21/04/2025
El último libro sobre el Papa Francisco lo escribió un ateo que preguntó si su madre vería a su padre después de morir

Fuente: telam
El Vaticano invitó al español Javier Cercas a acompañar al Papa en su viaje a Mongolia. Y el autor aprovechó para hacer una pregunta que lo inquietaba. Y que el pontífice respondió. De eso se trata “El loco de Dios en el fin del mundo”
>“No va a ser fácil una contrarrevolución, una reacción radical contra lo que ha hecho este papa”, dice Javier Cercas ahora, que acaba de morir el Papa Francisco. Pero el escritor español, que se define como ateo, anticlerical, laicista y racionalista, se ha pasado el último mes hablando del Papa. Y lo ha hecho porque a comienzos de abril salió su libro El loco de Dios en el fin del mundo, donde cuenta un viaje a Mongolia en el que acompañó a Francisco. Porque lo convocaron. Sí, a él.
“Son cardenales que siguen un poco su línea y muchos son muy poco conocidos, porque una de las cosas que ha hecho Francisco, una parte de su gran cambio ha sido desitalianizar la iglesia, hay cardenales de todas partes, de Mongolia, de Papúa Nueva Guinea, de todo el mundo”, dijo esta mañana Cercas. La ola de la derecha, cree, no llegará al Vaticano.Todo empezó, como contó Beatriz Martínez en Infobae, cuando Javier Cercas estaba firmando libros en Turín. Su editora italiana se acercó y le dijo que “un señor del Vaticano” quería hablar con él. Se trataba de Lorenzo Fazzini, director de la editorial de la Santa Sede y tenía una propuesta de lo más insólita que hacerle: que acompañara al Papa Francisco en su visita a Mongolia e hiciera un libro con el material que él creyera conveniente”. Sería la primera vez que el Vaticano abriría las puertas a un escritor y le prometían tener una absoluta libertad.“Yo soy un loco reprimido y este es, sin duda, el libro más loco que he escrito, además, está protagonizado por locos, porque hay que estarlo un poco para creer en ciertas cosas, algo que dice el propio Papa”
El español habla sin pelos en la lengua. Así, en una entrevista con Zenda, dice: “El cristianismo tomado en serio es una locura, o no es. Y esto no lo digo yo, lo dice el papa Francisco. Y lo dice Jesucristo, que está loco. Para creer en la resurrección de la carne y la vida eterna, para hacer lo que hacen estos señores que se toman el cristianismo en serio, hay que estar loco. O sea, un cierto grado de locura quijotesca, digámoslo así. Este es un papa de periferia, lo dice él”.
En el libro, Cercas va con la comitiva, está mano a mano con los religiosos que volaron desde Roma pero también gira hacia quienes lo esperan en Mongolia. No son muchos, dice. Habla con una misionera: “Esta vez no somos nosotros los que vamos a verlo a él: es él quien viene a vernos a nosotros, una Iglesia tan pequeña, casi insignificante… Pero él sabe lo valioso que es para nosotros, cuánto se lo agradecemos… Y cuánto ánimo y cuánta esperanza nos da que venga aquí, como nuestro pastor”, le dice ella.La recepción ha sido pequeña: “Cuando bajamos del autobús, el grupo de personas que aguarda al papa en el jardín de la catedral no es más numeroso que el que recibiría al líder de cualquier secta exótica en cualquier capital de Europa”.Este libro, contó, le sirvió para conocer al Papa. “Bergoglio es un intelectual de muy alto nivel”, dijo en una entrevista. “No hay ninguna duda. La idea de que este papa es un papa inculto hay que quitársela de la cabeza. Este señor ha leído muchas cosas. Este señor tiene una cultura muy sólida en muchas cosas, incluida la ciencia”.
El libro de Cercas, ¿se acuerdan? arrancó con la pregunta por su madre. Esa madre, que estaba viva, cuando muriera, ¿se reencontraría con el padre de Javier, su marido, su amor?
No esperamos que el Pontífice responda pero responde. Y Cercas cuenta, emocionado: “No esperaba la respuesta del papa; mejor dicho: no esperaba esa respuesta. No esperaba que Bergoglio respondiera de semejante manera a una pregunta semejante formulada por un maldito intelectual ateo. No sé qué esperaba, honestamente; o sí lo sé: tal vez una evasiva, una metáfora, un circunloquio, una cita evangélica, la glosa de un pasaje bíblico; todo menos una respuesta tan ingenua y tan contundente; tan cristalina: esas tres palabras elementales, sin vuelta de hoja”.Fuente: telam
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