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28/07/2025

El misterioso regreso de un cuadro de Giordano tras casi un siglo desaparecido

Fuente: telam

“Cristo y la samaritana” es el título de una obra maestra que estuvo perdida durante décadas y acaba de resurgir en un mercado extranjero. El enigma de su periplo y la emoción de las monjas del Real Monasterio de Santa Isabel al recuperarla abren nuevas preguntas sobre su historia

>El cuadro de Luca Giordano (1634-1705) Cristo y la samaritana cuelga de nuevo de los muros del Real Monasterio de Santa Isabel, en Madrid. El periplo de la obra sigue siendo una incógnita desde que se perdió su pista en torno a 1930-1936 hasta su aparición casi un siglo después en Lisboa, en un mercado de subastas.

En 2020 se percató de que el Giordano que se mostraba en el catálogo de una subasta de Lisboa era el lienzo desaparecido del Real Monasterio y convento de clausura. Le siguió los pasos hasta su entrega el pasado 20 de junio, cuando entró de nuevo en el convento para ocupar una de las paredes del Coro de las Monjas.

Según Muñoz, no hay referencia documental de la obra hasta 1926 cuando participó en la exposición Madrid Antiguo en el Real Hospicio de San Fernando, actual Museo de Historia.

El conservador de Patrimonio data la pérdida de pistas sobre el lienzo “entre 1930 y 1936”. Ninguna de las hermanas que vive en el convento (dos españolas y el resto procedentes de India, Guatemala y Colombia), con una edad media de 40-50 años, coincidió con el lienzo, aunque hace unos años falleció una que sí lo recordaba.

Otra referencia de la obra es gráfica y se remonta a finales de la década de los veinte del pasado siglo. Una foto en blanco y negro del cuadro lo sitúa en una de las paredes del convento, en concreto en la sala de la Tribuna del Rey, que hoy no existe porque fue destruida durante la Guerra Civil.

Elucubrando sobre ese posible periplo, Muñoz cree que la obra no estuvo dando tumbos sino que adornó las paredes de alguna “casa importante”, posiblemente en España, incluso en Madrid. Podría ser que el cuadro viajase luego a Portugal, a una segunda mansión de esa hipotética familia, que, finalmente, en 2020 habría decidido vender la obra “quizá por moda o porque ya no gustase este tipo de pintura a las nuevas generaciones”.

“Creo que el cuadro no se movió mucho, no sufrió gran desgaste y estaba cuidado, más allá de la suciedad. Aunque los colores ahora son más vibrantes, antes de la restauración estaban bien, pero algo más apagados”, dice.

Quién adquirió el cuadro en 2020 en la subasta en Lisboa fue la galería madrileña Caylus, que lo trasladó a Madrid para estudiarlo y restaurarlo. “La obra estaba sucia, pero la restauración fue magnífica y el cuadro recuperó toda su belleza y armonía cromática”, explica el codirector de la galería José Antonio de Urbina.

La llegada del Giordano al convento, un óleo sobre lienzo con unas medidas de 122 por 150 centímetros, fue muy bien acogida por las trece monjas de clausura de la orden de las Agustinas Recoletas, que se mostraron encantadas de recibir una obra, que estaba en la “memoria colectiva” del Real Monasterio.

En declaraciones a EFE, Muñoz, que como conservador tiene entre sus responsabilidades la colección de tapices de Patrimonio Nacional y la conservación de los monasterios de Encarnación y Santa Isabel, cuenta que devolver un cuadro a su origen es uno de los objetivos de Patrimonio.

Comenta que perder la pista de una obra es algo relativamente fácil: “Cuando llega la guerra muchos cuadros se incautan, otros se refugian en los museos o en los sótanos de palacios. Con el tiempo, unos se devuelven bien y otros no, depende de los tamaños y las circunstancias”.

En total en el convento hay un millar de piezas entre cuadros, tapices, peanas, esculturas o candelabros.

Fuente: EFE

Fuente: telam

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