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14/05/2025

Cómo es el Palacio Apostólico, una de las posibles residencias del papa León XIV

Fuente: telam

Con la elección del nuevo papa, se especula sobre si adoptará el Palacio Apostólico como residencia, un lugar cargado de historia y significado para la Iglesia Católica

>Con la asunción del En pleno centro de la Ciudad del Vaticano, junto a la majestuosa Basílica de San Pedro, se alza el Palacio Apostólico. Con más de 1.000 habitaciones, este complejo no es simplemente una residencia: es la sede de gobierno de la Iglesia Católica, un museo viviente y un símbolo de poder espiritual. Las oficinas gubernamentales, capillas y museos conviven en perfecta armonía con las legendarias Estancias de Rafael.

Pocos lugares en el mundo pueden igualar el impacto visual y espiritual de la Capilla Sixtina. Los frescos de Miguel Ángel, con su imponente Juicio Final (1536 -1541) y las escenas bíblicas que decoran la bóveda, inspiraron a generaciones. En este espacio sagrado, los cardenales se reúnen en cónclave para elegir al sucesor de San Pedro. Por su parte, la Biblioteca Apostólica Vaticana, guarda bajo estrictas medidas de seguridad una de las colecciones de manuscritos y libros más valiosas del planeta.

El Palacio Apostólico tiene una historia que data de muchos siglos atrás. Su construcción comenzó en el siglo IV, pero fue el papa Nicolás V quien, en el siglo XV, propuso su ampliación y modernización, estableciendo las bases del palacio como se conoce hoy. Durante su remodelación en el Renacimiento, se añadieron numerosas alas y se enriqueció con obras de artistas como Rafael y Miguel Ángel.

El palacio fue una sede de poder no solo espiritual, sino también político, desempeñando un papel central en la conformación de las relaciones entre la Iglesia Católica y diversas naciones en la historia. A pesar de los retos a lo largo de los siglos, incluyendo saqueos e intentos de conquista, El Palacio Apostólico sigue siendo un símbolo perdurable de la continuidad y solidez de la comunidad católica.

Hasta hace algunas décadas, el Palacio Apostólico era la residencia oficial de los papas. Sin embargo, el papa Francisco rompió con esta tradición cuando optó por vivir en la Casa de Santa Marta, un gesto que simbolizaba su compromiso con un estilo de vida más humilde. Antes de él, varios papas hicieron del palacio su hogar.

El papa Juan Pablo II fue uno de los últimos en residir allí de manera oficial. Durante su pontificado, el palacio no solo fue su hogar sino también su lugar de trabajo, desde donde dirigió la iglesia a través de tiempos de cambio y desafío. El pontífice es recordado por sus esfuerzos para incrementar la transparencia dentro de la Iglesia y fomentar el diálogo interreligioso desde su residencia en este icónico edificio.

Hoy, mientras el mundo aguarda la decisión de León XIV, el Palacio Apostólico sigue en pie, majestuoso y silencioso, listo para recibir —o no— a su nuevo inquilino.

Fuente: telam

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