13/09/2025
Valentín Fuster, el mejor cardiólogo del mundo: “Comer mejor, moverse más y atender las emociones pueden cambiar el destino del corazón y el cerebro”

Fuente: telam
Es el director del Mount Sinai Heart de Nueva York y del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares de Madrid y un referente indiscutido de la cardiología mundial. De paso por Buenos Aires, en el IV Simposio Internacional de la Fundación Favaloro, dejó definiciones únicas. Su palabra en exclusiva a Infobae
>El prestigioso cardiólogo de origen catalán Valentín Fuster y referente indiscutido de la cardiología mundial, pasó esta vez por Buenos Aires solo 24 horas. Lo hizo para dar una conferencia magistral en el IV Simposio Internacional cardiovascular organizado por la La emoción le ganó la voz en el comienzo. “Admiré profundamente al doctor René Favaloro, adónde su nombre y su legado me convoque, siempre estaré”, dijo, y en la ovación que siguió se percibía algo más que cortesía: era un reconocimiento entre iguales.
“Prevenir las enfermedades cardiovasculares y las demencias sólo se podrá lograr a partir de un cambio cultural”. A sus 82 años, el doctor Valentín Fuster es muchas cosas a la vez, es director del Instituto Cardiovascular del hospital Mount Sinai de Nueva York (Estados Unidos), profesor universitario, referencia del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares en Madrid, investigador prolífico y un gran comunicador en salud.“La ciencia, la salud y la educación son los tres pilares para trabajar, especialmente con los niños y jóvenes”, afirmó Fuster, presidente también de la Fundación Internacional SHE (Sciencie, Health and Education), que tiene la misión de integrar la investigación con la promoción de la salud a través de la educación.
“Hay un aumento de la población mundial, hay más expectativa de vida. Hay más diabetes y obesidad también. Y el gasto sanitario está aumentando. Por eso debemos impulsar más la prevención de estas enfermedades desde temprana edad”, remarcó el experto. ¡Nunca es tarde! En diálogo con Infobae, Fuster explicó: “La salud del corazón depende, no sólo de avances tecnológicos, innovación científica o descubrimientos farmacológicos (polipíldoras, inyectables), sino también de la encrucijada entre cultura, consumo y educación >Y mencionó que el 80% de las enfermedades y accidentes cardiovasculares y cerebrovasculares ocurren en países con economías medias y bajas, muy probablemente por la falta de acceso y adherencia a los tratamientos. —Doctor Fuster, usted elabora una trilogía “ciencia, salud y educación”, para encarar la ofensiva contra las enfermedades cardiovasculares, la principal causa de muerte en todo el mundo, pero difícil de asimilar porque las cifras recrudecen, ¿Qué hacemos entonces frente a factores de riesgo que son prevenibles?Si no apuntamos a la prevención desde el principio, solo correremos detrás de la enfermedad. Uno quiere cambiar todo, pero hay que focalizar en el inicio de la vida (de 0 a 20 años). Creo que es el punto más fundamental.
La sala aún guardaba silencio expectante cuando se lanzó sobre el tema central: la obsesión contemporánea por la longevidad y el reverso de esa carrera. “La medicina se ha encarecido muchísimo y esto obliga a priorizar la prevención. Pero vivimos en una sociedad de consumo que va justo en sentido contrario”, explicó.—Dr. Fuster: Ese es justamente el gran dilema. La longevidad solo importa si es sana. Hoy, los accidentes cerebrovasculares están aumentando en el mundo, en parte porque la gente vive más años. Pero también crecen los factores de riesgo: obesidad, presión alta, colesterol. Al final, el problema es cultural. Los medios de comunicación pueden y deben jugar un papel central.
¿Por qué usted mencionó que en poco tiempo todos hablaremos de la médula ósea?
