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22/08/2025

Los temas tabú del mundo trans: Karen y Nael denuncian los estragos de los tratamientos de transición

Fuente: telam

Ella, detransicionada, él, varón trans, viven con las duras secuelas de la hormonación y las cirugías. Y con el odio que profesa el lobby transgénero a los “disidentes”. Con singular coraje, se dedican a advertir de que la “despatologización de la disforia de género es un error porque se trata de un problema de salud mental”

>Remando contra la corriente, denuncian el negociado que hay detrás de la ideología transgénero, cuestionan a los psicólogos “afirmativos” que tras una sola consulta impulsan a la persona a la hormonación, y cuentan cómo el colectivo trans les dio la espalda cuando empezaron a cuestionar sus dogmas.

Nael Condell es un varón trans. Nació en Chile como mujer biológica hace 38 años, pero inició una “terapia de reasignación de sexo” a los 21 años y desde entonces vive socialmente como hombre.

Precisamente, fue la asociación Manada (Madres de niñas y adolescentes con disforia de género acelerada) la que los invitó a la Argentina, donde participaron, junto con la médica psiquiatra María José Mancino, de un conversatorio sobre la Ley de Identidad de Género y la necesidad de declarar invasivos los bloqueos puberales, las hormonas cruzadas y las cirugías de cambio de sexo. La anfitriona de esta actividad, que tuvo lugar el miércoles pasado en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, fue la vicejefa de Gobierno, Clara Muzzio.

— Karen, Nael, ustedes son una ex trans y un varón trans, que están dando testimonio desde sus países, Colombia y Chile, sobre lo que realmente significa la transición de género. ¿Qué implica realmente esa transición de género y qué secuelas les ha dejado a ustedes?

Karen Quiñones: — Yo soy una mujer detransicionada, o ex trans como tú acabas de decir. Estuve siete años en una terapia de reemplazo hormonal inyectándome hormonas masculinas para hacer una transición de mujer a hombre. Esto tiene bastantes implicaciones con las que hoy día vivo y tendré que vivir por el resto de mi vida.

KQ: — Depende del nivel al que has llegado y al tipo de mutilación de tu cuerpo, si has extraído tus órganos femeninos internos, lo que te puede hacer incluso dependiente al uso de la testosterona. En mi caso, no llegué a extirpar mis órganos. Gracias a Dios. Pero el uso prolongado de las hormonas, y el haberlas dejado, tiene consecuencias en mi vida, a nivel renal, hepático... Me causó una falla renal que desencadenó una hipertensión. Soy una mujer hipertensa por el resto de mi vida. Endometriosis debido a la ausencia de mi período menstrual durante tanto tiempo y hemorragias al suspender las hormonas y reaparecer mi ciclo menstrual. El engrosamiento de mis cuerdas vocales es otro efecto; posiblemente mi voz jamás vuelva a ser la que era, y muchas otras consecuencias más. Dolores de cabeza, aumento de peso, riesgo de resistencia a la insulina, etc.

— Después hablaremos de lo que pasa a nivel psicológico, mental, pero me gustaría primero, Nael, que nos cuentes tu caso. Vos no estás detransicionando. Sos una mujer biológica, con la apariencia de un varón y socialmente también sos un varón.

— ¿Conocen muchos casos de gente que detransiciona o que considera erradas las decisiones que en un momento tomó? Los promotores de la transición de género dicen que hay muy pocos arrepentidos.

NC: — ¿Cómo puedes hacer una estadística en una población que se ve sumamente amenazada a la hora de hablar? Y totalmente desprotegida. Porque una cosa es cuando tú entras al sistema a ser trans: bombos, platillos, bienvenido, alfombra roja, hormonas, desbloqueadores, te dan el pack completo. Pero cuando tú quieres detransicionar, no hay nada. Todas esas puertas se cierran, te quedas solo y con una comunidad que si tú hablas, te cancela. El que no opina de acuerdo a la línea del lobby, es atacado. No importa lo que tú seas. El que detransiciona es un arrepentido. Que se quede callado. Por ende, no hay estadísticas.

