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01/08/2025

Qué dice la psicología de quienes lavan el auto todo el tiempo y de quienes no lo hacen nunca

Fuente: telam

Un hábito cotidiano que revela cómo se vinculan las personas con el orden, el control y la percepción de sí mismas

>El mantenimiento del vehículo, y en particular su higiene, trasciende el plano funcional. La limpieza del auto funciona como una extensión simbólica del orden mental, y distintos estudios lo analizan como indicador del bienestar subjetivo, el control emocional o la necesidad de protección frente a estímulos externos. Desde la psicología ambiental y conductual, investigadores y especialistas vienen observando cómo se expresan allí rasgos vinculados a la identidad, el perfeccionismo, la evitación del malestar o la búsqueda de previsibilidad.

En esa misma línea, una publicación del blog Battmobile en LinkedIn plantea que “un automóvil limpio ayuda a mantener la concentración, disminuye el estrés y reduce la ansiedad”. La empresa, dedicada al mantenimiento vehicular, destaca que algunos conductores experimentan satisfacción inmediata después de una limpieza, algo que la psicología interpreta como una forma de refuerzo positivo.

Este vínculo entre estado del entorno y estado interno no es nuevo. La psicología ambiental ha documentado que los espacios donde las personas pasan mucho tiempo —como el hogar, la oficina o el auto— tienden a convertirse en proyecciones simbólicas del orden interior. La limpieza, en ese marco, no cumple sólo una función higiénica, sino emocional y representacional.

Aunque Vehicle OCD no forma parte de los criterios diagnósticos del DSM-5, el sitio recoge testimonios de personas que desarrollaron vínculos ansiosos con sus vehículos, y que respondieron a esas emociones con rituales obsesivos de mantenimiento. Estos relatos coinciden en aspectos como la necesidad de control, la evitación del asco y la intolerancia a la incertidumbre. Se trata de categorías que sí aparecen en la literatura académica sobre las compulsiones de lavado, incluso si se aplican más comúnmente al cuerpo o al hogar.

Por otra parte, también existen investigaciones que analizan el fenómeno desde una lógica social y de consumo. En una encuesta citada por el medio británico The Sun, un 48% de los conductores afirmó tener normas estrictas sobre lo que se puede o no hacer dentro de sus vehículos: desde prohibir que se coma hasta evitar el ingreso de mascotas o personas con ropa sucia. Según el mismo sondeo, un 20% de los consultados confesó que prefiere no usar el auto si no está perfectamente limpio.

Una revisión publicada por ScienceDirect bajo el título Norms and behavioral expectations in automotive environments destaca cómo estas prácticas se relacionan con la imagen personal proyectada a través del auto, la autopercepción y las reglas sociales no escritas. Allí se argumenta que el coche puede funcionar como “espacio de representación simbólica”, en el cual se inscriben valores como la responsabilidad, la disciplina o la pulcritud.

En términos generales, la limpieza vehicular tiende a expresarse en una escala que va desde el cuidado razonable hasta la obsesión. La sobrelimpieza, cuando es inflexible o motivada por ansiedad, puede constituir una forma de ritual compulsivo. En cambio, la ausencia prolongada de higiene puede vincularse con procesos emocionales más amplios, desde la depresión hasta la pérdida de referencia sobre el entorno.

Fuente: telam

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