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16/10/2025

La historia de Pablo Salgueiro, un hombre que padeció ELA y cuyo caso atravesó el debate de la eutanasia legal en Uruguay

Fuente: telam

Florencia, hija de Pablo y referente de la Fundación Empatía, destacó la histórica aprobación de la ley de eutanasia en Uruguay y sostuvo que se trata de un acto de “justicia” para quienes transitan padecimientos irreversibles: “Mi papá murió pidiéndolo, y hoy se hizo justicia con quienes vendrán”

>La referente de la Fundación Empatía, Florencia Salgueiro, destacó la histórica Estas declaraciones fueron realizadas en diálogo con A lo largo de la entrevista, Salgueiro puso el foco en la importancia que tuvo su historia personal en la militancia por la ley de eutanasia. “Mi padre vivió tres años con esclerosis lateral amiotrófica. Ya conocíamos la enfermedad porque de eso también fallecieron mi abuelo y mi tío. Pese a los mejores cuidados médicos y paliativos, el desgaste fue enorme. Su vida era de sufrimiento, sentía que no le quedaba calidad de vida. Incluso, luego de meditarlo, un día nos sentó y nos dijo: ‘Hasta acá llegué, esto ya no es vida. Quiero poder elegir cómo y cuándo terminar’”, relató.

El recorrido parlamentario también estuvo marcado por la persistencia de familiares, activistas y referentes sociales. “Una semana antes de la partida de mi padre, se presentó el primer proyecto de ley de eutanasia. Él llegó a saber que existía, aunque era evidente que no iba a llegar a tiempo —evocó—. Después vinieron propuestas alternativas, negociaciones entre partidos, incluso algún estancamiento por diferencias internas. Pero finalmente, en este nuevo período, logramos el consenso necesario: el proyecto fue desarchivado, votado nuevamente en Diputados y, ayer, aprobado en el Senado. Estamos felices de haberlo conseguido”.

Sobre el corazón de la ley y su implementación, la activista destacó los requisitos estrictos previstos para evitar abusos y priorizar la libertad individual. “La ley está pensada para mayores de edad, ciudadanos o residentes en Uruguay —precisó—. La persona debe estar psíquicamente apta, atravesar una enfermedad terminal que le provoque sufrimientos insoportables o una condición que deteriore progresivamente su calidad de vida, siempre sin esperanza de recuperación. El proceso no es inmediato: debe intervenir un equipo de al menos dos médicos que corroboren la situación. Si hay desacuerdo, se convoca una junta médica, que incluye psiquiatras y especialistas >“Tras el aval profesional, se abre un período de diez días para garantizar que la decisión fue bien reflexionada. En ese tiempo se revisa la voluntad del paciente y se exige la presencia de dos testigos, que no sean beneficiarios de la herencia. Si tras todos estos pasos se confirma el pedido, recién entonces se autoriza el procedimiento. Pero la fecha final siempre la decide el paciente”, detalló. Toda esta estructura, advirtió Salgueiro, busca asegurar que cada quién pueda ejercer la máxima soberanía sobre su propio final.

Uno de los temores recurrentes que surgieron durante el debate parlamentario giró en torno al rol del dolor y el acceso a cuidados paliativos. “Hay sociedades médicas que sostienen que con cuidados adecuados muchos pacientes pueden tener mejor calidad de vida —señaló—. Pero la ley no obliga a nadie: hay quienes desean seguir hasta el último momento, y otros a quienes el deterioro les resulta intolerable. La clave es que el dolor no es solo físico; también hay un sufrimiento psíquico y emocional que debe ser respetado”.

Respecto de la posibilidad de que extranjeros accedan a este derecho en Uruguay, fue enfática: “No queremos que se transforme en turismo eutanásico, como puede pasar en Suiza. Para acceder al procedimiento, hay que ser residente o ciudadano uruguayo. El requisito de residencia implica, si no me equivoco, al menos un año en el país, o tener la nacionalidad. Eso cierra la puerta a quienes solo busquen la ley desde el exterior”.

Por su experiencia y la polémica que suscitó el aborto en los últimos años, también fue consultada por los resguardos legales para profesionales del sistema de salud. Salgueiro explicó: “Se incorporó un artículo fundamental: la eutanasia no es contraria a la ética médica. Esto exonera judicialmente y ante el colectivo profesional a médicos u otros integrantes del equipo de cualquier pena, siempre que respeten los procedimientos. Además, está habilitada la objeción de conciencia: cualquier integrante del equipo de salud, ya sean médicos, enfermeros o administrativos, pueden excusarse de participar por razones filosóficas, personales o religiosas”.

Analistas y columnistas remarcaron en Infobae en Vivo, durante el programa de la mañana, que Uruguay vuelve a mostrar capacidad de diálogo y acuerdos sobre temas sensibles, en contraste con la postergación del tema en la Argentina. Allí se presentaron algunos proyectos, pero la cuestión sigue paralizada por la falta de consensos y la profundidad del debate público.

La reciente sanción de la ley de eutanasia en Uruguay constituye un paso trascendental en América Latina y promueve la discusión a nivel regional sobre los derechos individuales al final de la vida, la ética médica y el respeto a la autodeterminación. Aunque todavía resta la reglamentación por parte del Poder Ejecutivo, el mensaje de Salgueiro y quienes acompañaron este proceso es claro: se abrió la puerta para que cientos de uruguayos tengan una muerte digna, acorde a sus deseos.

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Fuente: telam

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