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30/10/2025

Sin su “puño rojo” y con otro nombre, así está el barrio Emerenciano a dos años de la detención del piquetero

Fuente: telam

En medio del juicio por el femicidio de Cecilia Strzyzowski, Infobae recorrió la zona fundada en Resistencia por el imputado y cabeza del clan Sena. Ya no tiene su emblema, pero los vecinos lo siguen llamando igual

>Resistencia, Chaco (enviada especial). Hasta el 30 de abril pasado, el ingreso al barrio Emerenciano estaba custodiado por un puño rojo en alto, con una estrella blanca en el centro: emblema del movimiento que fundó el líder piquetero. Hoy, ese espacio está vacío. La escultura fue retirada durante un operativo policial, y en su lugar solo queda una base de cemento, rodeada de pasto crecido.

Son pasadas las 9 del miércoles 29 de octubre. Hay sol en Resistencia, pero en el barrio todavía quedan huellas del temporal del día anterior: calles embarradas y semi-inundadas. “Cuando estaba Emerenciano el barrio se mantenía limpio. Mirá lo que es ahora: una mugre. Nadie se hace cargo”, resume otro vecino.

¿Cómo sigue un barrio sin sus cabezas visibles? ¿Qué queda de aquel proyecto que alguna vez prometió educación, trabajo y viviendas dignas? ¿Y cómo conviven hoy la necesidad y la lealtad? En una recorrida por sus calles, Infobae reconstruyó cómo es la vida cotidiana en el barrio Emerenciano.

“Emerenciano es una persona intachable. Sabemos que él es inocente. Carla, que vive allí desde hace una década y trabajó durante nueve años como auxiliar en una de las escuelas del movimiento, perdió el trabajo cuando el clan Sena quedó detenido. Hoy atiende un pequeño kiosco que montó su marido en lo que era su habitación. “Desde que metieron preso a Emerenciano se nota la pobreza. Antes había trabajo para todos. Ahora cada uno se las arregla como puede”, dice.

Otros, como Claudio “El piojo” López —80 años, albañil jubilado—, recuerdan que levantaron sus casas “a pulmón, con materiales que les daba el movimiento”. “Yo hice dos manzanas de casas para ganarme la mía. Esto era todo campo. Cambien el nombre del barrio o no, a mí me da lo mismo. Lo que necesitamos es trabajo. Cuando él estaba, había trabajo”.

Como ya contó este medio, A partir de la detención de los dirigentes piqueteros se dispuso la intervención inmediata tanto de la Fundación ‘Saúl Acuña’, como de la Además, se comprobó que la Fundación recibía transferencias del Estado provincial para planes de vivienda y educación. Solo en 2023 le entraron 141 millones de pesos, los últimos 825.000 en la misma mañana que detuvieron al clan Sena.

“Vino alguien un día y nos preguntó si nos molestaba que cambiaran el nombre; le dije que no”, recuerda Claudio López, uno de los primeros vecinos del barrio. “Lo del puño fue igual: no se sabe a quién le molestaba, pero se lo terminaron llevando. Capricho. Política”, agrega.

El día que lo retiraron —cuentan— fue de madrugada. “Cuando preguntamos qué había pasado, nos contestaron: ‘Se levantaron tarde para venir a reclamar por el puño’”, dice otro vecino, resignado.

A pesar de todo, el discurso que domina entre los vecinos es de defensa. “Los necesitan presos —dice un kiosquero—. Emerenciano es un preso político, está preso por ser el padre del supuesto homicida”. Otros recuerdan sus consejos: “Siempre nos decía: ‘Estudien’. Tenía razón”, admite una docente.

Sobre Marcela Acuña, los hombres casi no hablan. Las mujeres, sí. “Era muy estricta, pero nos cuidaba. Cuando tuve un problema grave de salud, ella me pagó la internación en una clínica privada”, cuenta una vecina. “Había días que estaba todo bien y otros que no te podías acercar. Era estricta, tenía un carácter fuerte”, se suma otra. César, en cambio, es apenas un recuerdo borroso: “Acá no venía. Lo vimos poco y nada”, coinciden.

“Es muy difícil manejar a la gente de este barrio —agrega otro—. Tenés que tener mucha cintura política para hacer laburar al que no quiere, para que el que se droga se deje de drogar y así. Emerenciano la tenía. Era inteligente, aunque lo quieran hacer pasar por bruto”.

Hoy, la mayoría coincide en que el proyecto quedó destruido. “Se llevaron todo. Rompieron todo”, dice un vecino y recuerda la época dorada del barrio, cuando supo tener hasta un natatorio.

Fuente: telam

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