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21/08/2025

El sorprendente árbol milenario que crece en la Patagonia y es uno de los más longevos del mundo

Fuente: telam

Los Alerces miden más de 50 metros y pueden vivir varios milenos. La región patagónica en Argentina y Chile los alberga en inmensos bosques protegidos por la Unesco

>El alerce, conocido científicamente como Fitzroya cupressoides, es una de las especies arbóreas más longevas del planeta y un verdadero testigo de la historia natural. Con un crecimiento extremadamente lento, de apenas un milímetro por año, puede vivir varios milenios, resistiendo el paso del tiempo y las transformaciones del entorno.

Los pocos que sobrevivieron, como el emblemático Más allá de su valor ecológico, el alerce tiene una profunda relevancia cultural para los pueblos originarios mapuche y tehuelche, quienes lo consideran un espíritu tutelar y un guardián del equilibrio natural. Según su tradición oral, los alerces son ancestros enraizados que protegen la tierra y transmiten sabiduría silenciosa a través del viento.

Talar uno de estos árboles milenarios era visto como romper un lazo sagrado, un acto que afectaba tanto al mundo físico como al espiritual. Este reconocimiento cultural, sumado a su extraordinaria longevidad, ha motivado su protección legal y su inclusión en áreas naturales de resguardo mundial, reforzando su estatus como patrimonio natural y espiritual único.

Su existencia fue documentada oficialmente en 1926, cuando el botánico tucumano Miguel Lillo, durante una expedición científica, se topó con su imponente silueta. Fascinado por su tamaño y la antigüedad que intuía, recomendó su protección. Décadas después, esa sugerencia se convirtió en una de las razones fundacionales para la creación del Parque Nacional Los Alerces, que hoy lo resguarda.

Bajo su copa conviven especies como el pudú, el gato huiña y el huemul, este último protegido como Monumento Natural Nacional. El entorno que lo rodea forma parte de la Reserva de Biosfera Andino Norpatagónica y, desde 2017, del Sitio Patrimonio Mundial de la UNESCO. Esta distinción refuerza la obligación del Estado argentino de conservar el área, que permanece libre de intervención humana directa.

La historia del Alerce Abuelo ganó una nueva dimensión cuando un equipo de científicos argentinos anunció que este ejemplar podría ser uno de los árboles más longevos del planeta. Las mediciones más recientes, realizadas con tecnología avanzada y análisis de anillos de crecimiento, sugieren que su edad supera ampliamente lo que se había estimado hasta ahora.

Hasta hace poco, la comunidad científica ubicaba el récord de longevidad en manos del Methuselah, un pino Bristlecone de California con 4.850 años comprobados. En Sudamérica, la atención estaba puesta en el Gran Abuelo, un alerce patagónico que crece en el Parque Nacional Alerce Costero, en el sur de Chile. Investigaciones lideradas por el ecólogo chileno Jonathan Barichivich indicaron que podría tener más de cinco milenios de vida, aunque la cifra aún no cuenta con revisión por pares.

El hallazgo no solo compite con los récords conocidos, sino que invita a reconsiderar cómo se mide y se valora la longevidad vegetal. Hasta ahora, la edad exacta de muchos árboles se definía perforando el tronco para extraer núcleos completos. Sin embargo, en ejemplares tan antiguos, el corazón del árbol suele estar deteriorado, lo que impide obtener un registro continuo. De ahí la importancia de técnicas que combinen datos físicos con modelos de crecimiento, para llegar a estimaciones más precisas.

En el caso del Gran Abuelo chileno, su centro también está deteriorado, y por eso no fue posible determinar su edad con herramientas tradicionales. El equipo de Barichivich calculó que, con un 80% de certeza, superaría los cinco mil años. Esto lo ubicaría por delante de Methuselah y de cualquier otro árbol registrado. El Alerce Abuelo argentino, según los nuevos análisis, podría entrar en esa liga de longevidad extrema.

El interés por estos gigantes también plantea desafíos. El turismo no regulado puede dañar su entorno, compactar el suelo y alterar la dinámica del bosque. Por eso, en el caso del Alerce Abuelo, el acceso sigue siendo controlado: solo un sendero mínimo permite acercarse, y las visitas son limitadas. Del mismo modo, el Gran Abuelo chileno está protegido por guardaparques y no se encuentra en zonas de fácil acceso.

Más allá de la competencia por el título de “árbol más antiguo del mundo”, la verdadera relevancia de estos descubrimientos radica en lo que significan para la conservación. La existencia de ejemplares que comenzaron a crecer antes de que se construyeran las pirámides de Egipto recuerda que la vida en la Tierra puede alcanzar escalas temporales que superan cualquier expectativa humana.

El Alerce Abuelo, el Gran Abuelo y Methuselah son testigos de milenios de historia. Resistieron glaciaciones, sequías, plagas y el avance de civilizaciones enteras. Permanecen como faros de resistencia y como advertencia: si ellos pudieron sobrevivir, es porque sus ecosistemas se mantuvieron intactos durante generaciones. Alterar ese equilibrio sería poner en riesgo no solo a estos individuos, sino a todo un patrimonio biológico y cultural.

Fuente: telam

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