01/10/2025
Triple femicidio y narcotráfico: si los decentes somos bobos, la novela negra es el género que nos merecemos

Fuente: telam
La violencia reciente muestra los vínculos entre crimen organizado y vida cotidiana. Pero también un clima social en que el trabajo es despreciado y urge la plata rápida. Lo que la literatura sabe ver
>Qué oportuna El policial negro es, por definición, ese género en el que el detective o quien sea que investigue -puede ser un periodista, un escritor, una madre- pone el cuerpo y se mete en la mugre del crimen. Opuesto al llamado “policial clásico” que es, idealmente, pura deducción: Sherlock Holmes.
Jorge Luis Borges y su amigo Adolfo Bioy Casares llevaron al límite el género clásico o, tal vez -con esta gente nunca se sabe- se burlaron un poco de él en Seis problemas para don Isidro Parodi, una serie de cuentos en los que quien resuelve los casos es un peluquero que está preso. Preso: lo único que tiene es su inteligencia.Algo así hizo, también, Claudia Piñeiro cuando en 2005 publicó Las viudas de los jueves y dejó ver la vida en los countries, sus miserias, sus angustias. Y una ilusión económica que hacía plop.
¿Quién escribirá, cómo se escribirá la novela de Morena, Brenda y Lara? ¿Quién será el que lo investigue? Este tema probablemente aparezca en esta Semana Negra. No puede ser más negro lo que estamos viendo.
Pero el libro de Morena, Brenda y Lara podría ser una novela de no ficción, como esas que contaron, con literatura y verdad, hechos tremendos. La primera, la primera novela de no ficción de la historia, fue la de Rodolfo Walsh, Operación masacre. Ya se sabe: se publicó en 1957 y contó, reveló, los fusilamientos de José León Suárez, cometidos por la dictadura que se denominó “Revolución Libertadora”.Mucho más tarde, en el año 2000, Emmanuel Carrère publicó El adversario. Otra vez, una familia que muere, los Roland. La madre, los niños. El padre, ah, se salvó. Según las primeras noticias no los habían matado sino que se había prendido fuego la casa. Eso cree uno de los amigos. Pero nosotros, los lectores, lo sabemos desde el comienzo porque es un caso real y porque Carrère lo dice en la primera línea: “La mañana del sábado 9 de enero de 1993, mientras Jean-Claude Romand mataba a su mujer y a sus hijos, yo asistía con los míos a una reunión pedagógica en la escuela de Gabriel, nuestro hijo primogénito“.
Bueno, el hombre primero va a matar a su mujer, ni se acuerda bien cómo. Después venían los chicos: “Sabía, después de haber matado a Florence, que también iba a matar a Antoine y a Caroline, y que aquel momento, delante de la televisión, era el último que pasábamos juntos. Les hice mimos”.Ficción o no ficción, cómo se cuente, los asesinatos de Morena, Brenda y Lara ya están mostrando algunos hilos del narcotráfico y quizás lo más interesante, un aire de época que todos respiramos aunque no siempre podemos describir: ese en el que un joven sabe que por la vía del trabajo sólo le quedan salarios más bajos que la vida que quiere tener y entonces se lanza a jugar al financista, pierde mucho con las criptomonedas, se endeuda y cruza la delgada línea de la ley para pagar y no meterse en problemas mayores. Pero, ya saben, ese camino puede terminar muy mal.
Eso es mucho más que un caso individual: es lo que nos ofrece ese mundo que nos trata de bobos por decentes y de resignados por trabajar para vivir. Con todo eso se mete, como un taladro, la buena novela negra. Que disfruten el festival. Desde el miércoles 1 hasta el domingo 4 de octubre, más de ochenta escritores, tanto argentinos como internacionales, formarán parte de una agenda que incluye charlas, talleres y seminarios.La
Fuente: telam
Compartir
Comentarios
Aun no hay comentarios, sé el primero en escribir uno!