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04/10/2025

El Patio Andaluz, la joya sevillana del Rosedal de Palermo, vuelve a brillar como hace casi un siglo

Fuente: telam

Construido en 1929 con materiales traídos en barco desde Sevilla, el Patio Andaluz es un rincón histórico del Parque 3 de Febrero. Tras nueve meses de trabajos, la Ciudad restauró su fuente, azulejos y bancos, devolviéndole el esplendor a un espacio que simboliza el vínculo cultural entre Buenos Aires y Andalucía

>En el corazón verde de Buenos Aires, donde los porteños buscan desde hace más de un siglo un respiro entre lagos, pérgolas y rosales, acaba de recuperar su esplendor una joya centenaria. El Patio Andaluz, ese rincón sevillano que atesora el Rosedal de Palermo desde 1929, reabrió tras una restauración integral que devolvió el brillo a sus azulejos, fuentes y bancos. Se trata de la primera gran puesta en valor desde 2008 de un espacio que es, al mismo tiempo, memoria, patrimonio y postal obligada del Parque 3 de Febrero.

Azulejos sevillanos decorados con escenas del Quijote y con imágenes de la vida española clásica —desde duelos de caballeros hasta talleres de alfareros— revisten sus muros y bancos. En el centro, la fuente principal recuerda su origen con una dedicatoria que habla de este lazo transatlántico: “A la caballerosa y opulenta Ciudad de Buenos Aires en testimonio de comunicación espiritual, Sevilla ofrece esta muestra de la industria de Triana, el barrio de los laboriosos alfareros y los intrépidos navegantes”.

“Cuidamos nuestro patrimonio cultural porque es fundamental para la Ciudad. Ya restauramos completamente el Patio Andaluz y muy cerca, también en el Parque 3 de Febrero, estamos avanzando con la ampliación del taller del MOA, Monumentos y Obras de Arte, un espacio de la Ciudad donde se cuidan y recuperan las esculturas del enorme museo a cielo abierto que es Buenos Aires”, señaló el jefe de Gobierno, Jorge Macri.

La puesta en valor incluyó la fuente central —a la que se le repuso el pico vertedor, se consolidaron relieves y se trató la taza para lograr uniformidad cromática— y una fuente secundaria. También se intervinieron ocho escaleras, los pisos que sufrían hundimientos, barandales, columnas de hierro, la pérgola y los bancos: ocho interiores, cuatro exteriores y doce ubicados en los caminos que miran al lago.

Para Ignacio Baistrocchi, ministro de Espacio Público e Higiene Urbana, la tarea no fue solo técnica, sino también cultural: “Tenemos más de 2.000 piezas de arte en el espacio público. No solo reparamos los daños físicos, sino que trabajamos con rigor para garantizar que cada pieza conserve su autenticidad histórica. Preservar el patrimonio presente en el espacio público debe ser un esfuerzo colectivo”.

El Patio Andaluz cumple este mes 96 años, pero su historia comenzó mucho antes. En 1923, el intendente Carlos Noel convocó al arquitecto y paisajista francés Jean-Claude Nicolas Forestier —responsable de obras en Sevilla— para diseñar mejoras en los parques porteños. Entre sus ideas figuraba un “jardín español” en el acceso al Rosedal.

En marzo de 1926, el buque Mont Genèvre atracó en el puerto porteño cargado con las primeras piezas: columnas, herrajes y ornamentos, unos 2.149 kilos en total. Más tarde llegarían los azulejos y mosaicos que aún hoy sorprenden a quienes ingresan al patio.

La ubicación también tuvo su propia historia: en un principio se pensó instalarlo en la Plaza Belgrano, pero finalmente se decidió su emplazamiento en el Parque 3 de Febrero. Para ello fue necesario demoler el Pabellón de los Lagos, una construcción de estilo “indo-musulmán” que, tras décadas de vida social intensa, se encontraba en ruinas.

El 13 de octubre de 1929, Buenos Aires y Sevilla sellaron en el Rosedal un pacto de hermandad cultural. Ese día, con un palco adornado con flores y escarapelas argentinas y españolas, se inauguró oficialmente el Patio Andaluz. Entre los asistentes estuvieron el ministro del Interior Elpidio González, el intendente José Luis Cantilo, el embajador de España Ramiro de Maeztu y el arquitecto Carlos Thays (h).

Las crónicas cuentan que el público se maravilló con la obra, en la que convivían el trazo del paisajista francés Forestier con la glorieta sevillana donada. Desde entonces, el Patio adquirió protagonismo en el Parque 3 de Febrero, un escenario ideal para paseos, fotografías y citas románticas.

Fuente: telam

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