06/12/2025
El drama de los ancianos abandonados en el frente de Ucrania: “¿Para qué me traen medicinas? Ya me había preparado para morir”
Fuente: telam
Enrique García Quiroz, coordinador de Médicos Sin Fronteras en el este del país, relata en medio de bombardeos el colapso humanitario en la primera línea: mayores abandonados en pueblos fantasma, un sistema sanitario sin médicos y los tres meses con más ataques desde el inicio de la guerra
>“Hostia, un momento. Sí, acá acaba de hacer una explosión ahora muy fuerte. Dos. Denme un segundito”. La voz de Enrique García Quiroz se entrecorta mientras ordena a su equipo: “Let’s go to the shelter, guys!”. Las bombas aerodirigidas rusas acaban de impactar cerca de Sloviansk, la ciudad del este de Ucrania donde este coordinador de operaciones de Médicos Sin Fronteras (MSF) lleva cuatro meses trabajando en pleno frente de guerra, entre Kharkiv y Donetsk.
Cuando retoma la videollamada desde el refugio, con unas treinta personas buscando protección a su alrededor, García Quiroz describe una realidad que se ha convertido en cotidiana: “No hay zonas de seguridad. Te puede caer en cualquier lado”. A diferencia de otros conflictos donde MSF opera, como Gaza, aquí los bombardeos no respetan patrones. “Son bombas sin control, solo les ponen un motorcito que vuela por detrás y pueden caer en cualquier lugar”, explica sobre los proyectiles que acaban de forzarlo a interrumpir la conversación.
En los pueblos cercanos a la línea del frente, García Quiroz es testigo de un drama humano que se repite una y otra vez: familias enteras que deben tomar la decisión más cruel de sus vidas. “Somos cinco en la familia, solo podemos salir cuatro. ¿Qué hacemos? ¿Nos vamos? Pues sí, nos tenemos que ir”, relata, imitando el dilema imposible que enfrentan. “Porque son niños, porque es una mujer, es un hombre que tiene un futuro, tal vez en otro sitio. Pues: ‘Mamá, tomamos la decisión de que aquí te quedas’”.
Durante las visitas que MSF realiza a estas localidades abandonadas, los equipos encuentran escenas desgarradoras: personas al borde de la muerte, incapaces de recoger comida o agua, sin medicamentos durante semanas. Una anciana le sorprendió hace poco con su reacción. “Se enojó porque llegamos, porque ya se había preparado para morir. Decía: ‘Yo ya estaba lista. ¿Para qué me traen medicinas? ¿Para qué me traen comida si ya estaba yo hecha a la idea de morir?’”.
El coordinador insiste en que el sistema de salud ucraniano tiene la capacidad técnica y económica para funcionar, pero la evacuación forzosa del personal lo hace insostenible. Es una paradoja cruel: la infraestructura existe, los recursos también, pero no hay nadie para operarla.
Para llenar ese vacío, MSF despliega equipos completos en las regiones de Sumy, Kharkiv, Dnipro, Zaporizhzhia y Donetsk. Reabren hospitales, salas de operación y zonas de emergencia. Sus ambulancias trasladan pacientes desde hospitales saturados en el frente hacia zonas más seguras. Cuando la seguridad impide el acceso físico, implementan consultas telefónicas a distancia.El 90% del personal de MSF en la zona es ucraniano. “Ellos viven para atender a la gente del conflicto, pero al mismo tiempo también son parte del conflicto”, describe García Quiroz. Trabajan mientras sus propias casas están siendo bombardeadas, mientras sus familias son evacuadas. Varios han perdido sus propiedades. Otros, a familiares. Uno de los doctores de MSF, director de un centro de salud en Liman, perdió ambas piernas cuando fue atacado con drones mientras entregaba medicinas a la población.En los cuatro meses que lleva en el este, García Quiroz ha sido testigo de una escalada sin precedentes. El coordinador de MSF confirmó un “pico histórico” de ataques a infraestructuras en el último trimestre de 2025. “Agosto, septiembre y octubre han sido los tres meses con más ataques desde que empezó la guerra,” afirmó, un registro que se alinea con los Después de casi dos años con el frente relativamente estancado, los últimos meses han reactivado las dinámicas de guerra. “Se han abierto muchos centros de refugiados, muchos centros de tránsito de una zona hacia otra. La cantidad de gente que se va desplazando en estos días es brutal”, señala García Quiroz, quien vincula esta intensificación con las negociaciones y presiones internacionales sobre ambos bandos.Los equipos de MSF atienden principalmente heridas por ataques de drones, amputaciones de brazos y piernas, y lesiones por metralla que “explotan y entran en todo el cuerpo”. También llegan heridas de bala, de minas, de granadas. Y las heridas invisibles, las psicológicas y psiquiátricas, que son “bastantes, y que son a muy largo plazo para que se puedan curar”.Cada vez que suena una alerta aérea —todos los días— la población entra en tensión. Algunos todavía corren a los refugios, como el equipo de García Quiroz esta mañana. Otros ya se acostumbraron y no van. “Les pueden caer los drones, las bombas en cualquier momento”, advierte.
Fuente: telam
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