02/05/2025
Fuerte advertencia de Estados Unidos contra los tratamientos de transición de género en menores

Fuente: telam
El Departamento de Salud de ese país publicó una “revisión de la evidencia y de las mejores prácticas” para la atención de esos casos, en el marco de “la creciente preocupación internacional acerca de la transición médica pediátrica”
>El Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos dio a conocer un informe de más de 400 páginas que es el resultado de una extensa revisión de la atención médica que reciben los menores con disforia de género en ese país y de la evidencia que respalda los tratamientos que se aplican, realizada en cumplimiento de la Orden Ejecutiva 14187, del 28 de enero de 2025.
El texto publicado alude a “la creciente preocupación internacional acerca de la transición médica pediátrica”, en relación a las medidas que cada vez más países -Reino Unido, Suecia, Finlandia, Noruega- están tomando para limitar o directamente prohibir los bloqueos de pubertad, la hormonización cruzada y las cirugías en menores de edad.
Fue ese contexto mundial el que llevó al Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos a realizar esta “revisión de la evidencia y las mejores prácticas para el tratamiento de la disforia de género pediátrica”.
“Miles de niños y adolescentes estadounidenses han recibido estas intervenciones”, dice el informe.
El aumento de la disforia juvenil se ha producido “en el contexto de una crisis de salud mental más amplia que afecta a los adolescentes”, recuerdan.“Muchos de estos niños y adolescentes tienen afecciones psiquiátricas o del neurodesarrollo concurrentes, lo que los hace especialmente vulnerables”, advierten, por lo que “merecen recibir una atención compasiva, basada en pruebas” y adaptada a las necesidades específicas de su caso.
También señalan que “el diagnóstico de la disforia de género se basa enteramente en autoinformes subjetivos y en observaciones conductuales, sin ningún marcador objetivo físico, de imagen o de laboratorio”; sólo “se centra en actitudes, sentimientos y comportamientos que, como se sabe fluctúan durante la adolescencia”, agregan, no sin sentido común.“Las controversias en torno a la transición médica de los menores van más allá del debate científico; son profundamente culturales y políticas -constata el informe de la Revisión-. El discurso público está dominado por narrativas intensamente polarizantes. Algunos ven la transición médica de los menores como una cuestión de derechos civiles acuciante, mientras que otros la consideran un profundo fracaso médico y un recordatorio aleccionador de que incluso la medicina moderna es vulnerable a errores graves”.
Esto último es el caso de las profesionales francesas cuyo libro fue reseñado en una nota anterior [Ver: Tras señalar que en la actualidad en los EEUU, el enfoque que se da a los tratamientos de la disforia de género pediátrica “se alinea con el modelo de atención de ‘afirmación del género’ recomendado por la Asociación Profesional Mundial para la Salud Transgénero (WPATH)”, la revisión señala que los protocolos que esta ONG recomienda “se adoptaron internacionalmente antes de la publicación de los primeros estudios de resultados”.Las autoridades de los países que han restringido las terapias afirmativas, “recomiendan ahora enfoques psicosociales, en lugar de intervenciones hormonales o quirúrgicas, como tratamiento principal”, dice la revisión.
Aclaran que a pesar de que el corto período en el cual se vienen aplicando estos tratamientos dificulta la evaluación tanto de sus beneficios como de sus daños, “pueden extraerse importantes conclusiones de los conocimientos establecidos sobre la fisiología humana y los efectos y mecanismos de los agentes farmacológicos utilizados”.
Entre ellas, enumeran los “riesgos de la transición médica pediátrica”, a saber: “infertilidad/esterilidad, disfunción sexual, deterioro de la acumulación de densidad ósea, impactos cognitivos adversos, enfermedades cardiovasculares y trastornos metabólicos, trastornos psiquiátricos, complicaciones quirúrgicas y arrepentimiento”.La WPATH ha sido señalada, recuerdan, por suprimir “revisiones sistemáticas que sus líderes creían que socavarían su enfoque de tratamiento recomendado” y porque en sus últimos protocolos eliminó “casi todos los mínimos de edad recomendados para las intervenciones médicas y quirúrgicas en respuesta a presiones políticas”.
A muchas familias argentinas les resultará familiar esta descripción de cómo actúan los servicios de atención a menores trans, ya que la misma liviandad e imprudencia se verifica aquí en muchos casos, Otro paralelo con la situación local es la acusación que hace la revisión a “las asociaciones médicas estadounidenses” por desempeñar “un papel clave en la creación de la percepción de que existe un consenso profesional a favor de la transición médica pediátrica”, cuando en realidad se trata del lobby ejercidos por “un pequeño número de comités especializados, influidos por WPATH”
“La evidencia sobre los beneficios de la transición médica pediátrica es muy incierta, mientras que la evidencia sobre los daños es menos incierta”, dice una de las conclusiones del informe.
Insisten en la necesidad de más y mejor investigación sobre una práctica médica que evidentemente está todavía en etapa experimental. Con el riesgo de convertir a muchos niños en cobayos.
Otra conclusión extremadamente importante: “No se ha encontrado ninguna asociación entre disforia de género y tendencia al suicidio, y no hay pruebas de que la transición médica pediátrica reduzca la incidencia de suicidio”.Concluyen con una recomendación: “La psicoterapia es una alternativa no invasiva a las intervenciones endocrinas y quirúrgicas para el tratamiento de la disforia de género pediátrica. Las revisiones sistemáticas de la evidencia no han encontrado pruebas de efectos adversos de la psicoterapia.”
Fuente: telam
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