KQ: — Sí. Por eso, fuera de exponer mi caso, es dar visibilidad, que las personas detransicionadas existimos, y que hemos sido excluidas, segregadas, invisibilizadas, porque los detransicionados somos la realidad de una ideología que se cae por su propio peso…

— Una prueba de fracaso.

— Nael, vos no estás detransicionando ¿Es porque no querés, porque no podés, o…?

NC: — Es que tengo ya una vida como Nael. Llevo más tiempo viviendo como hombre, socialmente hablando, que lo que fui como mujer, socialmente. Entonces, no tengo ninguna razón para dejar de ser quien soy, porque Nael es quien yo soy. No tengo ese conflicto. Sí asumo las consecuencias que esto trae. Físicas, que ya mencioné, y psicológicas, que es tener crisis depresivas, crisis ansiosas, a veces incluso de pánico. Convivo con eso y lo asumo. Por otro lado, a nivel hormonal, si yo quisiera hacer cualquier cambio, ni los mismos endocrinólogos me pueden asegurar que mi cuerpo vaya a reaccionar bien, porque llevo tantos años a base de testosterona química... Ni siquiera un endocrinólogo me puede decir: “¿Sabes qué? Es lo mejor en tu caso”. Porque, como dice Karen, todo depende. Depende cuánto tiempo lleves, en qué condiciones están tus órganos, si tienes tus órganos. Yo no necesito detransicionar. Yo estoy advirtiendo, estoy diciendo: esto es la realidad de las personas trans. Que la quieran asumir o no, bien, cada uno lo verá a su tiempo y la vida misma te dará las situaciones para que te des cuenta. Si no te quieres dar cuenta, tema tuyo. En mi caso, fue una crisis depresiva fuerte por un conflicto con la comunidad trans, por opiniones políticas. En una comunidad puede haber diversidad de pensamientos, pero nos une en este caso la transexualidad.

NC: — Si tú no piensas políticamente como ellos, te mandan a funar (escrachar). Te mandan a insultar. A mí me llegaron mensajes de todo tipo. “Suicídate”. “Mátate”. “Ojalá desaparezcas”. “Esta persona no puede ser parte de la comunidad”. Soy literalmente el Voldemort, el innombrable de la comunidad trans en Chile. A ellos no les importó mi condición psicológica, mi salud. Entonces, en mi caso fue una crisis psicológica fuerte derivada de este conflicto con la comunidad trans, que me deseó la muerte, el suicidio. No pude encontrar ayuda dentro de la comunidad. Pedí ayuda, busqué a profesionales pero se me cerraron todas las puertas.

NC: Exacto. Ahí yo empecé a cuestionarme todo. Después de la crisis, en la cual en un momento me vi, literalmente, sentado en el piso del baño con pensamientos suicidas, ahí, partió todo.

— La comunidad trans siempre argumenta que son un grupo vulnerable, con una expectativa de vida muy corta y un alto índice de suicidio. Todo eso lo atribuyen a la discriminación. Nunca lo relacionan a los tratamientos, a la transición. ¿Disminuye la tasa de suicidio una vez que la persona transiciona?

— Ellos quieren despatologizar. La disforia, para ustedes, ¿es un problema psicológico o es un tema identitario simplemente?

— Afirmativo es el terapeuta que si un paciente varón le dice “creo que soy mujer”, le responde: “Sí, sos mujer”.

NC: — Lo que pasa es que ahí es cuando el lobby LGBT, que no es lo mismo que la comunidad, dice: “Las personas trans existimos y resistimos”. Amigo, yo no estoy borrando tu existencia, yo soy una persona trans. Sería borrarme a mí mismo. Habemos personas trans y hace mucho. Pero definamos qué es una persona trans, hablemos abiertamente de lo que realmente es. Despatologizarlo es un error, porque dejamos de obtener ayuda y los profesionales dejan de capacitarse para darnos ayuda. La disforia no es simplemente un trastorno de base, puede ser una bomba de humo. Eso es lo que hay que dilucidar.

