Viernes 12 de Diciembre de 2025

Hoy es Viernes 12 de Diciembre de 2025 y son las 21:08 ULTIMOS TITULOS:

12/12/2025

Sale un libro póstumo de Silvia Molloy: habla de sus amigos Victoria Ocampo, Bioy Casares, Manuel Puig y otros

Fuente: telam

La escritora, que murió en 2022, planeaba este libro, hecho un poco con sus artículos y un poco con sus cartas

>Es una buena noticia la publicación -para marzo o abril- en 2026 de Amigos, el libro póstumo de Sylvia Molloy, que murió en julio de 2022. Esta obra, compuesta por textos inéditos que la autora escribió tras la muerte de figuras cercanas como José Bianco, Victoria y Silvina Ocampo, Enrique Pezzoni, Edgardo Cozarinsky, Adolfo Bioy Casares, Héctor A. Murena y Manuel Puig, entre otros, ofrece una mirada singular sobre los vínculos personales y el universo artístico argentino. La edición, que cuenta con notas y prólogo de Adriana Amante, incluye además una selección de la correspondencia de Molloy, lo que permite recorrer dos décadas intensas de la vida cultural argentina, los años sesenta y setenta, a través de anécdotas y recuerdos.

El libro, que publica Eterna Cadencia, está dividido en dos partes. La primera es una recopilacion de estos artículos que ella iba escribiendo sobre sus amigos y otros personajes _como Borges- y que la autora planeaba editar De hecho, contaron desde Eterna Cadencia, ya había conversaciones por el libro con la editorial.

La segunda parte reúne una selección de las cartas que Molloy mandó y recibió de otros escritores desde mediados de los años 60 hasta fin de los 70. Esas cartas estaban en el archivo personal de la autora y en otros archivos, como los de Edgardo Cozarinsky, Silvina Ocampo, Enrique Pezzoni, Adolfo Bioy Casares. De todo eso se ocupó Adriana Amante.

En el último tercio de su carrera, Sylvia Molloy consolidó su lugar como pionera de la literatura de temática lésbica en Argentina. En 1981, escribió una escena que marcaría un hito: “No ha dicho una palabra desde que ella le arrojó el anillo. De pronto se incorpora como si se despertara y se desnuda. Sin mirarla se frota los ojos, se pasa la mano por el cuello, como si se acariciara. Sin mirar se acerca a ella, la desnuda y, recurriendo a las muy precisas descripciones que ella le ha brindado la hace gozar, una y otra vez...”. Este fragmento, incluido en la novela En breve cárcel, le permitió a Molloy ingresar al grupo fundador de la literatura lésbica argentina, aunque la obra no se publicó en el país en ese momento y solo circuló en fotocopias entre lectoras especializadas. No fue hasta 1998 que la editorial Simurg la editó en el país, y décadas después, la novela fue reeditada en la “Serie del recienvenido”, dirigida por Ricardo Piglia.

La trayectoria de Molloy no se limita a la ficción. Como teórica, desarrolló el concepto de “poses”, explorando las actitudes, la vestimenta y los objetos que rodean a los escritores y que influyen en la percepción de sus obras. En Poses de fin de siglo, editado por Eterna Cadencia, Molloy analiza figuras como Oscar Wilde y el significado de su indumentaria, como el terciopelo y los prendedores de brillantes, en la construcción de una sexualidad visible y provocadora.

La circulación clandestina de la novela en fotocopias generó una comunidad de lectoras. Molloy relató: “Eso sí, circulaba en fotocopia. La gente me decía que lo había leído así. Me gustó tener como una comunidad de lectores secreta, que el texto circulara, si bien no estaba en las librerías”. Sobre el significado de esa forma de circulación, agregó: “Encontré una comunidad, encontré –para usar el cliché que se usaba con los gays– a las ‘entendidas’. Eso fue muy lindo, porque en ese momento me perturbaban ciertas reseñas que salían. Que recalcaban –creo que por razones de cautela política– que el libro se había publicado en el extranjero, que yo vivía en el extranjero, es decir, que distanciaban al libro”.

El detalle de la raya en el pelo, presente en la escena citada, fue deliberado. “Esa famosa raya; esa raya fue deliberada, no te digo que la puse para que todo el mundo se acuerde, pero era el detalle que anclaba ese episodio. Yo cuando pienso en ese episodio también pienso en la raya”, explicó Molloy. Sobre la economía de la escritura, afirmó: “Esa escena es la novela entera, porque además de esa escena sexual muy contenida e intensa, es una venganza implícita y una violencia implícita”.

Aunque la novela está escrita en tercera persona, Molloy explicó su elección: “No hubiera podido escribir en primera, necesito una distancia”. Y añadió: “No sé, para mantener, ilusoriamente si querés, cierta autonomía del personaje. No quiero identificarme demasiado”. Para ella, la tercera persona funciona como una máscara que permite inventar y distorsionar, evitando la exigencia de veracidad que a menudo se impone a las novelas.

La novela, escrita en París y publicada en inglés por la Universidad de Texas, comenzó a enseñarse en universidades y a leerse dentro del movimiento de estudios de género. Molloy recordó: “Esa lectura politiza la novela. Entonces, como es la época de los estudios de género, la época de cursos sobre género, se la lee en ese contexto. Recuerdo que al comienzo a mí me irritaban ciertas preguntas que se me hacían, en coloquios. Me decían, ‘pero su novela no es representativa de la lucha’ y yo les decía ‘no, mi novela es lo que es, una novela de anécdota lesbiana, pero no es una novela escrita con ese propósito’. Yo no controlo las lecturas que se hacen de lo que escribo”.

Ahora la voz de Molloy vuelve, habllando de sus amigos. Lo dicho: es buena noticia.

Fuente: telam

Compartir

Comentarios

Aun no hay comentarios, sé el primero en escribir uno!