21/04/2025
Francisco promovió el ascenso de las mujeres dentro de la Iglesia: ¿qué pasará ahora?

Fuente: telam
El Papa ha liderado una serie de reformas que comenzó a posicionarlas en puestos de poder sin precedentes. Sin embargo, a pesar de estos avances, persisten dudas sobre si su legado en favor de la igualdad de género continuará con un nuevo pontífice
>“Un mundo en el que las mujeres son marginadas es un mundo estéril”.
Esta movida no solo responde a una necesidad de modernización, sino también a un profundo cambio cultural y estructural dentro del Vaticano. A través de decisiones tan significativas como El nombramiento Petrini en febrero de 2025, como vicaria general del Gobernatorato del Vaticano desmanteló una concepción profundamente arraigada en la estructura de poder de la Iglesia. La religiosa, hasta entonces desconocida para muchos fuera de los pasillos vaticanos, asumió un cargo de responsabilidad que ha sido ocupado históricamente por hombres. Petrini se convirtió en la primera mujer en alcanzar esa posición clave, un paso simbólico pero poderoso en un escenario tradicionalmente dominado por varones.
Tampoco parece casual que el Vaticano publicara oficialmente el nombramiento mientras el Papa se encontraba hospitalizado por una infección respiratoria, en una internación que duró 38 días y que marcó unos meses de fragilidad en su salud que vaticinaban un inminente empeoramiento.Desde su papado, Francisco ha mostrado una clara inclinación por cuestionar y revisar las estructuras jerárquicas que durante siglos relegaron a las mujeres a roles subordinados. La creación de comisiones en el Vaticano que incluyen mujeres en puestos de toma de decisiones, el nombramiento de diversas teólogas y administradoras en cargos clave, y la modificación de reglamentos internos han sido pasos previos que ahora culminan con un nombramiento de esta magnitud.
Un mes antes del ascenso de Petrini, Francisco había nombrado a la primera mujer para dirigir una oficina importante de la Santa Sede: la hermana Simona Brambilla fue designada prefecta del departamento responsable de todas las órdenes religiosas de la Iglesia Católica.Aunque se habían nombrado mujeres para ocupar puestos de número 2 en algunas oficinas del Vaticano, nunca antes se había designado a una mujer para asumir los puestos más altos dentro de la Curia de la Santa Sede o de la administración del Estado de la Ciudad del Vaticano.Para comprender el impacto de esta decisión, es necesario retroceder en el tiempo. La presencia de las mujeres en altos cargos dentro de la Iglesia siempre fue algo marginal. En el mejor de los casos, las mujeres desempeñaban funciones de apoyo o educación, dentro de un marco profundamente restrictivo. En el pasado, se las valoraba por su rol maternal y educativo, pero sus voces en el terreno del poder eclesiástico quedaban ahogadas por la estructura patriarcal. Las mujeres no podían ser sacerdotes ni ocupar posiciones de autoridad dentro de la Iglesia, y los cargos de responsabilidad estaban prácticamente vedados para ellas.El reformismo de Francisco ha llevado a que apueste por abrir las puertas del poder vaticano a las mujeres, y de manera destacada, ha reconocido públicamente el papel crucial que desempeñan no sólo en la Iglesia, sino en la sociedad en general. “Es necesario que las mujeres no se queden fuera”, ha declarado en diversas ocasiones.Durante su papado, se ha registrado un notable aumento en la proporción de mujeres que trabajan en el Vaticano, incluidos puestos de liderazgo, pasando del 19,3% en 2013 al 23,4% actual, según estadísticas de Vatican News. En la Curia, esta cifra asciende al 26 por ciento.
Sin embargo, aunque ha promovido reformas en varios ámbitos, el Papa ha mantenido la prohibición del sacerdocio femenino y ha disipado las esperanzas de que las mujeres pudieran ser ordenadas diaconisas.Los esfuerzos de Francisco de reformar la Iglesia desde adentro no han estado exentos deLa creación de espacios de poder para las mujeres también ha provocado reflexiones sobre lo que realmente significa “igualdad” en una institución que históricamente las ha excluido de los procesos decisionales. La participación femenina en el Vaticano no es un acto de simple inclusión, sino que es una demanda por transformar la naturaleza misma de la Iglesia, llevando a la institución a un terreno más igualitario y contemporáneo.Aun así, es imposible no reconocer el cambio significativo que produjo bajo el papado de Francisco, un pontífice que ha puesto en evidencia las tensiones internas entre la tradición y la reforma.Por otro lado, el caso de Petrini también obliga a una reflexión más profunda sobre la concepción de poder dentro de la Iglesia. ¿Se está creando un espacio de igualdad real o solo se está permitiendo a las mujeres participar en un sistema profundamente desigual? ¿Podrán estas mujeres implementar cambios verdaderamente transformadores dentro de un aparato eclesiástico que sigue estando dominado por hombres?
“Incluso en organizaciones no eclesiales, la resistencia es parte del proceso de cambio”, afirmó Petrini.
Fuente: telam
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