15/11/2025
“Ego Sum Lux Mundi”: la mística femenina según Rosalía
Fuente: telam
La estrella pop española sorprendió con un disco inspirado en figuras santas y experiencias espirituales, una propuesta que explora la libertad y la trascendencia a través del arte
>El pasado 20 de octubre, el nuevo álbum de Rosalía, Lux, se presentó como un acto ritual colectivo. En directo desde sus redes sociales, la cantante convocó al público a participar en su anuncio: la portada, el título y la fecha de lanzamiento se revelaron en la madrileña plaza del Callao.
Ahora, tras tres años en silencio desde Motomami, los cuatro movimientos del nuevo disco transportan a un universo de destellos, palomas y santas.
Ya en su segundo álbum de estudio, El mal querer, Rosalía ofrecía un discurso visual cargado de referencias a la tradición mariana.
Sin embargo, la artista no inventa nada; la historia de la mística femenina está repleta de ejemplos de mujeres que subvirtieron y distorsionaron las normas eclesiásticas. Más allá de aquellas a las que alude el disco —santa Teresa de Jesús, Hildegarda de Bingen, santa Olga de Kiev, Rabia al Adawiyya o Simone Weil—, existen muchos más nombres, como santa Catalina de Siena o Margarita Porete, condenada a la hoguera en 1310 por la Inquisición. Son mujeres que generaron obras entre lo textual y visual al aproximarse a los preceptos de lo sagrado y subvertir parte de los mandatos.
La espiritualidad en Rosalía parece cumplir la definición de mística salvaje que acuñó el filósofo francés Michel Hulin. Aquella experiencia en la que el sujeto, al margen de cualquier creencia religiosa, “experimenta la impresión de despertarse a una realidad más elevada, de atravesar el velo de las apariencias, de vivir por anticipado algo semejante a una salvación”.
En su primera aparición pública en torno al disco, Rosalía vistió símbolos próximos al poder papal: ropajes blancos, zapatos rojos y una aureola decolorada en su cabello, referencias a la santidad y el poder. En los sucesivos eventos promocionales, ha seguido apostando por esta estela visual.
En su sinfonía, la artista se presenta como un ser vulnerable, de porcelana, y, por tanto, humana. Cargada de contradicciones, entre la luz y la ruina. Pero es esa condición la que le permite la experiencia mística. “No soy una santa, pero estoy blessed”, es decir, bendecida. Reivindica el amor como avalancha que alumbra e incluso llega a declararse la luz del mundo. ¿Hay algo más transgresor que colocarse en el papel de Dios?
En Al comienzo era el amor, la filósofa Julia Kristeva ofrece una clave importante. Las experiencias místicas permiten reparar “nuestros malestares de Narcisos heridos”. Sustituyendo al Verbo como principio, el Amor deviene experiencia central en la constitución de la subjetividad humana.
La identificación de Rosalía con la mística, la fusión y la transmisión mediante la palabra cantada intentan curar una herida: la suya y la nuestra. La de una sociedad cansada de desear, pero todavía esperanzada. Que lucha contra lo mundano y sostiene la esperanza de que existen otros caminos.
Fuente: telam
Compartir
Comentarios
Aun no hay comentarios, sé el primero en escribir uno!