NC: — No. Hay muchas personas que sufren disforia y con un psicólogo exploratorio, pueden resolverlo o aprender a sobrellevarlo o hacer ligeros cambios en su vida que les dan paz. Por ejemplo, chicas que se visten de forma más masculina, se cortan el pelo y no pasa nada. Siguen siendo mujeres. Hay muchas personas que lo aceptan, lo reconocen, porque lo trabajan. Pero si no estás permitiendo esa apertura de decir: “Oye, hay efectivamente mujeres masculinas en sus actitudes y gustos, y hombres femeninos en sus actitudes y gustos, y no tiene nada de malo”. Pero bajo el transgenerismo, todas esas personas son trans y no lo son.

— Hay una imposición del transgenerismo en los niños. En Argentina a través de la educación sexual integral, desde los cuatro o cinco años, se les dice que se nace nena pero se puede ser varón, que un varón puede tener vulva... Ustedes también buscan advertir sobre esto: que es incluso más peligrosa la hormonación en un adolescente que hoy se promueve con el argumento de que es mejor empezar temprano…

— Karen, ¿necesitaste una terapia para hacer la detransición? ¿Cómo fue?

— ¿Es cierto que te diagnosticaron en una sola entrevista?

— Son conejillos de Indias, ya que todo esto es experimental.

— El lobby trans niega estar haciendo propaganda, influyendo. Pero en tu caso, fue muy clara esa influencia. Te llevó a la transición el contexto, el grupo en el que estabas y no tanto una cuestión interior tuya, ¿es así?

— Nael, dijiste una vez que la gente es “floja”, en el sentido de que los padres no se toman el trabajo de revisar los contenidos a los que acceden sus hijos, en redes y en la escuela. ¿Qué advertencia harías sobre esto?

— Claro, hay un bombardeo desde las redes, una propaganda…

— Tampoco parece haber mucha noción de lo que son las cirugías de transición. Consisten en extirpar órganos sanos...

— Necesitan negar lo que realmente se está haciendo.

— ¿Comparten el criterio de que hay una epidemia transgénero, sobre todo entre los adolescentes?

— ¿Qué explicación encuentran al hecho de que sean mayoritariamente mujeres?

— ¿Está pasando también en Colombia esto?

NC: — Ellos no pueden aceptar a que un padre tan siquiera cuestione. Que pregunte. Que dude. Esto pasa con los papás de Manada, yo estoy dentro del grupo, leo lo que les pasa, veo su lucha, la preocupación y el amor por sus hijos. Hay una realidad que tampoco se cuenta. Si tú tienes un hijo al que aceptas trans, todo está disponible para ti. Pero cuando un papá tiene la duda razonable porque conoce la historia de su hijo, que viene con depresión, que tiene problemas, como se ve en los papás de Manada, y viene un psicólogo y dice que todo se deriva de que es trans y hay que meterle hormonas, entonces mi duda como papá, razonablemente, es: ¿en qué le va a ayudar la hormona a resolver todo esto? Estas historias se repiten. Y hay demasiado en común como para que uno diga que esto es algo completamente natural. Aunque muchos psicólogos digan que no es que esté aumentando el número de casos, es que ahora la gente lo dice abiertamente.

KQ: — Exacto. Es que, por ejemplo, en el tema de las terapias de conversión ellos incluyen una cantidad de situaciones, incluso llaman terapia de conversión al hecho de que un profesional, con un paciente en esta situación, explore, indague, eso ya lo califican como terapia de conversión.

KQ: — Incluso está la cancelación religiosa. Que una persona reciba ayuda de un sacerdote, para ellos es terapia de conversión. Entonces es querer anular incluso la ayuda espiritual o la ayuda profesional que puedes recibir.

KQ: — O es que nunca fuiste trans.

— Es increíble que acepten el autodiagnóstico de un niño. ¿Qué consentimiento informado puede dar un menor?

[FOTOS: Adrián Escandar y Prensa Legislatura CABA]

Fuente: telam

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