28/10/2025
Soñó que mataba a su rival y su premonición se cumplió: el combate más triste de Sugar Ray Robinson
Fuente: telam
En una de sus defensas del título mundial de peso wélter, el múltiple campeón noqueó a Jimmy Doyle, quien murió horas después. El lúgubre augurio que lo acompañó por décadas
>Bajo el cielo de Cleveland, el 24 de junio de 1947, Sugar Ray Robinson defendió su título del peso wélter en un combate que se teñía con la atmósfera de un lúgubre augurio. El rival, Jimmy Doyle, con 22 años y la juventud palpitando en cada movimiento, encontró en el octavo asalto el final de su corta vida. El cuadrilátero se volvió escenario de tragedia, y el boxeo arrastró la huella indeleble de esa caída.
El combate se desarrolló con dominio del dueño del cinturón, quien castigó a su rival desde los primeros asaltos. En el primer round, Doyle recibió un gancho de izquierda que lo dejó en desventaja, y durante los siguientes episodios soportó duros golpes al cuerpo y la cabeza. A pesar de ello, el aspirante mostró determinación y, en el sexto asalto, abrió un corte sobre el ojo derecho de Robinson, lo que le dio un atisbo de esperanza.
Al comprobar que Doyle seguía inconsciente al inicio del noveno asalto, los asistentes lo trasladaron en camilla al vestuario y, posteriormente, al hospital. El veredicto oficial fue nocaut en el octavo asalto.
Aunque fue trasladado de inmediato al nosocomio más cercano y sometido a una intervención quirúrgica, Doyle falleció tras permanecer 17 horas en coma, según el reporte original publicado por Boxing News el 9 de julio de 1947.
La cobertura de la época, lejos de ocupar portadas, relegó la noticia a páginas interiores, bajo el titular “Welterweight title fight ends in tragedy” (La pelea por el título de peso wélter termina en tragedia). Aunque días después, los encabezados hicieron énfasis en la investigación que el fiscal de turno abrió para determinar la responsabilidad de Robinson en la muerte de su contrincante. El informe de Boxing News subrayó que no podía atribuirse responsabilidad alguna a Sugar Ray Robinson. Las autoridades de la Comisión de Cleveland habían autorizado a Doyle como aspirante legítimo, pese a que quince meses antes había sufrido un nocaut en el mismo recinto frente a Artie Levine, lo que le provocó una conmoción cerebral y lo mantuvo alejado del ring durante nueve meses.Robinson regresó al ring dos meses más tarde y logró un nocaut en el primer asalto, sumando cinco combates más ese año. Su carrera extraordinaria se extendió hasta 1965, periodo en el que conquistó el título mundial de peso mediano en cinco ocasiones.
“La noche antes de la pelea con él, yo soñé mientras dormía que lo había noqueado y que murió en el ring. Y me levanté esa mañana y le dije a la comisión que no iba a pelear. Y ellos dijeron: ‘¿Por qué?’. Y les conté lo que había soñado, aunque ellos dijeron: ‘Oh, Ray, no. Eso es solo un sueño’. Y llamaron a un sacerdote católico y a un ministro, y vinieron y hablaron conmigo y me dijeron que siguiera adelante con la pelea”, relató a los medios estadounidenses.
“Y, tal como soñé, le di un gancho de izquierda y murió ahí mismo en el ring. Es terrible cuando tienes una premonición antes. Sabes, yo tuve la premonición antes de que esto iba a pasar, y durante mucho tiempo no podía pelear... Cuando volví a empezar, yo no podía golpear fuerte a un hombre, ¿sabes? Estaba muy afectado >Aún así, Sugar, cuyo nombre real era Walker Smith Jr. no contó el noble gesto que tuvo con la familia de Doyle. Luego de enterarse del deceso de su contrincante, Robinson acudió al hospital y se encontró con los padres del joven púgil fallecido.En 1950, Robinson defendió su título wélter por última vez ante Charley Fusari, a quien venció en quince asaltos y donó toda la recaudación de ese combate a la investigación del cáncer. Luego, incursionó en el peso mediano, donde tuvo una extensa rivalidad con Jake LaMotta.
En sus últimos años, Robinson fue diagnosticado con diabetes mellitus y posteriormente con Alzheimer. Falleció en Los Ángeles el 12 de abril de 1989, a los 67 años, y fue enterrado en el Cementerio Inglewood Park.
Considerado por la Associated Press como el mejor boxeador del siglo XX y por ESPN como el más grande de la historia en 2007, su legado trasciende los cuadriláteros y se proyecta en la memoria colectiva del boxeo. Aunque aquel combate en Cleveland quedó marcado como el más triste de su carrera.Fuente: telam
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