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20/04/2025

Escalofriantes testimonios de sobrevivientes del ataque con armas químicas del régimen sirio de Al Assad en 2013: “Nunca vi algo así”

Fuente: telam

Las fuerzas del derrocado dictador asesinaron a al menos 1.500 personas tras el ataque con gas sarín perpetrado en los suburbios de Damasco. Un general que desertó del Ejército dijo que la sustancia fue suministrada por Rusia y ensamblada con la asistencia de especialistas iraníes

>Doce años después del ataque con gas sarín perpetrado en los suburbios de Ghouta y Moadamiya, en las afueras de Damasco, los sobrevivientes reclaman justicia ante los tribunales internacionales. El 21 de agosto de 2013, al menos 1.500 personas murieron asfixiadas mientras dormían, según testimonios de rescatistas y familiares recogidos por los medios.

Según el ex general de brigada Zaher al-Saket, quien desertó del ejército en 2012 tras negarse a utilizar armas químicas, el ataque fue ordenado directamente por Assad. “Cuando Assad tomó esa decisión, su intención era aterrorizar a la población, mostrar fuerza y mantener la lealtad de los sectores más duros de su entorno”, afirmó a The New York Times.

Los ataques de 2013 se produjeron en un momento crítico de la guerra, cuando los grupos rebeldes habían tomado posiciones estratégicas cerca de la capital. Según rescatistas como Hani al-Malla y Akram al-Baladi, las víctimas presentaban síntomas de intoxicación severa: “Los ojos se salían de órbita, la respiración era agónica, la piel azulada. No sabíamos cómo actuar”, reconoció Al-Baladi.

Entre las víctimas había familias enteras. Al-Baladi perdió a su esposa, sus tres hijos y un primo mientras intentaban huir en coche. Yasser Muhammad al-Suleiman, otro sobreviviente, narró cómo se desmayó en un puesto de primeros auxilios tras ver morir a su hermano y a una familia vecina completa. “Me rompí los dientes de tanto apretar la mandíbula por los espasmos”, relató.

En la localidad vecina de Moadamiya, a unos kilómetros al suroeste de Ghouta, cuatro cohetes más cayeron cerca de las 4:00 a.m. Entre las primeras víctimas estuvieron hombres que asistían a las oraciones del amanecer en una mezquita. Uno de los voluntarios médicos, el dentista Mohamad al-Khattib, fue alertado por una llamada del hospital local. Al llegar, observó cadáveres de aves caídas bajo los árboles. “Ahí supe que era un agente químico”, contó.

El hospital ya estaba colapsado. Al-Khattib explicó que los médicos aplicaban atropina a los pacientes, pero debido a la escasez de insumos reutilizaban jeringas hasta que perdían el filo. Ante la falta de oxígeno, empleaban bombas manuales para mantener con vida a quienes no podían respirar por sí mismos. Los cadáveres eran trasladados a una casa frente al hospital, pero cuando esta también se llenó, comenzaron a colocar a los pacientes en las aceras.

Seif Alddin al-Dahla, combatiente rebelde destacado en la línea del frente, logró evitar la exposición al gas, pero su familia no corrió la misma suerte. Su padre, madre, hermano y tres hermanas murieron en su hogar. “Mi padre fue hallado intentando cubrir el rostro de mis hermanas con toallas”, dijo.

“El régimen no pudo vencernos militarmente”, dijo Al-Dahla. “Así que atacaron a nuestras familias”.

Los efectos del ataque no solo persisten en lo físico, sino también en la memoria de los sobrevivientes, muchos de los cuales aseguraron que sufren problemas de salud como “visión deteriorada, daño dental, confusión mental y dificultad para respirar”.

Fuente: telam

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