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23/07/2025

La escalofriante vida de Aileen Wuornos y por qué fue una de las asesinas seriales más temidas de Estados Unidos

Fuente: telam

Ejecutada en 2002 por el asesinato de siete hombres, su historia aún genera debate. La mujer vivió marcada por la violencia, el abandono y la marginalidad. Cometió sus crímenes en rutas de Florida entre 1989 y 1990

>La última imagen pública de Hasta los 33 años, Aileen Wuornos no cometió homicidios. Su vida entonces se definió por delitos menores y un tránsito constante entre la calle y la cárcel. Todo cambió la noche en que Richard Mallory intentó violarla, según narró Wuornos ante la Corte. En ese momento, la mujer disparó varias veces y mató al hombre en lo que llamó defensa propia. Tras ese crimen, el impulso de asesinar nunca la abandonó. Siempre utilizó el mismo método: se ofrecía sexualmente a automovilistas, se subía a sus autos, armada, y disparaba a quemarropa, muchas veces más de una vez. Arrojaba los cuerpos en la banquina y robaba a las víctimas sus pertenencias.

La policía de Florida no la identificó de inmediato. La pista más clara surgió cuando Wuornos perdió el control de un auto robado, se estrelló contra un poste, escapó con su pareja Tyria Moore y dejó testigos que aportaron una descripción detallada. Al verse acorralada, Wuornos confesó los asesinatos ante las autoridades y desligó a Moore de cualquier responsabilidad. En prisión, reiteró su deseo de morir y expresó el odio que sentía por la vida de los hombres que la contrataban. Según consignó Britannica, la mujer repitió ante la Corte: “No hay ninguna oportunidad en mantenerme viva o algo así, porque mataría de nuevo. Tengo odio arrastrándose por mi organismo”.

El tribunal la condenó a muerte por seis homicidios. En octubre de 2002, después de más de una década en el corredor de la muerte, ejecutaron a Wuornos mediante inyección letal en la cárcel estatal de Starke, Florida. Su última declaración fue desconcertante: “Solo me gustaría decir que estoy navegando con el rock y que volveré como en el ‘Día de la Independencia’ con Jesús, el 6 de junio, como en la película, con la gran nave nodriza y todo eso. Volveré”.

Según detalló CNN, Aileen Wuornos mató a siete hombres en las carreteras de Florida entre 1989 y 1990. El primero fue Richard Mallory, un comerciante y exconvicto por delitos sexuales, quien la agredió según sus afirmaciones. Las siguientes víctimas fueron David Spears, Charles Carskaddon, Peter Siems, Troy Burress, Dick Humphreys y Walter Antonio. Todos recogieron a Wuornos en sus autos y fueron ejecutados de la misma manera. Solo el cuerpo de Siems nunca apareció, pero su auto y rastros de sangre confirmaron su muerte.

Aileen Wuornos nació el 29 de febrero de 1956 en Rochester, Michigan. Fue hija de Diane y Leo Arthur Pittman. No conoció a su padre, quien estuvo preso por abusos a menores y se suicidó en la cárcel. Diane, su madre, la abandonó siendo niña. Los abuelos maternos la adoptaron junto a su hermano Keith. Allí tampoco halló tranquilidad: sufrió abusos físicos y sexuales, sobre todo por parte de su abuelo. La convivencia se volvió insostenible y a los 15 años quedó embarazada y entregó a su hijo en adopción.

A partir de ese momento, la vida de Wuornos siguió fuera del sistema. Según CNN, la mujer habitó autos abandonados, dependió del Estado, buscó refugio en hogares para madres solteras, y a los 18 años optó por la calle. Realizó viajes solitarios, buscó dinero a través de la prostitución, usó identidades falsas y acumuló antecedentes por disturbios y posesión de armas. Con el cobro accidental de un seguro de vida tras la muerte de su hermano, Wuornos se trasladó a Florida. Allí vivió un breve matrimonio con Lewis Fell, que terminó en violencia y divorcio. En Daytona Beach conoció a Tyria Moore, con quien sostuvo una relación sentimental y una vida en común basada en los ingresos de la prostitución.

La prensa de Estados Unidos etiquetó a Aileen Wuornos como “la asesina de la autopista” por la naturaleza de sus crímenes: la mayoría de los homicidios ocurrieron en rutas y caminos de Florida. Wuornos abordaba a sus víctimas en las banquinas, ofrecía servicios sexuales y las atacaba en el interior de los autos. Luego arrojaba los cadáveres cerca de las carreteras, lo que generó pánico en las comunidades rurales de la región y atención nacional sobre el caso.

Los medios también la llamaron “la prostituta de la carretera” y “la doncella de la muerte”. Su caso motivó reflexiones sobre los límites entre la legítima defensa y el asesinato premeditado. El método empleado, la presencia femenina y la frialdad en la ejecución convirtieron a Wuornos en un caso sin precedentes en la historia policial estadounidense. El eco mediático perdura, pues la figura de Wuornos expone la violencia contra las mujeres, los traumas infantiles y el costo mortal de la exclusión social.

Fuente: telam

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