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17/06/2025

Una nueva caverna platónica: la polémica en torno a “Hipnocracia” y una mirada sobre la IA como coautora

Fuente: telam

Considerado el libro del año, se reveló que el filósofo chino que lo escribió en realidad nunca existió. Pero este, no es el único caso de éxito

>La reciente publicación del libro La declaración de Colamedici sobre el asunto causa aún más asombro: “Nunca he querido construir una mentira ni hacer una burla para demostrar que los periódicos no son capaces de controlar la información. Me interesaba realizar una performance narrativa que construyera la misma realidad que el libro analizaba teóricamente”.

Estas preguntas nos trasladan a la autoría en los diálogos de Platón. En la mayoría de los atribuidos al filósofo, la voz principal es la de su maestro Sócrates, quien se negó a dejar obra escrita. Platón lo convierte en personaje para transmitir sus ideas y desarrollar un sistema filosófico.

En el caso de Hipnocracia, Colamedici diseñó un personaje bastante particular pero vendedor: un pensador chino que acuña un término con raíces griegas –hypno-(“sueño”) y -kratía (“gobierno, poder”)“– para criticar a Trump y Musk, figuras occidentales poderosas en el ámbito político y económico. Dejó la voz y el tono en “manos” de la inteligencia artificial partiendo de investigaciones previas, lo que implicaba la construcción de un discurso a base de probabilidades algorítmicas.

¿El resultado? Los lectores especializados y no especializados no solo aceptaron la propuesta, sino que la celebraron. El producto era justamente lo que la gente quería oír, de quien lo quería oír, en el momento indicado.

El libro reúne las tres pruebas de persuasión que pueden obtenerse mediante un discurso, de acuerdo con Aristóteles en su Retórica: “unas residen en el talante del que habla, otras en predisponer al oyente de alguna manera y, las últimas, en el discurso mismo, merced a lo que éste demuestra o parece demostrar”.

Parecería que el problema es solo una cuestión de mercadeo. ¿Pero entonces qué es lo que genera tanta controversia? La fiabilidad y la validez de las afirmaciones, así como la facilidad de caer en un engaño.

Ya en ocasiones anteriores a las IA, discursos falsos que parecían verdaderos lograron engañar a la comunidad científica.

Similar fue el caso del generador automático de artículos científicos SCIgen, creado por investigadores del MIT, con el que se han logrado publicar varios textos en revistas científicas. Los artículos están registrados en su página web y ponen al descubierto el negocio detrás de este tipo de publicaciones.

El fotógrafo Jos Avery confesó en 2023 que sus retratos virales en Instagram habían sido hechos por una IA. Otro caso reciente fue el de Rie Kudan, ganadora del prestigioso premio literario Akutagawa, quien aseguró que el “5 %” de su novela había sido escrita con ayuda de ChatGPT.

Los casos anteriores indican que cada vez es más difícil distinguir los productos de las IA, lo cual remite a otro principio socrático-platónico expresado mediante su famosa “alegoría de la caverna”.

Una nueva caverna platónica

La alegoría muestra cómo el mundo, captado e interpretado únicamente a través de los sentidos, puede engañarnos, por lo que la razón tiene que intervenir en el proceso de análisis de lo que percibimos. De ahí que, como cada vez es más difícil distinguir lo hecho por las IA, pareciera que se nos estuviera recluyendo en una nueva caverna y estuviéramos conformes con el mundo de apariencias que se nos representa.

Un aspecto fundamental que debemos tener en cuenta es que las IA no son neutrales. Sus respuestas contienen los sesgos y las intenciones de quienes las programan, así como las estructuras de poder que las determinan. El riesgo de aceptar sin criterio este tipo de sombras “oníricas” –reelaborando el planteamiento de Hipnocracia– no está solamente en lo que dicen, sino en lo que ocultan. La falta de una persona en la autoría libra de toda responsabilidad al discurso ante las consecuencias de sus afirmaciones y esconde sus motivaciones intrínsecas.

Igualmente, surge la pregunta de si seguimos siendo capaces de distinguir entre lo auténtico y lo que no lo es en un mundo donde lo artificial puede sonar verosímil, conmovedor y razonable. El auge de las IA pone a prueba la capacidad de discernimiento de los seres humanos. Debemos recordar en todo caso que hay una salida de la caverna: pensar, reflexionar y tomarse el tiempo para comprender lo que nos rodea es el primer paso del camino que lleva a la luz del conocimiento verdadero.

Fuente: telam

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