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17/04/2025

Seis curiosidades de “Game of Thrones”: del “desplante” de la reina Isabel II a los “lobos terribles” que la ciencia logró revivir

Fuente: telam

Se cumplen catorce años del estreno de la serie de HBO. Se convirtió en la más vista y la más premiada, aunque los fanáticos juntaron firmas para que grabaran otro final

>David Benioff y D.B. Weiss leyeron por separado los libros de Hay degüellos y puñaladas. Venganzas y ambiciones. Frente a esa escena, ambos productores televisivos supieron que en esa historia que leían podía pasar cualquier cosa porque cualquier personaje, incluso los más protagónicos, podía morir en cualquier momento. Ahí supieron que querían convertir esa saga de literatura fantástica en una serie de televisión.

No sabían que se les estaba ocurriendo la más premiada y la más vista de la historia: Después del “enganche” que les provocó a Benioff y a Weiss esa escena, decidieron abordar al escritor estadounidense para convencerlo de que les vendiera los derechos de adaptación de su saga literaria a un producto televisivo. Le contaron que los hechos ocurridos en la “Boda Roja” los habían convencido de que ahí había una gran historia para el formato audiovisual.

George R.R. Martin, que había aceptado almorzar con ellos en Palm Beach para escuchar la propuesta, los puso a prueba. Les preguntó por pormenores de la saga para ver si la habían leído completa y con atención, e incluso les preguntó qué imaginaban para el futuro (aún no escrito) de algunos personajes.

Finalmente, como vio que Benioff y Weiss estaban realmente interiorizados con la saga, y que, como él, estaban convencidos de que cualquiera podía morir en cualquier momento, aceptó la propuesta y se comprometió a participar en los guiones, algo que no se sostuvo en todas las temporadas.

Game of Thrones debutó en HBO en 2011: las primeras cinco temporadas se basaron en la saga publicada por Martin. De la sexta a la octava, se trabajó con las claves principales de libros que el escritor, al día de hoy, aún no publicó. Y los productores decidieron introducir varios cambios en la trama, incluso los hechos contados en la emblemática “Boda Roja”.

En la saga Canción de hielo y fuego hay personajes que no hablan en inglés, el idioma imperante en el mundo fantástico inventado por George R.R. Martin. Son los que hablan Doth’raki y Alto Valyrio, dos lenguas especialmente presentes en la trama que sigue el destino del clan Targaryen, especialmente a su gran protagonista, Daenerys.

Pero para la adaptación televisiva, las palabras en esos idiomas que había llegado a inventar George R.R. Martin en sus libros eran demasiado pocas. No alcanzaban para construir un dialecto en el que pudieran expresarse cómodamente varios personajes que iban a tener interacción con distintos protagonistas.

Los productores ejecutivos intentaron desarrollar cada uno de esos dos idiomas de forma tal que tuviera un sentido, tanto fonético como lingüístico. Pero enseguida se dieron cuenta de que no era una tarea para cualquiera, así que contrataron David J. Peterson, el lingüista que “construyó” tanto el idioma Doth’raki como el Alto Valyrio.

En su saga, George R.R. Martin inventó un mundo. La saga El señor de los anillos, creada varias décadas antes por J.R.R. Tolkien, fue una gran inspiración para imaginar todo ese universo que cuenta en Canción de hielo y fuego. Sin embargo, algunos elementos de la trama le deben mucho a hechos históricos que sí ocurrieron.

Por un lado, la Guerra de las Dos Rosas inspiró la Guerra de los Cinco Reyes que cuenta la historia de Martin. La verdadera contienda bélica se produjo en el siglo XV y enfrentó a las casas York y Lancaster, que se disputaban el derecho al trono de Inglaterra. Algo de todo eso se refleja especialmente en el enfrentamiento entre los Lannister y los Stark, dos de las familias protagonistas de la serie.

A la vez, el enorme muro que separa el mundo habitado por los hombres del que habitan los peligrosísimos “caminantes blancos”, ese muro detrás del que la muerte es casi el único destino posible y que es vigilado constantemente por la Guardia de la Noche, está inspirado en el Muro de Adriano.

La popularidad de la serie fue casi inmediata. Aunque el primer capítulo -que grabaron una vez, mostraron, les fue pésimo, cambiaron casi completamente y volvieron a grabar- no fue especialmente exitoso, con el correr de las emisiones los televidentes se fueron sumando de a millones. Al final de la primera temporada, Game of Thrones era el suceso televisivo del año y prometía ir por más.

Hizo el recorrido y, claro, la invitaron a sentarse en el disputado Trono de Hierro, ese que quiere para sí cada uno de los clanes en medio de guerras, conspiraciones, espionaje y alianzas. Pero la Reina les dijo que no, que no se iba a sentar en ese trono.

El motivo la excede: por protocolo, ningún monarca británico puede sentarse en un trono que no sea el de su Corona. Y eso incluye, parece, hasta los reinados ficticios.

Game of Thrones tuvo 160 nominaciones a los premios Emmy, el máximo récord de una serie televisiva. Recibió 59 de esos premios. Peter Dinklage, el actor que encarnó a ese por momentos héroe y por momentos villano que es Tyrion Lannister, rompió una barrera inédita: fue nominado ocho años seguidos -las ocho temporadas- al Emmy a Mejor Actor de Reparto. Ganó cuatro.

Sólo en Estados Unidos, 19 millones de personas miraron su último capítulo. En el mundo fueron casi 40 millones. Y eso sólo por los canales oficiales. A eso hay que sumarle la piratería, que aunque es incalculable, se estima que fue similar a los televidentes que la siguieron por la emisión de HBO.

La casa Stark, una de las familias que se disputa el poder en los Siete Reinos, tiene un “lobo huargo” como símbolo. Pero, además de esa simbología, ese animal fantástico acompaña a varios de los integrantes del clan y, a través de su compañerismo y su ferocidad ante el enemigo, los protege.

Hace apenas una semana, una noticia revolucionó al mundo de la ciencia. La empresa estadounidense dedicada a la biotecnología Colossal Biosciences Según la empresa norteamericana, a través de huesos de animales de esa especie ya extinguida habían logrado, con intervención de la ingeniería genética, “reconstruir” a los “lobos terribles”. Ahora mismo hay tres ejemplares vivos: Rómulo, Remo y Khaleesi, un nombre inspirado en la trama de la serie de HBO.

Más allá de la discusión científica, el anuncio enseguida fue vinculado a aquellos “huargos” de la casa Stark. Es que Game of Thrones está definitivamente instalada en el inconciente colectivo, muy lejos de que se extinga la marca que dejó en las millones de personas que se volvieron fanáticas.

Fuente: telam

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