22/10/2025
“Me compraron por el valor de un cero kilómetro”: la historia de una mujer apropiada que llevó a juicio a la partera que la vendió

Fuente: telam
Clara Lis nació en 1978 y a los 27 descubrió que había sido vendida al nacer. Investigó su historia, llevó a juicio a la partera que la entregó y logró una condena inédita. En el Día Nacional por el Derecho a la Identidad, vuelve a hablar de la búsqueda y la verdad
>Clara Lis tenía 27 años cuando hizo una pregunta que cambió su vida: “¿Vos la viste a mi mamá embarazada de mí?”. Sentada enfrente de ella, su prima ya no pudo seguir ocultándole la verdad y, entre lágrimas, le confesó lo que hasta ese momento era un secreto a voces. “A vos te fueron a buscar a González Catán. Te compraron por el valor de un auto cero kilómetro”, le dijo.
Es un jueves caluroso de octubre y Clara Lis recibe a Infobae en su departamento del barrio porteño de Colegiales, el mismo donde creció junto a sus padres de crianza que, en realidad, eran sus abuelos. Su historia marcó una bisagra en la justicia argentina: logró la primera y única condena a una partera por robo y venta de bebés.
Civale —que el pasado 2 de octubre cumplió 93 años— permanece bajo prisión domiciliaria en un geriátrico. Todavía le queda un año más de condena por cumplir. En el Día Nacional por el Derecho a la Identidad, Clara Lis se hace eco de quienes, como ella, todavía no pueden hacer valer ese derecho humano fundamental. “En Argentina la sociedad vincula al derecho a la identidad con el terrorismo de Estado y los crímenes de lesa humanidad. Pero hay otra dimensión que sigue invisibilizada: A Clara la criaron sus abuelos Orestes y Clara. “Eran los padres de Lidia, quien me anotó como su hija —explica—. Hasta mis 27 años, yo decía que mi mamá había sido madre soltera, que había muerto a los 36, cuando yo tenía un año y que nunca había conocido a mi papá. De hecho, me llamo Clara por mi abuela de crianza. Y, paradójicamente, ella fue a quien le dije ‘mamá’ toda mi vida. Yo sabía que no era mi madre, pero cumplió ese rol”.
Las dudas acerca de su identidad llegaron por azar, durante un chequeo médico. Le preguntaron de qué tipo de cáncer había muerto su mamá y, recién en ese momento, Clara Lis se dio cuenta de que no lo sabía. “Nunca lo había preguntado porque la historia que me habían contado me cerraba por todos lados. Tenía cubiertos los roles de padre y madre. Había tenido una infancia feliz. Incluso, fui mejor alumna durante toda la primaria”, detalla. El tema de no tener un parecido físico con quienes la criaron —dato que suelen destacar muchas personas apropiadas— no fue un problema para Clara Lis. “Como no sabía quién podía haber sido la pareja de Lidia, estaba la posibilidad de que me pareciera a él. Por otro lado, más de una vez, me habían aclarado que ‘él no quería tener hijos’. Entonces, el relato no me generaba inquietudes”, agrega.Paralelamente, empezó terapia por primera vez en su vida. En eso estaba cuando, una tarde, fue a visitar a una prima. “Mientras conversábamos le comenté que nunca había visto fotos de mi mamá sonriendo. Entonces ella trajo el álbum de su casamiento: ahí estaba Lidia riéndose. La vi y fue como mirar una revista en la sala de espera de un consultorio. Ahí le pregunté: ‘¿Vos la viste embarazada de mí?’. Me contestó que no y se puso a llorar. Me dijo que me habían ido a buscar a González Catán, al consultorio de una partera que se llamaba Nilda Civale. También me contó que por mí habían pagado el valor de un auto cero kilómetro, que pidieron plata, no sé cuántas personas”.
Cuando por fin pudo hablar con su abuela de crianza, Clara Lis escuchó una frase que nunca olvidó: “Yo siempre quise que lo supieras”. Según le confió la mujer, su abuelo le había impedido contárselo. “Tenía miedo de que te quisieras ir porque pensaba que podía haber alguien que estuviera buscándote”, agregó.“Nilda Bomina Civale de Álvarez”. La primera vez que Clara Lis leyó ese nombre fue en su acta de nacimiento. Según le explicaron, el vínculo con la partera había llegado a través de Fernando, un hermano de su abuelo de crianza, quien pensó que aquella mujer podía ayudar a Lidia a cumplir su deseo de ser madre. “Después la googleé y encontré la historia de Nancy Díaz, otra de las víctimas de Civale”, dice.
Para esa altura, Clara Lis ya había comenzado a investigar su propia historia. “Recorrí todo González Catán y fui a la dirección donde figuraba que yo había nacido, en la calle José María Moreno 371. Era un chalet en medio de una ruta. Según pude averiguar, una de las hijas de Fernando —el hermano de mi abuelo de crianza— trabajó como empleada doméstica en esa misma casa. Estaba todo muy entrelazado”, dice.Aquel detalle —dice ahora Clara Lis— fue clave para creer que su fecha de nacimiento era el 2 de marzo de 1978, tal como figuraba en su partida. “Hay otro familiar que dijo que me vio el 4 de marzo con un cordón umbilical muy fresco”, dice. Esa sensación, sin embargo, no bastaba para llenar los vacíos.
