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05/05/2025

Miles de familias rusas buscan desesperadas a los soldados desaparecidos en la guerra ante la falta de apoyo del Kremlin

Fuente: telam

Rusia carece de cualquier esfuerzo formal y organizado para llevar el registro de las legiones de uniformados desaparecidos

>Elvira Kaipova llevaba meses sin saber nada de su hijo Rafael, soldado ruso desplegado en Ucrania.

“Perdimos a su hijo”, le dijo Aleksandr Sokolov, el oficial de la unidad de Rafael encargado del enlace con las familias, cuando ella viajó a su cuartel general en el oeste de Rusia.

Variaciones de ese sombrío escenario se han repetido innumerables veces desde que Rusia invadió Ucrania en febrero de 2022. El Ministerio de Defensa de Rusia carece de cualquier esfuerzo formal y organizado para localizar a legiones de soldados desaparecidos, según las familias desconsoladas, las organizaciones privadas que intentan ayudarlas y los analistas militares. Los familiares, atrapados en el limbo, se las arreglan solos con la escasa información del gobierno.

Aunque Rusia y Ucrania lleguen a un acuerdo de paz, se espera que la búsqueda de los soldados desaparecidos dure años, quizás décadas.

El Ministerio de Defensa no ha publicado ninguna estadística sobre el número de desaparecidos, lo cual, según analistas militares y familiares, se debe a que desconoce la cifra. Las estimaciones se elevan a decenas de miles.

En Ucrania, un proyecto gubernamental denominado “Quiero encontrar”, para ayudar a localizar a militares rusos capturados o muertos allí, dijo que había recibido más de 88.000 solicitudes de información, más de 9000 solo en abril. Señaló que aún se desconoce el número total de desaparecidos.

El Comité Internacional de la Cruz Roja, que intenta localizar a los desaparecidos de ambos bandos, civiles o militares, tiene 110.000 casos presentados.

La familia de Isakhanov Ravazan, soldado de 25 años, recibió por última vez un breve mensaje de voz suyo el 9 de noviembre. Durante una batalla poco después, dijo su tía, comunicó por radio a su comandante que no podía contener la hemorragia de una herida grave. Desde entonces no se sabe nada de él.

Lo más probable es que la mayoría de los soldados desaparecidos murieran en combate y fueran abandonados en el campo de batalla, dijeron los expertos. No hay suficientes equipos para recoger los cadáveres, y el despliegue constante de drones hace que la recuperación sea demasiado peligrosa.

Un ucraniano de la ciudad ocupada de Lugansk, a quien obligaron a servir como médico en el campo de batalla y que tampoco quiso ser identificado, dijo sobre su experiencia: “Cientos de personas quedaron tendidas allí. Cada día había decenas de heridos y muertos”.

Incluso cuando se recuperan los cadáveres, la identificación es problemática. A menudo, los restos solo pueden retirarse después de que las líneas de batalla se desplacen notablemente para que los drones de ataque vuelen a otro lugar, y eso puede llevar meses o incluso años.

Cuando supo que su hijo había desaparecido, Kaipova, que está casada y tiene otro hijo, voló allí primero. “Todo está abarrotado”, dijo, tras llegar a las 7:00 a. m. para entregar una muestra de ADN y marcharse a las 10:00 p. m. “Esposas, madres, padres… todos llorando, sollozando, esperando”.

Los investigadores le dijeron a ella y a otros que se enfrentan a un retraso de unos 15.000 militares sin identificar. El ritmo lento, las constantes remisiones a distintos organismos gubernamentales y la falta de información básica tienen a las familias de los desaparecidos en un lento hervor. La indignación se desborda de las numerosas salas de chat en línea donde los familiares buscan ayuda.

En un comentario en la red social Vkontakte, una participante llamada Polina Medvedeva arremetió contra los mandos militares calificándolos de “irresponsables”. Algunos compañeros de su marido le dijeron que había muerto heroicamente, escribió, pero los militares no han confirmado su muerte y no hay cadáver.

Algunas familias se expresan de forma incluso más pública.

“¡En todas partes encontramos indiferencia!”, dijeron en un video el mes pasado en el que mostraban fotos de los desaparecidos. Todas las familias reciben exactamente la misma carta predeterminada y solo se les dice, repetidamente, que esperen, dijeron: “¡Ayúdennos! Estamos hartos de vivir en la ignorancia durante meses y años!”.

No existe “ningún sistema de enlace con las familias de los soldados”, dijo Sergei Krivenko, director de una organización de derechos humanos creada para ayudar a los soldados. Calificó a la fundación de ser una “estructura falsa”, diseñada para desviar la culpa del Ministerio de Defensa y “dar una apariencia de acción”.

Kaipova ha escrito a numerosos funcionarios, empezando por Putin, ha visitado su oficina administrativa y ha buscado en múltiples hospitales, incluidos algunos en medio de los combates en el este de Ucrania. “Corro en círculos”, dijo.

El administrador de un grupo de chat en el que Kaipova publicó el video dijo que al menos otras 20 personas identificaron al mismo hombre como su soldado desaparecido.

Rafael era reacio a ser soldado. Criado en la ciudad central de Tiumén, hirió gravemente a otro hombre que intentó quitarle el coche. Los funcionarios le presentaron una opción habitual en los casos penales rusos: ir a la cárcel o al frente. Su madre le rogó que eligiera la cárcel, pero él se angustiaba. “Sufría, daba vueltas”, dijo. “No quería ni la guerra ni la cárcel”.

Por el formulario 1421, el escueto registro militar de su desaparición, Kaipova supo que servía en una unidad de inteligencia. Decía que Rafael formaba parte de un grupo de soldados que realizaban “tareas especiales” en un pueblo de la provincia de Donetsk, cuando fueron atacados con artillería y drones. “El grupo, en el que se encontraba Rafael Kaipov, perdió el contacto tras este enfrentamiento”.

Las propias familias tienen que presentar un caso adicional para que se declare muerto al soldado desaparecido, lo que libera cuantiosas prestaciones. Algunos rehúyen a dar un paso tan definitivo.

Oleg Matsnev colaboró con la reportería.

Fuente: telam

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