Viernes 19 de Septiembre de 2025

Hoy es Viernes 19 de Septiembre de 2025 y son las 14:37 ULTIMOS TITULOS:

19/09/2025

La esperanza de Tomás: el joven de 16 años con leucemia que necesita un tratamiento de más de un millón de dólares

Fuente: telam

A los 11 años, el chico fue diagnosticado con leucemia. Hoy, enfrenta una recaída con una mutación genética y lucha por acceder al tratamiento CAR-T, en Italia. Cómo ayudarlo

>En 2020, Tomás Musso tenía apenas 11 años cuando el diagnóstico llegó como una sentencia: leucemia linfoblástica aguda de Tipo T. El impacto de la noticia fue devastador, pero no se rindió. Hoy, a los 16 y con una madurez que solo la adversidad puede forjar, revive cómo fue el año intensivo de quimioterapia: “Tuve bastantes complicaciones, una discapacidad motora y pulmonar”. Las chances que tenía de sobrevivir eran mínimas, pero, contra todo pronóstico, logró salir adelante.

Pero en junio de 2025, una segunda recaída volvió a cambiarlo todo. Esta vez, la leucemia regresó con una mutación genética que anuló la efectividad de los tratamientos disponibles en Argentina. “La única esperanza que tengo es un tratamiento afuera del país que se llama CAR-T, una terapia celular que modifica mis propios linfocitos para atacar las células cancerosas, seguido de un nuevo trasplante de médula”, explica el chico. El procedimiento es personalizado, debe realizarse en Italia y tiene un costo superior a 1.200.000 dólares. Por eso, Tomás se anima a pedir ayuda para salvar su vida.

La vida de Tomás estuvo marcada por desafíos desde muy temprano. Todo comenzó en junio de 2020, cuando los primeros síntomas aparecieron. En plena pandemia, los médicos pensaron que se trataba de Covid-19. Pasó casi un mes con ese diagnóstico hasta que, tras varios estudios y una punción de médula, llegó la verdad: leucemia linfoblástica aguda. En medio del caos sanitario y el colapso del sistema de salud, Tomás comenzaba su tratamiento sin entender del todo lo que estaba ocurriendo.

Aislado de su familia y del mundo por las estrictas restricciones, atravesó los primeros meses completamente solo. No podía ver a nadie, no había información certera y el miedo era constante. “Fueron aproximadamente seis meses de aislamiento total. No sabíamos nada, no podíamos verlo. Era desesperante”, recuerda Franco Umansky, hermano de Tomás.

Aun así, nunca bajó los brazos. Después de completar el primer ciclo de quimioterapia, llegó una pequeña tregua y pudo volver a su casa, ver a su familia, reencontrarse con algunos amigos y recuperar algo de la vida que había perdido. Pero fue un alivio fugaz.

“En 2023 tuve mi primera recaída y, gracias a un trasplante de médula que me donó mi papá, pude volver a vivir una vida casi normal: ir al colegio, ver a mis amigos, salir de vacaciones. Aunque ya no pude volver a jugar al fútbol, aprendí a superar cada obstáculo”, cuenta Tomás, con una madurez que conmueve.

A pesar del panorama devastador, Tomás volvió a hacer lo que aprendió: resistir. Pasó otros 30 días en terapia intermedia, y aunque salió con graves secuelas motoras, comenzó un largo proceso de rehabilitación. Poco a poco, volvió a caminar. Con dificultades, sí, pero caminó. Porque si algo aprendió en estos años es que cada paso —por pequeño que sea— puede ser una victoria.

Cuando Tomás comenzó a recuperarse tras los primeros tratamientos, llegó el momento del trasplante de médula. Su papá, Sergio Musso, no dudó ni un segundo. Era compatible, y no había tiempo que perder. El proceso fue arduo, pero antes de la intervención, los médicos pusieron una condición indispensable: conseguir al menos 30 donantes de sangre.

Pero la alegría duró poco. Diez meses después, en un control de rutina, una punción reveló que la leucemia había regresado. Como un castillo de naipes, las esperanzas que habían empezado a reconstruirse se derrumbaron de golpe.

Tomás volvió a empezar. Retomó la quimioterapia. El primer bloque fue efectivo; el segundo, no. Los médicos comenzaron entonces una nueva etapa de estudios y análisis, hasta que finalmente encontraron la causa: una mutación genética en las células cancerígenas de Tomás. Esa alteración fue la responsable de que el trasplante no funcionara como se esperaba e impidió que la quimioterapia eliminara completamente las células malignas y también causó el fracaso del segundo bloque.

Este tratamiento fue desarrollado exclusivamente para Tomás, adaptado a su genética particular. Esa personalización es, justamente, lo que lo vuelve tan costoso. Pero también, su única esperanza. “No es lo mismo un tratamiento estándar que uno hecho a medida. Es como mandar a hacer un mueble específico para tu casa, con materiales puntuales y trabajo artesanal”, explica Franco.

El tratamiento CAR-T representa la única posibilidad real de salvarle la vida a Tomás. Y el tiempo, una vez más, juega en contra.

Hoy, Tomás se enfrenta a una urgencia que no puede esperar: necesita viajar cuanto antes para recibir el tratamiento que podría salvarle la vida. Su estado no es el mejor, y la ansiedad por comenzar crece con cada día.

Mientras tanto, Tomás intenta no dejar que el miedo lo consuma. Trata de sostener pequeños momentos de normalidad como pasar tiempo con su familia, juntarse con amigos, reír un poco. “Lo hace porque no sabe cuándo va a poder volver a su casa”, cuenta Franco, consciente de que el tiempo compartido hoy puede ser un refugio para los meses que vienen.

La familia sigue recaudando fondos para poder financiar el tratamiento en el Hospital Pediátrico Bambino Gesù, en Roma. Y con cada aporte, por pequeño que sea, se alimenta la esperanza de que Tomás podrá seguir luchando por su futuro.

*Para colaborar con Tomás en Banco Galicia, alias JUNTOSPORTOMY2025 / Cuenta de Mercado Pago: JUNTOSPORTOMYMP / Cuenta PayPal: @JUNTOSPORTOMY

Fuente: telam

Compartir

Comentarios

Aun no hay comentarios, sé el primero en escribir uno!