La duda la llevó a Abuelas de Plaza de Mayo, donde le tomaron muestras de sangre, pero el resultado dio negativo. “Allí me dijeron que no pertenecía a ninguno de los familiares de desaparecidos y que mi cotejo de ADN pasaba a formar parte del archivo de los más de 14 mil negativos que hay registrados en el Banco Nacional de Datos Genéticos. Entonces fui recibida por Alejandro Inchaurregui, director de Personas Desaparecidas de la provincia de Buenos Aires y creador de la Dirección de Búsqueda de Identidad de Origen”, recuerda.A fines de 2012, Clara Lis llevó a Civale a juicio junto a Andrea Fabiana Belmonte y Patricia Guadalupe Uriondo. “Éramos tres las querellantes”, cuenta. El debate —que se llevó adelante en el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 2 de San Martín— comenzó el 31 de octubre y finalizó el 19 de diciembre.
La experiencia fue desgastante. “Fuimos verbalmente agredidas por familiares de Civale en todas las audiencias”, recuerda. Y sigue: “Fueron días de mucha adrenalina y, al mismo tiempo, de un agotamiento emocional importante. Llegaba a casa y dormía hasta el día siguiente”.Durante el juicio, Civale no reconoció el delito. “Lo único que quiero decir es que soy inocente y que, en ningún momento, quise hacer daño”, dijo. Tampoco aportó información a las tres querellantes. “Sigo sin saber quién es mi mamá, al igual que Patricia y Andrea”, dice Clara Lis. A pesar de eso, asegura que el debate fue “sanador”. “Ir a la justicia fue el primer paso para empezar a mover la nueva historia. La historia propia es la que uno se construye. Yo puedo decir que mi identidad la forjé a lo largo de mi vida, pero también detrás de una mentira, sin saber qué pasó desde el día que nací para atrás. En ese camino, conocer a otras víctimas me hizo bien. Pude transformar el dolor ayudando a otros y convertirlo en una lucha”, dice.
La sentencia a la partera se conoció el 19 de diciembre de 2012. “Como sabíamos que los medios iban a cubrirlo, nos preparamos. A mí se me ocurrió hacer unos carteles enormes con nuestras fotos de bebés, la fecha de nacimiento y un texto que decía ‘Vendido’. Los colocamos en la puerta del tribunal”, cuenta Clara Lis. “Cuando escuché la condena, largué toda la angustia que venía sosteniendo a lo largo de las audiencias. Con Patricia estábamos agarradas de la mano, sosteniendo un rosario, para mantenernos enteras >Civale fue condenada a 12 años de prisión por el delito de “sustracción, retención y ocultamiento de un menor reiterado en tres hechos y falsedad de documento público”. Sin embargo, en 2015, la pena se redujo a 7 años, porque la Cámara de Casación entendió que el delito de falsificación de documento público había prescripto. “Esa segunda etapa me quebró más que la primera —admite Clara Lis—. Yo ya no quería volver a entrar a una sala de audiencias. Podíamos haber apelado, porque hubiéramos ganado, pero no teníamos más fuerza física para hacerlo. Queríamos que quedara firme. Tardó cuatro años más en hacerlo y para nosotras ese fue un cierre”.Clara Lis tiene 47 años y trabaja como locutora desde hace más de dos décadas. “Creo que mi profesión me ayudó a poner voz a quienes no pueden tenerla”, reflexiona sobre su oficio del que, en las últimas semanas, debió tomar licencia por problemas de salud.“Argentina es ejemplo en el mundo en materia de Derecho a la Identidad”, afirma. “Pero seguimos sin tener un registro nacional único que reúna a todas las personas que se están buscando entre sí. Necesitamos una Ley Nacional que unifique y proteja todas esas búsquedas”. Esa iniciativa —presentada en el Congreso en 2019 por distintas ONGs y activistas bajo el nombre de El pasado domingo Clara Lis celebró el Día de la Madre con su hijo de cinco años y su pareja. No fue una fecha fácil. “Hay que enfriar lo que uno siente y entender que lo que haya pasado tuvo sus motivos”, dice. “Hoy por hoy, mi hijo es la única persona que tengo cerca con un vínculo filiatorio. Siento que vino a hacer un poco de balanza en medio de toda esta historia. Por otro lado, también está heredando mi falta de respuestas: no puedo decirle quiénes fueron sus abuelos de mi parte. Hay un costado de su árbol genealógico que no va a poder armar”, lamenta.
Durante su embarazo, Clara Lis tuvo que concentrarse mucho para no vivirlo con miedo. “Como no tenía antecedentes familiares, fue muy movilizante. Más allá de lo que te ofrece la ciencia, la vivencia no es sencilla cuando no sabés ni tenés referencias”, dice.A pesar de haber logrado un fallo histórico contra Civale, Clara Lis siente que hoy la justicia “no se ocupa”. “Hace poco murió una partera que estaba denunciada: la causa la tenían dormida y, cuando la activaron, ya era tarde. Se llamaba Sofía Sas y era de Turdera. Todavía se me acerca gente pidiéndome ayuda. Quien tenga información, la tiene que dar sin miedo, porque le puede mejorar la vida a otra persona. Contrariamente a lo que muchos creen: nunca la verdad le va a empeorar la vida a alguien”.
*En Argentina hay según el banco nacional de datos genéticos 14.000 personas que no conocen su origen biológico. Son personas que fueron apropiadas o adoptadas y están por fuera del Terrorismo de Estado, es decir que en caso de haber nacido entre 1976 y 1983, ya se comprobó que NO son hijos de desaparecidos. En el Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, en la Dirección de Personas Desaparecidas, existe un área que se dedica especialmente a la *Más información llamando al 0800-333-5502 y al +549-221-4204188. Sino por mail: [email protected]
Fuente: telam
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