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14/08/2025

La historia del héroe olvidado que salvó a artistas y escritores del nazismo

Fuente: telam

El estadounidense Varian Fry y su red de rescate cobra vida en “Marseille 1940″, la obra del escritor y periodista alemán Uwe Wittstock que revela cómo cientos de intelectuales pudieron escapar del horror

>Poco antes de morir en 1967, Varian Fry recibió la Legión de Honor del gobierno francés. Décadas después, en 1994, el Centro de Conmemoración del Holocausto Yad Vashem en Jerusalén lo reconoció como “Justo entre las Naciones”, el primer estadounidense en obtener ese título. Estos homenajes, aunque tardíos, reflejan el impacto de su labor durante uno de los episodios más oscuros de la Europa del siglo XX, cuando la ciudad de Marsella se convirtió en el último refugio para miles de perseguidos por el régimen nazi. La historia de este enclave y de quienes lucharon por salvar vidas en medio del caos es el eje de la obra de Uwe Wittstock, Marseille 1940.

Tras la invasión de la Wehrmacht en mayo de 1940, el ejército francés, considerado hasta entonces el más poderoso y respetado del continente, colapsó en cuestión de semanas. El desconcierto se apoderó de Europa, mientras el Reino Unido se preparaba para ser el siguiente objetivo de la maquinaria bélica alemana. En Estados Unidos, la preocupación era palpable: se había confiado en que Francia y el Reino Unido mantendrían a salvo el Atlántico frente a la marina alemana.

La rapidez y contundencia de la derrota francesa provocó un éxodo masivo. Decenas de miles de ciudadanos franceses, junto a refugiados de una docena de países amenazados por Adolf Hitler, buscaron refugio inmediato en Marsella. Wittstock, periodista alemán, reconstruye este periodo a partir de archivos recientes y describe cómo el orden de una nación confiada fue sustituido por el caos.

Los alemanes, conscientes de la imposibilidad de controlar toda Francia de manera directa, instauraron un gobierno colaboracionista encabezado por el mariscal Philippe Pétain, héroe de la Gran Guerra.

El relato de Wittstock está poblado de ejemplos de personas, tanto francesas como extranjeras, que consideraron imprescindible abandonar Francia en 1940 para evitar la detención por parte de la Gestapo.

De los dos millones de habitantes de París, cerca de un millón ya había huido, entre ellos judíos y otros colectivos que temían ser blanco de la represión alemana. Aunque muchos regresaron posteriormente, durante los primeros meses tras la invasión, las vías férreas y carreteras bombardeadas impidieron la repoblación de la capital.

Hitler visitó París durante un día completo, recorriendo en coche descapotable monumentos emblemáticos como la Ópera, los Inválidos, los Campos Elíseos y la Torre Eiffel, donde se hizo fotografiar para las portadas de los principales periódicos internacionales.

En este contexto, Wittstock identifica a Varian Fry como la figura central de la resistencia humanitaria. Este neoyorquino de 32 años dirigía el Emergency Rescue Committee, que más tarde se integraría en el International Relief and Rescue Committee.

Llegó a Francia en 1940 con 3.000 dólares adheridos a la pierna (equivalentes a unos 75.000 dólares actuales) y una lista de más de 200 artistas, escritores e intelectuales en peligro por el nuevo régimen alemán. El subtítulo del libro, “El éxodo de la literatura”, alude a este fenómeno.

Tres estadounidenses adineradas, La política cultural nazi había declarado la necesidad de controlar, e incluso erradicar, el llamado “arte degenerado”, representado por creadores como Max Ernst y Pablo Picasso. Escritores de renombre también se vieron amenazados, entre ellos la filósofa política Hannah Arendt, la novelista Anna Seghers y el crítico cultural Walter Benjamin.

La llamada “cuestión judía” se mantuvo como un dilema tanto para los Aliados como para el Eje. El presidente Franklin D. Roosevelt y el primer ministro Winston Churchill temían que facilitar la emigración judía provocara represalias alemanas y avivara los prejuicios en sus propios países.

En Moscú, Joseph Stalin desconfiaba de que un exceso de atención sobre los judíos distrajera a Estados Unidos de suministrarle el material y las armas necesarios para disuadir o combatir una eventual invasión alemana.

Fry continuó su labor hasta que el gobierno de Vichy lo expulsó en agosto de 1941, meses antes de la entrada de Estados Unidos en la guerra. De regreso en Nueva York, prosiguió su denuncia de los crímenes del nazismo a través de artículos y conferencias.

El libro de Wittstock aporta pruebas que desmienten la pretendida ignorancia de muchos ciudadanos alemanes sobre la existencia de los campos de concentración en la Europa ocupada. Muchos de ellos respaldaron el régimen de Hitler hasta su caída y, tras la guerra, alegaron desconocimiento de los crímenes cometidos. La documentación reunida en “Marseille 1940” ofrece un argumento sólido para rechazar esa postura.

Fuente: telam

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