Jueves 26 de Junio de 2025

Hoy es Jueves 26 de Junio de 2025 y son las 19:29 ULTIMOS TITULOS:

26/06/2025

Un nuevo océano comenzó a formarse bajo África, originado por pulsos de roca desde el interior de la Tierra

Fuente: telam

Un estudio internacional descubrió oleadas de material fundido en la región de Afar, en Etiopía, que aceleran la ruptura continental y revelan una dinámica desconocida del manto terrestre

>Un gran océano se está gestando. Pero no es un océano de agua, sino de lava. Esto está ocurriendo en las profundidades de la Allí se cruzan el Rift Etíope Principal, el Rift del Mar Rojo y el Rift del Golfo de Adén, y esa triple intersección ha dado lugar a fenómenos que los científicos han seguido con atención desde mediados del siglo XX.

Ahora, un estudio liderado por la Universidad de Southampton y La doctora Emma Watts, autora principal del estudio, explicó que el hallazgo permite comprender con más detalle cómo interactúa el interior del planeta con su superficie.

“Hemos encontrado que el manto debajo de Afar no es uniforme ni estático; pulsa, y estos pulsos transportan firmas químicas distintas. Estos pulsos ascendentes de manto parcialmente fundido son canalizados por las placas en rifting que se encuentran arriba. Esto es importante para nuestra comprensión de la interacción entre el interior de la Tierra y su superficie”, afirmó Watts.

El resultado fue revelador. Bajo la región de Afar se identificó una surgencia (movimiento de aguas profundas hacia la superficie) de manto caliente, también conocida como plume, que no asciende de forma continua, sino en oleadas.

Estas oleadas dejan una huella química particular, que aparece en bandas repetidas a lo largo del sistema de fallas tectónicas. Las bandas se comportan como si fueran códigos de barras, con intervalos que varían según las características del terreno. Donde el rift se expande más rápido, los pulsos viajan con mayor eficiencia.

Los movimientos tectónicos no son fenómenos visibles a escala humana. Se miden en milímetros por año, y sus efectos completos se registran en escalas geológicas. Sin embargo, la actividad en Afar es uno de los pocos casos en los que es posible observar un proceso de ruptura continental en marcha. A medida que las placas se separan, la corteza se estira, se adelgaza y eventualmente se rompe.

Ese proceso, que en Afar lleva millones de años, es el que dará origen a un nuevo océano en el futuro. El trabajo del equipo de Watts no sólo documenta el movimiento de las placas, sino que vincula esa actividad superficial con dinámicas profundas que ocurren en el manto terrestre. La clave está en entender cómo el flujo ascendente de roca parcialmente fundida influye en la expansión de los rifts.

Esas oleadas parecen estar controladas por las condiciones que presentan las placas tectónicas en superficie: el grosor de la corteza y la velocidad a la que se separa. A medida que los pulsos ascienden, se canalizan a través de zonas donde la placa es más delgada, y en esos puntos pueden concentrarse procesos volcánicos, sísmicos y de extensión.

Esa interacción entre el manto profundo y la superficie tiene implicancias para entender no solo la formación de cuencas oceánicas, sino también la distribución de volcanes activos y la aparición de terremotos.

Uno de los aspectos que los autores del trabajo destacan es que el hallazgo no fue posible sin una aproximación multidisciplinaria.

El estudio combinó el trabajo de campo, con la recolección de muestras volcánicas, con modelos estadísticos, análisis geoquímicos y geofísicos. Fue necesario integrar distintas especialidades para poder relacionar las observaciones químicas con los procesos geodinámicos en curso.

El descubrimiento también pone de relieve que la superficie terrestre es sólo una parte del sistema dinámico del planeta. Bajo la corteza hay procesos en marcha que influyen en la forma del relieve, en la aparición de nuevas formaciones geológicas y en la evolución de los continentes.

En el caso de Afar, los investigadores documentaron una surgencia asimétrica, que genera bandas químicas repetidas a lo largo de los rifts. La distancia entre estas bandas varía de forma sistemática, lo que sugiere que los pulsos no son aleatorios, sino estructurados por las condiciones tectónicas locales. A su vez, el vínculo entre los pulsos y la extensión de la corteza permite comprender cómo se concentra la actividad volcánica.

La relevancia del hallazgo también reside en su potencial para mejorar la predicción de fenómenos volcánicos y sísmicos. Entender cómo se moviliza el manto ayuda a identificar zonas donde pueden concentrarse tensiones y liberarse energía. Además, aporta elementos para anticipar la evolución de los continentes en escalas geológicas. Aunque el nuevo océano en Afar no se abrirá en miles de años, los mecanismos que lo impulsan ya están activos.

A medida que nuevas técnicas permiten observar el interior del planeta con mayor detalle, se abren caminos para entender mejor cómo funciona la Tierra desde dentro. Por ahora, bajo el suelo africano, un corazón geológico late con fuerza. Y con cada pulso, el planeta cambia.

Fuente: telam

Compartir

Comentarios

Aun no hay comentarios, sé el primero en escribir uno!