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30/07/2025

Demasiado débiles para llorar: así sobreviven los bebés desnutridos en el hospital Nasser de Gaza

Fuente: telam

Relatos de madres y médicos muestran el impacto devastador de la crisis alimentaria, con niños que pierden peso y fuerza, y familias que luchan por sobrevivir en un entorno marcado por la escasez y la incertidumbre

>En las paredes del pabellón de desnutrición infantil del hospital Nasser, unos dibujos en tonos pasteles muestran a niños sonrientes corriendo entre globos y flores. Debajo, en un silencio denso, madres gazatíes vigilan a sus bebés acostados, inmóviles, demasiado débiles incluso para llorar. El llanto, explican los médicos, es un reflejo que estos cuerpos agotados ya no pueden permitirse.

Una de esas niñas es Wateen Abu Amounah, de apenas tres meses. Su madre, Yasmin Abu Sultan, la llevó al hospital después de diez días sin poder conseguir leche. “Estuvo sin leche durante diez días, mire lo que le pasó”, dice mientras muestra los brazos de la bebé, tan delgados como su propio pulgar. “Fui a muchos lugares y nadie me ayudó. Al final vine al hospital, después de llorar y humillarme, y me dejaron quedarme aquí. Puede ver cómo está, no estoy mintiendo. Incluso los pañales que usamos son de tela.”

Wateen nació con un peso de 2.7 kilos. Hoy pesa 100 gramos menos. “Durante los últimos tres meses no aumentó ni un solo gramo”, explica el doctor Ahmed al-Farra, jefe del Departamento de Pediatría y Maternidad del hospital. “Al contrario, bajó de peso. Hay una pérdida total de masa muscular. Es solo piel sobre huesos. Incluso en el rostro: perdió toda la grasa de las mejillas. Es una señal de que la niña ha entrado en una fase severa de desnutrición aguda”.

La crisis alimentaria se agravó después de que Israel, en guerra con el grupo terrorista Hamas desde octubre de 2023, cortara el suministro de productos hacia la Franja en marzo. Aunque el bloqueo fue parcialmente levantado en mayo, persisten restricciones que, según las autoridades israelíes, buscan evitar que la ayuda humanitaria sea desviada a manos de los grupos armados.

El impacto se mide en cuerpos infantiles. Según fuentes del grupo terrorista Hamas que controla Gaza, al menos 154 personas han muerto por causas asociadas a la desnutrición, incluidos 89 menores de edad, la mayoría en las últimas semanas. El sistema de salud, colapsado y sin insumos suficientes, ya no puede hacer frente a la magnitud de la emergencia. “Necesitamos leche para bebés. Necesitamos suministros médicos. Necesitamos alimentos especiales para el área de nutrición. Necesitamos de todo”, afirma el doctor Farra. “Y necesitamos un programa completo que nos permita sacar a estos niños de la desnutrición o la inanición”.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) confirmó que los insumos clave para tratar la desnutrición aguda severa se están agotando, incluidas las fórmulas terapéuticas y el agua segura para prepararlas. “Estamos viendo un deterioro de todos los indicadores de salud. Es realmente una situación crítica”, dijo Marina Adrianopoli, asesora técnica de la OMS para la respuesta en Gaza.

En las primeras dos semanas de julio, más de 5.000 niños menores de cinco años recibieron tratamiento ambulatorio por desnutrición, con un 18% en estado grave. La cifra representa un salto significativo con respecto a junio, cuando se atendieron 6.500 casos en todo el mes, el mayor número desde que comenzó la guerra. Y, según la OMS, estas cifras probablemente están por debajo de la realidad.

Zeina observa a su hija en silencio. “Siempre está letárgica, acostada, así… no reacciona a nada. No se sienta, no se para, no se ríe. Su estómago siempre está hinchado. El nivel de desnutrición ha llegado a una fase peligrosa.”

La escena se repite: bebés con cuerpos frágiles, madres hambrientas que imploran por leche, pañales y fórmulas terapéuticas; médicos agotados que improvisan tratamientos con los pocos recursos disponibles. Muchas veces, los niños llegan demasiado tarde. “Si sigue así, la voy a perder”, dice Yasmin sobre su hija Wateen.

Mientras tanto, en el pabellón adornado con escenas de infancia feliz, el silencio domina. No hay llantos. Solo respiraciones tenues, susurros de madres exhaustas y cuerpos diminutos luchando por no rendirse.

Fuente: telam

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