, y en medio de una situación política internacional cada vez más tensa, el Ussukuma emprendió su partida de Bahía Blanca. Durante su salida, se produjo un episodio que marcaría el final de la presencia del barco en la ciudad y reforzaría el mito en torno a su historia. La Armada británica, en pleno enfrentamiento bélico contra el Tercer Reich, lo localizó en aguas cercanas tras su salida del puerto argentino. Ante el pedido de que se entreguen, la tripulación abandonó el barco como detenida, pero antes hicieron explotar la nave. El buque nazi quedó para siempre en el fondo del mar argentino. Se llevó a las profundidades toda su carga, secretos y, quizás, mapas parecidos a los que tiene Basti en su poder.
Fuente: telam
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