—Dr. Fuster: La médula ósea es un órgano fundamental en los aspectos cardiovasculares, y su rol en la inflamación ha sido subestimado. Hay factores de riesgo que la afectan directamente, y me sorprende que no se le haya dado más importancia.El papel de la médula ósea en la enfermedad cardiovascular cobra relevancia gracias a estudios con tomografía por emisión de positrones y resonancia magnética en 900 individuos. La interacción entre el colesterol y los monocitos derivados de la médula ósea puede desencadenar procesos inflamatorios que favorecen la progresión de la enfermedad.
El síndrome metabólico y el sedentarismo potencian la hiperactividad de la médula ósea, mientras que la actividad física ejerce un efecto protectorCuando los factores de riesgo persisten -obesidad, sedentarismo, colesterol alto, hipertensión arterial, diabetes, entre otros-, los monocitos pueden autodestruirse, liberando sustancias como el factor tisular y las metaloproteinasas, que contribuyen a los eventos cardiovasculares agudos.Por eso digo que todos hablaremos de la médula ósea y de su rol en ser una especie de usina de inflamación para el organismo.
- Usted habló del empoderamiento del paciente, que disponga de información para tomar mejores decisiones sobre su salud. Utilizar dispositivos portátiles, diagnósticos inmediatos, control personal de su salud...pacientes midiéndose la carótida y la arteria femoral con un aparato sencillo. ¿Estamos muy lejos de esto?De hecho, ya hemos realizado estudios en doce mil individuos usando estos diversos dispositivos, y pronto serán accesibles a nivel público. Hoy puedo hacer un electrocardiograma desde mi propio teléfono. Justo viniendo aquí, en el avión, una persona se descompuso. Saqué mi dispositivo portátil, conecté los dedos de la persona, y en segundos tenía el resultado en la pantalla.
—¿Qué le diría a los Gen Z, esa franja de “0 a 20 años que, paradójicamente, sabe más de cambio climático que de nutrición o movimiento, para promover una vida saludable?
Para Fuster, la batalla contra las enfermedades cardiovasculares no solo se libra en los hospitales. También se juega en las aulas donde se educa, en los hogares donde se forman hábitos, en el plato de cada comida y hasta en el scroll del celular.
“Tras 12 años de seguimiento, los hallazgos permitieron identificar siete aspectos clave sobre la evolución de la enfermedad cardiovascular”, resumió Fuster.
Uno de los datos más sorprendentes es que la aterosclerosis —el endurecimiento de las arterias— comienza a aparecer en la región femoral a partir de los 30. A los seis años de seguimiento, ya se veía progresión en un tercio de los participantes. Además, se comprobó que niveles elevados de colesterol y presión arterial entre los 20 y 40 años predicen con más precisión los problemas cardiovasculares futuros que los valores en edades más avanzadas.Otro estudio, llamado Para el especialista en cardiología, los avances en diagnóstico también aportaron herramientas nuevas. El ultrasonido tridimensional, por ejemplo, permite detectar placas en arterias carótidas e iliofemorales, lo que predice con gran exactitud la presencia de enfermedad coronaria, incluso sin síntomas. “La ausencia de placas en las carótidas de las femorales quiere decir que casi seguro no tienes enfermedad coronaria importante”, explicó Fuster.
Existe una relación directa entre la enfermedad en carótidas e iliofemorales y la disfunción microcirculatoria, lo que abre la puerta a nuevas estrategias de prevención.
El estilo de vida puede agravar o frenar ese riesgo, según Fuster. El síndrome metabólico y el sedentarismo potencian la inflamación, mientras que la actividad física actúa como un freno natural.
Fuster también se detuvo a analizar el impacto de la ECV en la última etapa de la vida. >El estudio determinó que la combinación de resonancias, biomarcadores y análisis de flujo cerebral permitió comprobar que quienes presentan al menos dos factores de riesgo tienen un 43 % de probabilidad de desarrollar enfermedad cognitiva.
La ciencia está demostrando que las enfermedades cardiovasculares se gestan mucho antes de lo que pensábamos y que la prevención debe empezar en la juventud. La tecnología ofrece herramientas para detectarlas a tiempo y el estilo de vida sigue siendo la mejor arma para combatirlas.
Fotos: Jaime Olivos
Fuente: telam
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