22/10/2025
El gran arresto del doctor Crippen, el primer asesino capturado en alta mar gracias al telégrafo y a un admirador de Sherlock Holmes

Fuente: telam
En julio de 1910, un respetable médico mató a su mujer y enterró el cadáver en el sótano de su casa para quedarse con su dinero y huir con su amante; con la que, disfrazados y con papeles falsos, abordaron un barco con destino a Canadá. Pero el capitán los descubrió y avisó a Scotland Yard utilizando el novedoso aparato de comunicaciones recién instalado en la nave. Crippen fue condenado a muerte el 22 de octubre de ese año
>Henry George Kendall, capitán del SS Montrose, tenía dos grandes pasiones. Una de ellas era navegar; la otra, leer novelas policiales, especialmente las protagonizadas por Sherlock Holmes. Tanto, que cada vez que llegaba a un puerto inglés averiguaba si ya se había publicado una nueva entrega de la saga de ese detective tan lógico como excéntrico creado por su compatriota Sir Arthur Conan Doyle.
Veinte años después de los hechos, en una entrevista cuya grabación está guardada en los archivos sonoros de la BBC de Londres, contó: “Vi a dos hombres que iban de la mano. Me acerqué y hablé con el hombre mayor. Me di cuenta de que en la nariz tenía la marca de llevar gafas y de que se acababa de afeitar”. El rostro del señor Robinson le resultó familiar, no porque lo hubiera visto antes, sino porque coincidía —si se le agregaban unos gruesos bigotes y un par de anteojos— con el de un criminal buscado por Scotland Yard cuya descripción había leído en un diario. Volvió a su cabina y releyó el artículo que, además de describir al hombre y relatar el crimen que había cometido, decía que había huido con una mujer, su secretaria. Se le ocurrió que si el supuesto hijo del señor Robinson era en realidad una mujer disfrazada podían ser ellos. Pero una cosa era suponerlo y otra comprobarlo. Necesitaba pruebas y el capital Kendall, ya puesto en la piel de Sherlock Holmes, decidió averiguar más.
Después de eso, el capitán Kendall no tuvo dudas: el supuesto señor Robinson era en realidad el doctor Hawley Harvey Crippen y quien se hacía pasar por su hijo no podía ser otra que la señorita Ethel Le Neve, su secretaria y amante, buscados los dos por el asesinato de la legítima esposa del médico, la señora Cora Turner, cuyos restos la policía había encontrado enterrados en el sótano de su casa de Londres.
Nacido en Coldwater, Michigan, en 1862, poco se sabe de la vida de Hawley Harvey Crippen en los Estados Unidos. Apenas que se graduó de médico muy joven, que trabajó en la industria farmacéutica, que se casó y se separó de su mujer sin haber tenido hijos, y que contrajo segundas nupcias con Cora Turner, una artista de cabaret que actuaba bajo el nombre de “Belle Elmore”.
Por razones nunca aclaradas, dejó su país natal en 1900 para radicarse con Cora en Londres, en el número 39 de la calle de Hilldrop Crescent, donde abrió un consultorio dedicado a la medicina homeopática. Eran una pareja algo extraña, que llamaba la atención. “La gente decía de él que era tranquilo, educado, inteligente y amable, y que a ella le gustaba describirse como artista de ‘music hall’, el ambiente en el que había trabajado en los Estados Unidos. Aunque sí había afecto dentro del matrimonio, ninguno de los dos estaba interesado en tener una relación monógama. Al final, él se enamoró de su secretaria, Ethel Le Neve”, explica Cassie Watson Brookes, historiadora de medicina forense y crimen de la Universidad de Oxford.Al principio nadie sospechó, porque se sabía que era un matrimonio muy liberal en cuanto a la manera de llevar la pareja, pero las cosas cambiaron cuando Ethel, la secretaria, se mudó a la casa y empezó a utilizar joyas de Cora, algunas muy valiosas. Conociendo a la coqueta Belle Elmore era imposible que se hubiera ido de viaje sin llevárselas. Fue entonces cuando alguien denunció a la policía que la esposa de Crippen había desaparecido en extrañas circunstancias.
El caso quedó en manos de un inspector de apellido Dew que el 8 de julio se presentó en la casa de Crippen para interrogarlo. Lo recibió Le Neve, que se presentó como su secretaria solo para decirle que el doctor no estaba en ese momento. Una de las empleadas de la casa, Valentine Lecoq, contó después que cuando se fueron los detectives, “miss Le Neve subió a acostarse diciendo que se sentía enferma y al día siguiente vi que había llorado mucho. En cambio, el doctor Crippen se mostraba impasible”.El médico y su amante secretaria se habían esfumado. Se pudo reconstruir después que salieron de Londres la noche del 9 de julio, cruzaron al continente y se dirigieron a Amberes, donde se embarcaron en el SS Montrose rumbo a Canadá. El plan era que, una vez allí, seguirían hasta los Estados Unidos. Viajaban disfrazados, con nombres falsos, haciéndose pasar por padre e hijo hasta que la aguda mirada y el olfato detectivesco del capitán Kendall los descubrió.
Cuando el mensaje telegráfico del marino llegó a Scotland Yard, el inspector Dew se embarcó en una nave transatlántica más rápida para interceptar al SS Monrose. La tarde del 31 de julio, Dew y dos de sus hombres abordaron el barco en aguas canadienses haciéndose pasar por marinos. Poco después, el capitán Kendall invitó al supuesto señor Robinson a su camarote, donde lo esperaba el policía londinense. “Yo estaba ahí con el inspector Dew y tenía el revólver en el bolsillo. Cuando entró, dije: ‘Déjenme presentarlos’. Crippen le estrechó la mano, y entonces el inspector, mientras se quitaba la gorra, le dijo: ‘Buenos días, señor Crippen. ¿Sabe quién soy? Soy el inspector Dew de Scotland Yard’”, cuenta el capitán Kendall en la grabación de la BBC. Minutos después, Ethel Le Neve fue arrestada en la cubierta del buque.El 22 de octubre, después de deliberar apenas media hora, el jurado declaró a Crippen culpable del asesinato de su mujer y lo condenó a muerte. Ethel Le Neve fue absuelta porque no se pudo probar que fuera cómplice del crimen. El médico asesino fue ahorcado el 23 de noviembre de 1910 en la prisión de Pentonville, cerca de Londres. Antes de que el verdugo le cubriera la cabeza alcanzó a farfullar: “Soy inocente”.
Fuente: telam
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