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10/07/2025

“¿Qué pretendéis, señor?“: la versión literaria del trágico final de Camila O’Gorman en el que Rosas le confiesa su amor

Fuente: telam

A 200 años del nacimiento de Camila O’Gorman, una mirada a la novela escrita en 1856 por el francés Felisberto Pelissot, que recrea su historia de amor con el sacerdote Uladislao Gutiérrez y las intenciones amorosas de Juan Manuel de Rosas, basado en un supuesto diario íntimo titulado “Mis secretos”

>“Miré hacia atrás ¡y cuál fue mi espanto! Vi a un lívido y silencioso con la cabeza descubierta, clavada la mirada, y con los brazos cruzados. iEra Rosas! Tomé atrevidamente la palabra:

“Sin responderme, Rosas continuó mirándome de una manera singular. Enseguida, sentóse delante de una mesa, tomó una pluma y escribió sobre un pedazo de papel: ‘Me abstengo de entrar con vos en explicaciones. Camila O’Gorman usted me agrada: sed mía. Responded, pero sin frases’”.

-¿Queréis ser mía, ¿sí o no?

-¡No!

El que antecede es un extracto de la novela Camila O’Gorman, redactada por el francés Felisberto Pelissot en 1856 y complementada un año más tarde en una nueva edición publicada por Imprenta de las Artes. Allí, además de detalles de la intimidad y la pasión entre ella y el sacerdote Uladislao Gutiérrez, salieron a la luz las intenciones amorosas del entonces gobernador de Buenos Aires para con Camila. Los textos de Pelissot están basados en las memorias de Camila a las que el escritor tuvo acceso y que ella llamó “Mis secretos”.

Loustaunau -quien reside en San Martín a metros de donde fusilaron a la pareja- revela que lo que intenta desde hace años es “dar a conocer aquello que se nos ha mal enseñado u ocultado de determinados hechos o personajes que trascendieron a través de la historia. Y éste sería uno de esos casos”, explica en una fecha más que especial, ya que se acaban de cumplir 200 años del nacimiento de Camila O’Gorman, ocurrido el 9 de julio de 1825.

Su curiosidad y sus dudas por saber más detalles acerca de la vida de la joven lo llevó a profundizar su investigación a través de dicha novela del autor francés: “Fue traducida y prologada por Heraclio Fajardo, director del periódico El Recuerdo, en el que comenzó a salir como folletín la versión de Pelissot que enmarcaba la historia luego de la batalla de Caseros de 1852, cuando dos jóvenes reciben de Lázaro Torrecillas, íntimo amigo de Camila O’Gorman, un manuscrito titulado ‘Mis secretos’ en agradecimiento por haberle prestado ayuda cuando fue retenido por mazorqueros -una organización parapolicial que actuó en Buenos Aires durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas-.

En la obra de Pelissot, Rosas recibió a Camila en su casa, y se suceden textos y diálogos entre ambos como estos:

-Y vos, mi hermosa criatura, ¿no suspenderéis ese velo que me oculta vuestros atractivos? A ver si he adivinado. Apostaría a que ese misterioso incógnito me reserva alguna una nueva sorpresa de esa maldita doña Teodora...

El entonces gobernador de Buenos Aires no se quedó callado:

-Es ejemplar, continuó con tono sarcástico. ¡Enhorabuena! Ha comprendido Teodora que los amores fáciles me fastidiaban. Me agrada esto, y presumo que la defensa era digna del ataque. Ya los veis señorita, estoy enamorado, locamente enamorado, antes mismo de haber tenido el gusto de conoceros.

Camila insistió para que perdonara a su amigo Torrecillas y lo dejara libre, pero según la novela, Rosas siguió empecinado con coquetearla. “Seré benigno, pero pensad que os adoro”, escribió Camila y agregó: “Me lo dijo aparte y en voz muy baja. E imprimió un beso en mi mano. Yo me estremecí convulsivamente. Me pareció haber sentido el contacto de la baba de una serpiente... El dictador se apróximó entonces y me dijo”:

-En realidad yo soy vuestra conquista y la prueba es que mi brazo os pertenece. “Rechacé dignamente y sin malhumor la mano que trató de pasar por debajo de mi brazo izquierdo”, aseguró ella.

Sigue relatando Camila: “Enseguida, abriendo enfáticamente los brazos como quien dice una gran cosa, sacudiendo la cabeza exclamó en tono confidencial”:

De acuerdo a los textos rescatados y publicados por Pelissot de los secretos de Camila, Rosas lo intentó todo. “En un momento puso en tierra una rodilla –escribió la joven, y continuó: “con el rostro inflamado, la mirada lujuriosa y jadeante la boca, dirigió hacia mí sus temblorosas manos. Yo permanecí en mi taciturnidad sistemática, y creí no deber contestar a sus palabras, ni retroceder ante la actitud que había asumido, porque él no se había atrevido aun a tocarme. Estaba resuelta a todo ante esa abyecta y repugnante culebra, que hubiese sido menos rápida en levantarse contra mí, que mi pie en aplastarle la cabeza”.

La joven lo rechazó y huyó de la estancia de Juan Manuel de Rosas para viajar a Montevideo con su padre, Adolfo O’Gorman, con el fin de ayudar a los postergados con obras de caridad. Manuelita, la hija del gobernador, finalmente intercedió por Lázaro Torrecillas, a quien Rosas decidió liberar al poco tiempo. Cuando regresó, Camila y Uladislao huyeron el 12 de diciembre de 1847 para vivir su historia de amor sin miradas ni opiniones ajenas. Primero pasaron por Luján y dijeron llamarse Florentina y José. Pero en febrero de 1848, de paso por Santa Fe aseguraron haber perdido sus documentos y lograron obtener pasaportes falsos a nombre de Valentina Desan y Máximo Brandier. Luego se instalaron en Goya, Corrientes, donde se desempeñaron como maestros.

Rosas logró encontrarlos cuando Camila y Uladislao fueron reconocidos por el sacerdote irlandés Michael Gannon, quien dio el alerta. En Goya fueron detenidos e interrogados. Camila no se dejó amedrentar por la situación y afirmó que simplemente se fue con el sacerdote por amor y que él nunca la incentivó para fugarse.

La polémica por el embarazo se instaló aún más cuando el periódico de Montevideo Comercio del Plata publicó la noticia del fusilamiento, y entonces aprovechó para destacar sin vueltas que Camila llevaba un embarazo de ocho meses. Por supuesto los rosistas negaron la versión con contundencia argumentando que tal especulación era fomentada por los unitarios para desprestigiar a Rosas.

El escritor explicó acerca de su obra en la que entrelazó historia y novela: “Faltaban hojas en las memorias novelescas de la pobre Camila. Ya rotos, ya ilegibles, algunos capítulos ofrecían soluciones de continuidad que he tratado de remediar. Hubiera deseado ofrecerlo a mis amabilísimas lectoras más completo”.

Para Esteban Loustaunau, en el libro de Pelissot “queda en evidencia el amor que dice Rosas sentir por Camila, en este caso una víctima que resiste como puede los deseos sexuales del tirano. La novela responde de alguna manera los interrogantes que la historia que se fue repitiendo rehuyó por pudor o por cuestiones políticas. ¿Por qué ella y el cura huyeron y por qué el gobernador ordenó su fusilamiento? El drama romántico le dio verosimilitud a la historia de Camila como víctima del deseo y la pasión de Rosas.

Fuente: telam

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