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21/04/2025

El liderazgo de Francisco: el poder de las convicciones y de conectar desde el alma

Fuente: telam

Desde su enfoque en la fraternidad hasta las reformas históricas, el pontificado del argentino será recordado como un ejemplo de cambio hacia una Iglesia más inclusiva

>Cuando Jorge Mario Bergoglio apareció por primera vez en el balcón de la Basílica de San Pedro la noche del 13 de marzo de 2013, con voz baja y gesto sereno, el mundo presenció algo más que el anuncio de un nuevo Papa. Fue la entrada en escena de un líder radicalmente distinto. El primer pontífice latinoamericano, jesuita, y no europeo en más de 1.200 años asumía no solo la jefatura espiritual de más de 1.300 millones de católicos, sino también un rol global que muy pronto transformaría: el de un líder que humaniza el poder desde el servicio.

Como todo gran líder a nivel mundial, fue querido y rechazado en la misma proporción.

Desde sus primeros días, Francisco rompió con la solemnidad esperada del cargo. Rechazó vivir en el Palacio Apostólico y se instaló en la sencilla Casa Santa Marta. Viajaba en autos comunes, se presentaba sin escoltas exageradas y prefería los gestos simples: abrazos, conversaciones espontáneas, miradas profundas. Detrás de esa austeridad había un mensaje contundente que conectó con millones.

Esta actitud no fue una estrategia de comunicación, sino la continuación de su vida anterior como arzobispo de Buenos Aires, donde solía viajar en transporte público, visitar villas de emergencia, y convivir con la realidad cruda de los más olvidados. La humildad no era una pose. Era su forma de ser. Y, con el tiempo, su forma de liderar.

• Iglesia en salida: el Papa de las periferias

“Prefiero una Iglesia accidentada por salir a las calles, que enferma por encerrarse en sí misma”, dijo en una de sus primeras entrevistas. Y lo cumplió: su pontificado fue una gira constante por las periferias del mundo, físicas y existenciales.

Como él mismo diría en su encuentro con líderes indígenas en Canadá: “La historia no se cambia con discursos, sino con gestos concretos de reparación”.

• Desafiando una estructura milenaria

También enfrentó la dura tarea de responder a los casos de abuso sexual. Reconoció errores, pidió perdón públicamente y estableció mecanismos más rigurosos de prevención y justicia. En su histórica carta a los obispos de Chile en 2018 escribió: “He incurrido en graves equivocaciones de valoración y percepción de la situación. Pido perdón a todos los que ofendí”.

En este punto, Francisco mostró un rasgo inusual en los líderes de instituciones milenarias: la capacidad de reconocer errores y corregir el rumbo con humildad. Un Papa humano, un Papa de carne y hueso.

Francisco fue más allá de los muros de la Iglesia. Participó en los grandes debates del mundo contemporáneo con un lenguaje claro, comprometido y desafiante. Su encíclica Laudato Si’ (2015) sobre el cuidado de la casa común fue celebrada por científicos, activistas y líderes políticos como una de las contribuciones más relevantes en la lucha contra el cambio climático. En ella afirmó: “El desarrollo no se reduce al crecimiento económico: para ser auténtico debe ser integral”.

En 2020, en plena pandemia, publicó Fratelli Tutti, donde propuso un modelo de fraternidad social y política, denunciando el neoliberalismo sin rostro, el racismo estructural y la violencia como instrumento de poder. “La lógica del éxito a cualquier precio debe transformarse en una lógica de servicio”, reafirmó.

Encuentros que marcaron época

El lenguaje corporativo hablaría de networking. Y en este sentido, Francisco no se aisló. Se encontró con Barack Obama, Donald Trump, Angela Merkel, Xi Jinping (indirectamente), Vladimir Putin, Joe Biden, Justin Trudeau y Emmanuel Macron. Recibió en el Vaticano a Greta Thunberg, Lionel Messi, Leonardo DiCaprio, Evo Morales y Bono, entre muchos otros. Más allá de los nombres, lo que impresionaba era su habilidad para mirar a los ojos, escuchar con atención y hacer sentir al otro como alguien único. Este rasgo de empatía y de humanidad hacía que conecte rápidamente con las personas.

En 2019, en Abu Dabi, firmó con el Gran Imán de Al-Azhar un histórico documento por la fraternidad humana. Y en 2021 viajó a Irak, convirtiéndose en el primer Papa en visitar ese país. Allí, en medio de ruinas y amenazas, abrazó a líderes chiitas, cristianos y yazidíes, proclamando: “La paz no exige vencedores ni vencidos, sino hermanos”.

A menudo se dijo que Francisco era un “líder espiritual”. Creo que, en realidad, fue mucho más: fue un líder humano. Comprendía el poder como una responsabilidad moral, ejercía la escucha activa, se alejaba del culto a la personalidad y promovía la construcción colectiva.

Diez claves del liderazgo de Francisco

En tiempos donde abundan los liderazgos vacíos, autoritarios o puramente técnicos, Francisco fue una anomalía luminosa. Su estilo queda como testimonio y como desafío. Porque, como él mismo dijo: “El liderazgo auténtico no se impone desde el poder, sino que se construye desde la compasión, la humildad y el servicio a los demás.

Fuente: telam

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