30/03/2025
Malba Puertos explora la conexión entre humanidad, naturaleza y misterio en sus tres nuevas muestras

Fuente: telam
El espacio de Escobar renovó su oferta expositiva con “Xul Solar y Daniel Leber: Vuelo infinito”, “Yendo por dentro del agua, he llegado muerta de sed” de Florencia Sadir y “Reservados”, de Ivana Vollaro
>Tras la inauguración de La exposición Xul Solar y Daniel Leber: Vuelo infinito, que se exhibe en la Sala del Lago, propone un encuentro entre dos artistas separados por un siglo de distancia, pero unidos por una búsqueda común: explorar los misterios del cosmos y las conexiones entre lo material y lo espiritual.
Alejandro Xul Solar (1887−1963), uno de los artistas más influyentes del siglo XX en Argentina, es conocido por su obra multidisciplinaria que combina pintura, astrología, misticismo y la creación de lenguajes universales. Por su parte, Daniel Leber (nacido en 1988) encuentra en Xul Solar una fuente de inspiración para su trabajo, que también se centra en la creación de símbolos y en la exploración de lo intangible.La exposición toma su nombre de una obra de Xul Solar que refleja su aspiración hacia lo divino y su constante búsqueda de trascendencia. Mientras que las pinturas de Xul representan un viaje vertical entre cielo y tierra, las obras de Leber complementan esta narrativa con una travesía horizontal que invita al autoconocimiento. La muestra destaca cómo ambos artistas, desde sus respectivas épocas, han utilizado el arte como un medio para expresar verdades universales y explorar las capacidades místicas del ser humano.El legado de Xul Solar se extiende más allá de su obra plástica, que incorpora elementos como letras, signos y referencias cabalísticas. Su visión americanista y su interés por las tradiciones místicas lo llevaron a desarrollar sistemas de pensamiento alternativos, como el neocriollo, una lengua que buscaba fomentar la comunicación en América Latina. Su influencia perdura en artistas contemporáneos como Daniel Leber, quien ha recibido reconocimientos como el Primer Premio Itaú Artes Visuales y ha participado en exposiciones colectivas e individuales en Buenos Aires y otras ciudades del mundo.En la Sala del Bosque, la artista salteña Florencia Sadir se presenta con Yendo por dentro del agua, he llegado muerta de sed, cuyo título proviene de una copla de la cantante Mariana Carrizo, en la que se aborda la compleja relación entre los seres humanos y la naturaleza, utilizando materiales y técnicas que reflejan el entorno de los Valles Calchaquíes, donde Sadir vive y trabaja.Las esculturas de Sadir, elaboradas principalmente en cerámica, son el resultado de un proceso artesanal que incluye la recolección, el moldeado y el horneado de arcilla local. Aunque sus formas geométricas y modulares pueden parecer simples a primera vista, sus superficies revelan las marcas del agua, el fuego y el humo, elementos que, según la artista, expresan la voz del territorio. Una de las instalaciones más destacadas de la muestra se inspira en tecnologías ancestrales diseñadas para capturar agua en zonas áridas, mientras que otra estructura evoca la arquitectura colonial, ofreciendo un espacio de refugio y contemplación.La tercera exposición, Reservados, está a cargo de la artista conceptual Ivana Vollaro y se encuentra en el espacio de la Reserva del museo. Esta muestra explora las tensiones entre lo visible y lo invisible en el contexto de un museo, cuestionando los límites de lo accesible y lo oculto.
Vollaro, cuya práctica artística abarca medios como video, instalación, performance y poesía visual, se inspira en las reservas de obras de arte de Malba Puertos para crear piezas que juegan con los elementos arquitectónicos y textuales del espacio. Entre las obras destacadas se encuentran textos en vinilo que imitan los indicadores institucionales del museo, pero que, al observarse con detenimiento, revelan mensajes ambiguos y provocadores.El proyecto también incluye instalaciones que reflexionan sobre el concepto de “reserva” como un espacio de espera y conservación. Vollaro utiliza la delgada superficie de las paredes vidriadas del museo como un punto de encuentro entre lo que se muestra y lo que se oculta, invitando al espectador a cuestionar su percepción y a explorar nuevas formas de interacción con el arte.
Fuente: telam
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