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30/10/2025

La NASA confirmó el hallazgo de una nueva cuasi-luna que acompañará a la Tierra hasta 2085

Fuente: telam

El anuncio sobre este diminuto acompañante orbital plantea preguntas sobre el origen de los asteroides cercanos y sus posibles implicaciones para la investigación de la historia de nuestro planeta

>La Durante siglos, la humanidad creyó que la Luna era la única compañera estable de la Tierra en su recorrido alrededor del Sol. Sin embargo, las observaciones más recientes demostraron que el espacio cercano a nuestro planeta es mucho más dinámico de lo que se pensaba.

La NASA oficializó esta semana el descubrimiento de 2025 PN7, un cuerpo rocoso que, aunque no orbita directamente la Tierra, la acompaña fielmente en su viaje cósmico. Los astrónomos lo definen como una cuasi-luna, una rareza celeste que refuerza la idea de que todavía hay mucho por conocer del vecindario terrestre.

El hallazgo se concretó gracias al trabajo conjunto de la Universidad de Hawái, la Universidad Complutense de Madrid y la NASA, y fue Los datos confirman que este pequeño asteroide se mueve de forma casi idéntica a la Tierra alrededor del Sol, como una sombra que imita sus pasos.

En comparación con la Luna, la cuasi-luna 2025 PN7 es minúscula. Su diámetro se estima entre 18 y 36 metros, el equivalente a un edificio pequeño o a la envergadura de un avión de pasajeros de corto recorrido. A pesar de su tamaño, su presencia en la órbita terrestre representa un fenómeno poco común: solo se confirmaron ocho cuasi-lunas a lo largo de toda la historia de la observación astronómica.

Estamos descubriendo objetos cercanos a la Tierra más rápido que nunca, gracias a los rápidos avances tecnológicos”, explicó el doctor Darren Baskill, profesor de astronomía en la Universidad de Sussex. “Las cámaras digitales son más sensibles que nunca, lo que nos permite ver objetos tan tenues, y las computadoras ahora pueden analizar rápidamente enormes cantidades de datos”.

Según los registros del telescopio Pan-STARRS de Hawái, el objeto fue detectado en agosto de 2025, cuando su posición permitió observarlo brevemente desde la Tierra. El equipo de la Universidad de Hawái notó que aquella débil mancha en el cielo no seguía el patrón habitual de los asteroides. Su desplazamiento coincidía exactamente con el de la Tierra alrededor del Sol. Luego de varias semanas de seguimiento, la NASA confirmó oficialmente que se trataba de una nueva cuasi-luna.

De acuerdo con la agencia espacial, 2025 PN7 no será visible a simple vista, ni siquiera durante sus acercamientos más notables. Su pequeño tamaño y su débil capacidad de reflejar la luz solar hacen que solo pueda observarse mediante telescopios de gran potencia o equipos astronómicos especializados. La NASA también subrayó que el asteroide no representa ninguna amenaza para la Tierra, ya que se mantiene a millones de kilómetros de distancia, muy por fuera de la órbita lunar.

Entre las hipótesis que manejan los investigadores, una de las más llamativas sugiere que el asteroide podría tener origen lunar. Al observar la superficie de la Luna, marcada por miles de cráteres, los científicos creen posible que parte del material eyectado por impactos antiguos haya escapado de su gravedad, transformándose en fragmentos que aún vagan por el espacio. Uno de ellos podría ser precisamente 2025 PN7.

Otra posibilidad indica que el objeto proviene del cinturón de asteroides situado entre Marte y Júpiter, aunque demostrarlo requiere un nivel de observación mucho más detallado. Baskill lo explicó con claridad: “Recoger suficiente luz de un objeto en movimiento para observar su composición química y, por lo tanto, identificar su origen, es todo un reto”. Por eso, los astrónomos deberán esperar los momentos en que el asteroide alcance su máximo brillo, cuando esté más cerca de la Tierra, para intentar descifrar su naturaleza.

Este tipo de trayectorias no son desconocidas, pero sí escasas. Otras cuasi-lunas, como Kamo‘oalewa y 2023 FW13, fueron catalogadas por la NASA en años anteriores, aunque ninguna mostró una permanencia tan prolongada como la que se prevé para 2025 PN7. De hecho, Kamo‘oalewa es el objetivo de la misión Tianwen-2 de China, lanzada en 2025 para recolectar muestras de su superficie y estudiar los materiales primitivos que podrían revelar pistas sobre el origen de la Tierra y la formación del sistema solar.

La aparición de 2025 PN7 se suma a este conjunto de objetos que funcionan como cápsulas del tiempo cósmicas. Para los científicos, estas pequeñas rocas representan vestigios del caos primordial que dominaba el sistema solar hace miles de millones de años, cuando planetas jóvenes y cuerpos rocosos chocaban, se fragmentaban y se reagrupaban hasta formar las estructuras actuales.

“Gracias a su proximidad ocasional, algunos de estos objetos cercanos a la Tierra podrían convertirse en objetivos para las primeras operaciones mineras extraterrestres, o incluso entrar en la atmósfera terrestre”, explicó Baskill. Aunque 2025 PN7 no tiene un destino tan espectacular, su presencia demuestra que el entorno inmediato de la Tierra es más dinámico y poblado de lo que se pensaba.

El descubrimiento de esta cuasi-luna no solo amplía el catálogo de asteroides conocidos, sino que también refuerza el papel de la Tierra como laboratorio natural para la exploración del cosmos. Comprender cómo estos objetos comparten nuestra órbita puede ofrecer información clave sobre la estabilidad del sistema solar y sobre el futuro de la exploración espacial.

Fuente: telam

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